Cambiemos está más ocupado en congraciarse con el Pentágono que en reprimir la protesta social con las FFAA, para lo cual le bastan Gendarmería, Prefectura y las policías provinciales y Federal. El decreto 683/18 como parte del acuerdo con el FMI y el vaciamiento de Defensa.

El presidente Mauricio Macri primero anunció, el lunes pasado –desde Campo de Mayo– una “nueva directiva de política de defensa nacional”, que por primera vez en 35 años de democracia incluye la “colaboración” de efectivos de las Fuerzas Armadas en tareas de “seguridad interior”. Al día siguiente, esa “nueva directiva” ya tenía forma de decreto y se publicó en el Boletín Oficial.

Concretamente, se sustituyen dos artículos del anterior decreto N° 727/06, elaborado por el gobierno de Néstor Kirchner, y la definición de agresión externa deja de contener la palabra “estatal”, de tal modo que no es necesario que la Argentina sea agredida por otro país para que las FFAA puedan intervenir. También se elimina el decreto N°1.691, que establece la organización, estructura, funciones y prioridades de las FFAA.

Además, el decreto macrista establece que las FFAA pueden brindar apoyo logístico a las fuerzas de seguridad, lo cual estaba absolutamente delimitado a situaciones muy particulares.

La crítica generalizada –justificada en la trágica experiencia de las décadas de los 50, 60, 79 y 80– se concentró en la posibilidad de un retorno a la doctrina de seguridad nacional, del enemigo interno, y la consecuente intervención militar en la represión de la protesta social y política.

La Caja de Pandora abierta por Macri y sus secuaces no impide que ello ocurra, pero algunas voces autorizadas por su experiencia de gobierno, y los detalles del propio decreto, permiten abordar la decisión del régimen de Cambiemos a partir de un análisis que vincula a las políticas exterior y económica de una administración a la que no le pesa alinearse con la geopolítica del Departamento de Estado.

el eslabón dialogó con dos ex ministros de Defensa, un ex jefe de Gabinete de esa cartera y un alto oficial retirado de las FFAA. Existen puntos de coincidencia entre los tres primeros, sobre todo en inscribir el cambio introducido por Cambiemos como una concesión a las exigencias del Comando Sur del Ejército de los EEUU.

El militar consultado acepta esa hipótesis, pero le preocupa más un “viraje” que el gobierno de Macri viene realizando respecto de los roles de las FFAA y las de Seguridad: “Al Gobierno anterior a menudo lo criticábamos por no atender las necesidades de las tres armas, pero lo que está haciendo esta administración no tiene precedentes. Directamente dejó de pensar en una política hacia las FFAA”.

Las desavenencias entre el gobierno de Cambiemos y las FFAA pueden sintetizarse en cuatro grandes rubros: los bajos salarios, la desinversión y el vaciamiento de su capacidad operativa, el escandaloso caso del hundimiento del submarino ARA San Juan, y la postergación o ninguneo de las FFAA respecto de las fuerzas de seguridad.

Para el militar, quien opinó a nivel personal y requirió dialogar con este medio en off, para “evitar polémicas y malos entendidos”, se notorio que “primero este Gobierno se olvidó de las FFAA, luego las desfinanció, y ahora quiere utilizarlas, sin una mirada estratégica propia, para sus fines políticos. El ejemplo del ARA San Juan habla más del rol que le asigna esta administración a las FFAA que cualquier decreto o declaración”.

Profundizar la dependencia

El ex canciller Jorge Taiana fue uno de los primeros en vincular el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el decreto del presidente Mauricio Macri que habilita a las FFAA a intervenir en cuestiones de seguridad interior. “No creo que la presencia del FMI esté desvinculada de la decisión que ha tomado el Poder Ejecutivo de dar participación a las FFAA en las cuestiones de seguridad interna. Es parte de una política que tiende a subordinar a la Argentina a los EEUU y que en el caso de la Defensa tiene desde hace muchos años el interés norteamericano en reducir la autonomía y las posibilidades de las fuerzas de defensa nacionales en Sudamérica, fortalecer el Comando Sur, la IV Flota, y paulatinamente ir al viejo objetivo de ellos, que es transformar las FFAA en guardias nacionales, que se ocupen subsidiariamente de la seguridad”.

