La imagen relajada, apacible, de Luis D’Elia, contrasta con el personaje mefistofélico construído alrededor de su figura por las grandes corporaciones de la comunicación. El referente nacional de la Federación de Tierra y Vivienda y el Partido Miles acompañó la edición especial por el Día de la Bandera del programa Poné la Pava como un oyente más, sentado sobre las escalinatas del Parque España. En el transcurso de la radio en vivo, los seguidores de la tira que se emite de lunes a viernes de 7 a 10 en Radio Gran Rosario (FM 88.9) aprovecharon la jornada para sacarse mil selfies con el dirigente que, sin ocupar grandes cargos durante los doce años de kirchnerismo, fue una de las referencias políticas más reconocidas del período, por propios y extraños, blanco de expresiones de amor militante y odio contrera. Tras pasar cuatro meses de prisión preventiva, en el marco de la polémica causa del Memorándum con Irán, que definió como “una enorme venganza oligárquica”, estuvo en Rosario el pasado 20 de junio y aceptó un mano a mano con El Eslabón.

—Parecen lejísimos los tiempos en que Cristina encabezaba el Día de la Bandera, cuando todas las organizaciones movilizaban y copaban el Monumento. ¿Qué te trae a Rosario este 20 de junio?

—Estamos en momentos en que la patria está verdaderamente en peligro. Hemos vuelto al Fondo Monetario Internacional, con sus recetas de ajuste brutal de Milton Friedman y del modelo neoliberal conservador que hace sesenta años que fracasa en el mundo. Por eso estamos acá, para decir no al FMI.

—Hay quienes evalúan como lento el desarrollo de la resistencia al proyecto neoliberal que representa Mauricio Macri, y otros que consideran que es cada vez más potente. ¿Cómo la ves vos?

—Esta es una sociedad mucho más politizada que la de los noventa, producto de los doce años de Néstor (Kirchner) y Cristina (Fernández), por eso nosotros estimamos que el proceso de recuperación es más acelerado. Por otro lado yo evalúo que Macri tiene ya terminada la relación con la sociedad, electoralmente no le queda ninguna salida, por lo que solo le quedan dos caminos: la represión o el fraude. Y nosotros no queremos ni represión ni fraude.

—Es cierto el desgaste de Macri, y que hay una resistencia creciente, pero las elecciones hay que ganarlas. ¿Cómo imaginás el armado de cara al 2019?

—Lo imagino con Cristina. Cristina es Perón. Ella va a ganar las próximas elecciones. También aparecen más referentes nacionales. Acá en Santa Fe el papel de Agustín Rossi tiene un altísimo valor.

—¿No te parece que aún siguen demasiado abiertas las diferencias dentro del peronismo y el campo nacional y popular como para contener a todos los espacios en un mismo armado? ¿Vos creés que eso se va a ir saldando antes de las elecciones?

—Con algunos no. Con otros sí. Sí creo, por ejemplo, que se va a reestructurar la relación con buena parte del sindicalismo combativo. Con los Moyano, la Corriente Federal. Pero creo, por otro lado, que otros sectores del movimiento social, a los que (Horacio) Verbitsky llama el Movimiento Carolina, van a construir por izquierda para Macri, sacándole cuatro o cinco puntos a Cristina y mejorando las posibilidades de Cambiemos.

—Hubo un hecho que tal vez no tuvo la trascendencia que debería haber tenido, que fue cuando Hugo Yasky anunció la posible reunificación de la CTA con la CGT. ¿Ves posible que se concrete?

—Yo creo que va a haber unidad de los sectores combativos, pero el 22 de agosto va ser imposible que se gane el Congreso de la CGT. No dan los números de los congresales. Pero nos va a permitir, con Camioneros, con la Corriente Federal y las dos CTA, armar una nueva CGT, algo similar a lo que fue la CGT de los Argentinos.

—¿Y en ese camino de rearmados de los frentes sociales, sindicales y políticos, ¿adónde te ves vos y a tu espacio? ¿Jugando qué rol?

Es muy temprano todavía. Pero te cuento que el otro día me saqué una selfie con Aníbal Fernández y explotaron las redes, y eso es un síntoma. Somos muy queridos en el movimiento nacional. Nosotros estamos a disposición de lo que Cristina diga.

Fuente: El Eslabón

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