Sobrevivientes, representantes de organismos de derechos humanos, autoridades provinciales y locales señalizaron la Quinta Operacional de Fisherton, el ex centro clandestino de detención, ubicado en San José de Calasanz al 8000, que funcionó durante la dictadura a metros del Mercado.

El acto contó con la participación de representantes del gobierno provincial, autoridades de la municipalidad y concejales de Rosario. Además, estuvieron presentes sobrevivientes de la última dictadura cívico militar, entre ellos Fernando Brarda, quien estuvo detenido en ese centro de detención y tormentos.

Una de las particularidades de la señalización, es que el lugar fue completamente demolido hace dos años atrás. La destrucción del lugar fue revelada por el semanario El Eslabón en febrero de 2016.

Según contó a este medio, al momento de su secuestro Brarda era un joven empresario que “jamás se había metido en política” hasta que durante una jornada de agosto de 1976 fue secuestrado por una patota de la dictadura y llevado a la Quinta Operacional, donde compartió cautiverio con un grupo de jóvenes hombres y mujeres militantes del Partido Revolucionario del Pueblo-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), algunos de ellos empleados de la fábrica de su familia.

Tras haber sido sometido a diferentes tipos de tormentos, ser testigo del infierno vivido en lo que más tarde se supo fue la Quinta Operacional de Fisherton, y convertirse en un sobreviviente del terrorismo de Estado, el hombre se dedicó a dar testimonio de lo ocurrido en ese lugar –declaró en 1984 ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) y luego varias veces más–.

Una de sus principales preocupaciones fue ayudar a buscar a los niños de dos de las chicas embarazadas que estaban detenidas con él; la otra, dar con el sitio donde sufrió la peor pesadilla de su vida, que al fin pudo ubicar en 2003, en el marco de la reapertura de los juicios a los genocidas. Pero la pesadilla volvió trece años después, en febrero de 2016, cuando una persona le avisó lo que estaba ocurriendo: “Están demoliendo la Quinta de Fisherton”, fue la frase que le “partió la cabeza” y lo llevó a hacer su denuncia ante este medio.

Ahora, desde este lunes, el lugar quedó señalizado como uno de los centros clandestinos de detención utilizados por el Batallón 121 de Inteligencia, junto a la Quinta de Funes, La Calamita, entre otros.

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