El ex ministro de Relaciones Exteriores, además, cuestionó a quienes alegan que la Argentina no tiene hipótesis de conflicto y minimizan el rol de contar con una fuerza militar moderna y equipada. “Las FFAA tienen un rol disuasivo en todos los países, y son un elemento de política exterior y de poderío nacional. Las naciones tienen desarrollo industrial, educación, exportaciones, producción y tienen FFAA”. Y remató: “Nosotros debemos recordar que tenemos parte de nuestro territorio nacional ocupado por una potencia extranjera, de modo que decir que no tenemos que tener una herramienta, un instrumento militar para la defensa nacional y que hay que transformarlas y cambiarles el adiestramiento sólo se explica desde una política de subordinación y de pérdida de soberanía y autonomía nacional”.

En una misma semana, varios hechos apuntalan la voluntad política de entrega y pérdida de soberanía que tiene el Gobierno:

  • Trascendieron conversaciones privadas en las que Macri habría dicho que “hay que dinamitar” el astillero de Río Santiago.
  • El miércoles el mandatario sostuvo que “los contratos que tenía la Nación en Invap eran de la época de la magia y la plata no está”.
  • Aún se escucha el tintineo de las copas durante el brindis en la cena que el jefe de Estado ofreció a la titular del FMI Christine Lagarde en Olivos.

Es ostensible que con un proceso de endeudamiento como el que viene ejecutando el macrismo desde que asumió, sumado a las restricciones que impone haber vuelto al monitoreo y control de las decisiones económicas por parte del FMI, no existen visos de una posible política de desarrollo, mucho menos que éste sea autónomo e inclusivo.

Rossi: “Es una clara concesión al Comando Sur”

Foto: Manuel Costa

Para el ex ministro de Defensa Agustín Rossi, la decisión de Macri es clara, y no está tan relacionada con la posibilidad de incluir a las FFAA en tareas de represión de la protesta social, sino que tiene claros objetivos geopolíticos.

“En primer lugar lo que hay que decir es que este decreto, en materia de Defensa, significa alinearse con el Comando Sur del ejército norteamericano que, una vez caída la doctrina de seguridad nacional de las dictaduras militares en todo el continente, aplicó dos estrategias para las FFAA de Latinoamérica. Una, la doctrina de las nuevas amenazas, diciendo que debían combatir el narcoterrorismo. La otra, convertir a las FFAA en grupos especializados para actuar ante catástrofes naturales. Las dos tienen el mismo objetivo: sacar a las FFAA de su rol principal, que es el de defender al país, porque ellos entienden que para defender la soberanía de los países latinoamericanos están los norteamericanos. Bueno, esto convierte a las FFAA en policías de seguridad, así que claramente este decreto va en consonancia con los objetivos que tiene el Comando Sur para las FFAA latinoamericanas”.

Rossi hizo hincapié en que es tan importante la sustitución de los artículos del decreto 727 de 2006, como “la eliminación del decreto N°1.691, que es el que establece cuál es la organización, la estructura y las prioridades de las FFAA, el que dice claramente cuál es la doctrina, cómo hay que formarlas y por qué el objetivo primordial es que las FFAA combatan con un ejército de otro país, no enfrentar una amenaza interna”.

Pero hay otros peligros que el diputado peronista remarcó: «Ahí están los estudios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) tomando los casos de México y Colombia, y es notorio cómo se constata que la participación de las FFAA no redujo el narcotráfico y lo que creció fue la violencia, a causa del incremento del conflicto social y la cantidad de asesinatos”.

Con respecto a las versiones sobre la instalación de bases militares estadounidenses en la Argentina –otra cuestión central en lo que hace a la soberanía territorial– Rossi aclaró: “Eso hay que tomarlo con pinzas, porque en realidad ni se les llama bases, se trata de unidades de ayuda humanitaria, a partir de convenios que desde hace muchísimos años la Argentina tiene con los EEUU –acuerdos que han firmado casi todos los países de América latina–, que estaban vigentes durante nuestra gestión, y que funcionan así: los EEUU le ofrecían a algún gobernador instalar un destacamento de ayuda humanitaria, construirlo, con una cantidad de elementos, con personal civil, etc. Si fueran bases militares deberían contar con el acuerdo del Senado”.

