El acuerdo firmado carece de precisiones y plazos, pero tiene valor simbólico y las conversaciones seguirán. EEUU pretende la desnuclearización de Corea del Norte. A cambio, ofrece terminar con los ejercicios militares en el sur.

Es apenas un comienzo. Un acuerdo sin suficientes detalles ni plazos. Una declaración de buenas intenciones en un ámbito en el que las buenas intenciones suelen ser promesas vanas. Pero el valor simbólico es innegable. Por eso algunos grandes medios del mundo se animan a calificarlo de “histórico”.

Luego de un 2007 caracterizado por tensiones, provocaciones, insultos, bravuconadas, ejercicios militares, lanzamientos de misiles, y por momentos el temor a una escalada bélica, finalmente el encuentro, que a último momento llegó a suspenderse tras ser anunciado al mundo en forma oficial, se produjo esta semana en Singapur.

Teniendo en cuenta este contexto inmediato, la historia de setenta años de confrontación luego de la cruenta Guerra Corea (1950-1953), y los 25 años de intentos diplomáticos fallidos, es un avance hacia el diálogo. Un primer paso, tímido, inseguro, supeditado a nuevas conversaciones, claro.

EEUU actuó en su papel de gendarme planetario. El Imperio define qué países pueden tener armas nucleares y qué países no. El Imperio traza el Eje del Mal. El régimen comunista de Corea del Norte está del lado de Satanás, y la posesión de un armamento nuclear justifica una represalia imperial, como lo ha hecho con otros países, incluso cuando las armas de destrucción masiva eran apenas un invento de los imperialistas.

Trump ofreció, a cambio de la desnuclearización, “garantías de seguridad”. Y aquí el discurso del Imperio se parece al de la mafia. EEUU asegura a Corea protegerla de EEUU, siempre y cuando haga lo que EEUU quiere que haga.

De todos modos, tanto de uno como de otro lado, las promesas fueron vagas, sin plazos ni detalles de cómo implementar las medidas necesarias para convertirlas en realidad.

“Un gran cambio para el mundo”

Tras un encuentro de cuatro horas, los líderes de EEUU y Corea del Norte firmaron un compromiso para garantizar el desarme nuclear de la península asiática a cambio de “garantías de seguridad” brindadas por Trump. Tras la firma, ambos mandatarios coincidieron en que el acuerdo “va suponer un gran cambio para el mundo”.

Ambos países se comprometieron a cooperar en el desarrollo de nuevas relaciones y “la promoción de la paz, la prosperidad y la seguridad”.

“El presidente Trump se compromete a ofrecer garantías de seguridad a Corea del Norte, y el presidente Kim Jong-un reafirmó su firme e inquebrantable compromiso para la desnuclearización de la península de Corea», afirma el texto.

El acuerdo establece además que el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, se reunirá en “la fecha más temprana posible” con un alto funcionario norcoreano, que no identifica, para continuar con la negociación.

Ese diálogo se centrará en cuatro puntos, de los que el primero es un “compromiso a establecer nuevas relaciones entre EEUU y Corea del Norte de acuerdo con el deseo de los pueblos de los dos países de que haya paz y prosperidad».

El segundo punto indica que las dos naciones, que hasta ahora no tienen relaciones diplomáticas, “unirán sus esfuerzos para construir un régimen de paz duradero y estable en la península coreana”.

En tercer lugar se “reafirma la declaración de Panmunjon”, sellada por las dos Coreas el pasado 27 de abril y en la que Pyongyang se comprometió a la desnuclearización, aunque el texto no establece plazos.

El acuerdo tampoco menciona que la desnuclearización de la península tenga que ser “completa, verificable e irreversible”, como había defendido la Casa Blanca antes del encuentro. La falta de estas precisiones en el texto dio lugar a críticas en EEUU, donde acusaron a Trump de hacer demasiadas concesiones a Corea del Norte.

Asimismo, también se discutió acerca de las viejas heridas que dejó la guerra. En este sentido, acordaron “recuperar los restos de los prisioneros de guerra o desaparecidos en combate” y “la repatriación inmediata de los que ya han sido identificados”.

Trump y Kim calificaron en el texto que el encuentro fue “un acontecimiento histórico” y decidieron implementar las estipulaciones del acuerdo “de forma completa y expedita”.

“Estamos listos para dejar atrás el pasado. El mundo va a presenciar un gran cambio”, señaló el líder de Corea del Norte, al tiempo que expresó su “agradecimiento” a su homólogo estadounidense.

Trump aseguró que estaba desarrollando “un vínculo muy especial” con Kim. “Vamos a ocuparnos de un problema muy grande y muy peligroso para el mundo”, señaló el mandatario de EEUU al tiempo que prometió que el proceso de desnuclearización de Corea del Norte comenzará “muy rápido”.

Lejos de las burlas y los insultos, llegó a llamar al mandatario de Corea del Norte “Rocketman” (“hombre-cohete”), Trump, en declaraciones a la prensa dijo que era un hombre “con mucho talento” que “ama mucho a su país”, y anunció que se reunirán «muchas veces» a partir de ahora. Al ser consultado sobre si lo invitaría a la Casa Blanca, el mandatario respondió: “Absolutamente, lo haré”.

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