Consultado acerca de la posibilidad de que esas bases sean utilizadas para otros fines, el ex ministro indicó: “Puede ser que metan a alguien, pero no efectivos militares. Puede haber algún personal civil de la embajada, pero para que se instale esa base debe tener la autorización del Poder Ejecutivo nacional. A mi el ex gobernador de Neuquén Jorge Sapag me pidió instalar una –que seguramente debe ser la que está ahora– y me negué a firmarlo”.

Evidentemente, ni Aguad ni Macri tuvieron reparo alguno en permitirlo.

Garré: “Nosotros resistimos la doctrina de las nuevas amenazas”

La ex ministra de Defensa y de Seguridad Nilda Garré coincide con Rossi en la mayoría de los aspectos que rodean al decreto de Macri, que redefine parcialmente el rol de las FFAA. “Es claro que en detrás del decreto lo que prevalece es la doctrina que el Comando Sur le quiere imponer a los países que considera en su órbita, y entonces el rol asignado a las FFAA es el de enfrentar lo que se denomina «las nuevas amenazas», esto es el narcotráfico, la trata de personas, el crimen organizado y, fudamentalmente, el terrorismo internacional, que para los EEUU es grave, ya que en las zonas donde tiene influencia, junto a su aliado Israel, tienen muchos problemas”.

Para la actual diputada nacional, “lo del narcotráfico pretende justificar lo de los terroristas, y después se van agregando otras amenazas, como las migraciones internas y a otros países, producto de guerras en Medio Oriente –la mayoría de ellas provocadas por los mismos EEUU e Israel–, los movimientos de los sin tierra, en fin, el Comando Sur las menciona como temas que están dentro de las nuevas amenazas”. La ex ministra añade que “últimamente han agregado lo que llaman «movimientos populistas», léase Venezuela”.

Garré remarca que hasta ahora “la Argentina no se había plegado a la doctrina de las nuevas amenazas, se había resistido”. Desde sus funciones, recuerda: “Nosotros, desde el Gobierno, lo resistimos, y el conjunto de los sectores políticos no pidieron modificar ese status, nadie presentó un proyecto para incluir a las FFAA en la seguridad interior”.

La legisladora recordó que “la propia Ley de Seguridad Interior delimita que sólo se puede pedir la ayuda de las FFAA en los aspectos logísticos, no operativos, y que si hubiera una situación de enorme conmoción y fuera necesaria la participación operativa de las FFAA, el Poder Ejecutivo le podrá solicitar a Congreso que autorice esa intervención, previa declaración del Estado de sitio”.

Garré coincide con Rossi en la trampa que constituye haber modificado el decreto 727 sacando la palabra “estatal”, que definía el carácter de la agresión al país, que justificaría la intervención de las FFAA. “De esta forma, el narcotráfico entraría como agresor, y aunque no sea un Estado, con el nuevo decreto se justificaría la participación militar. Y por supuesto, también abarca al terrorismo, a partir de una muy discutible interpretación que se hace sobre los atentados a la embajada de Israel y la Amia”.

La inclusión de la palabra “estatal en el decreto reglamentario de la Ley de Defensa no fue un capricho de Néstor Kirchner ni de su Gobierno. Garré explica que esa incorporación está “en consonancia con la Resolución 3.314 de la Organización de Naciones Unida (ONU) de 1964, que define agresión como el ataque armado de un país poniendo en peligro su integridad, soberanía, la vida de sus habitantes, etcétera”.

Las implicancias sociales que tiene delimitar la frontera entre el accionar de una fuerza armada y una de seguridad son aterradoras, y la ex ministra las desbroza con crudeza: “A las FFAA se las entrena para aniquilar al enemigo, y aunque esa palabra tiene connotaciones muy negativas, por todos conocidas –en el Operativo Independencia se usó la palabra aniquilar–, es una palabra muy bestial, pero es el término técnico, porque en rigor los militares se entrenan para aniquilar al ejército enemigo. En el caso de las fuerzas de seguridad ocurre todo lo contrario, un policía tiene que hacer un uso gradual, muy regulado de la fuerza, usar una fuerza letal sólo en caso extremo, en el cual peligra su vida o la de otra persona y no hay otro medio para usar”.

La diputada kirchnerista señaló, además, que para el control del narcotráfico, por ejemplo, alcanzaría perfectamente con la Gendarmería y las policías provinciales”. “Usar FFAA para capturar mulas, o bagalleros en la frontera es absurdo. El Gobierno sabe que el gran tráfico de drogas se hace a través de avionetas o por transporte fluvial, por la hidrovía”, indicó.

Un dato que refuerza la idea de que se puede combatir el comercio ilegal de drogas sin recurrir a las tres armas militares: “Cuando asumió el gobierno anterior, la Gendarmería tenía unos 17 mil efectivos, y ahora cuenta con más de 30 mil”.

El proyecto presentado para derogar el decreto de Macri será tratado en una sesión especial el próximo 8 de agosto. La propia Garré –presidenta de la comisión de Defensa–, participó el jueves de la conferencia de prensa junto a Daniel Arroyo, del Frente Renovador, Victoria Donda, de Libres del Sur, y Araceli Ferreyra, de Peronismo para la Victoria, en la que se anunció el pedido de sesión especial.

“Es necesario mantenerse en la doctrina que rigió durante 30 años, que garantizó la consolidación de un proceso democrático en la Argentina y también la normalización de las FFAA, a las que hubo que rescatar de la noche negra que habían protagonizado”.

Es tan elocuente la diferencia entre el gobierno kirchnerista y el actual en torno de las FFAA, que a pesar de los déficit que hubo respecto de la integración de las mismas a un proyecto nacional, el primero tuvo iniciativas que en el régimen macrista resultan impensables. Por ejemplo, la ex ministra recuerda que uno de sus objetivos no alcanzados fue llevar el presupuesto de Defensa de entre un 1 y 1,1 por ciento a 1,5 puntos del PBI, y subraya “Hoy ese porcentaje es del 0,9 del PBI”.

Garré, en esa dirección, mencionó en la charla el inédito episodio de la desaparición del ARA San Juan: “Esto que hemos visto ahora, dolorosamente con el hundimiento del San Juan y la muerte de tantos compatriotas, hay que relacionarlo con la anulación de los contratos que tenía Defensa con el Invap y con el despido de trabajadores de la Fábrica de Aviones de Córdoba, con el abandono del desarrollo satelital, de reactores, drones, radares, está todo vinculado”.

Pero hay un dato más que llamativo, que pinta de cuerpo entero al ministro Aguad, que no escarmienta con la tragedia del submarino hundido. Garré reveló que el actual titular de la cartera de Defensa “no está mandando las partidas destinadas a reparar el otro submarino, el ARA Santa Cruz, que es un arma estratégica, indispensable. Hace tres meses que está parada, absolutamente detenida esa reparación. Es imperdonable, es el único submarino estratégico que le queda a la Armada nacional y a la Argentina”.

Está claro que al kirchnerismo le faltó mucho por hacer, tal vez se haya quedado a mitad de camino de un sinnúmero de políticas, pero también es ostensible que se propuso diseñar un proyecto de Nación, tuvo en su genética un modelo soberano, autónomo, en la tradición del primer peronismo, con hambre de ciencia, de tecnología y de industria para el desarrollo inclusivo.

El régimen macrista sólo puede exhibir un sistemático plan de destrucción, de desmantelamiento de todas las áreas estratégicas, esas que ninguno de los países que Macri menciona siempre como ejemplos se dan el lujo de soslayar.

Como expresó la ex ministra Garré: “Es un crimen lo que están haciendo”.

De la ciberdefensa al negocio inmobiliario

Respecto de la concepción –tan meneada por el macrismo– de la ciberdefensa, Rossi aportó datos que resultan reveladores de la política de Cambiemos al interior de las FFAA y del sistema de defensa: “La ciberdefensa es considerada por algunos países como un arma más, que debe sumarse a la fuerza aérea, en el aire, a la armada en el mar, al ejército en tierra, y la ciberdefensa en el espacio virtual, las redes, etcétera. Yo creo que no es para tanto, que es una problemática que atraviesa a todas las fuerzas”.

El legislador, en ese sentido, reveló: “En el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, durante mi gestión en Defensa, se creó el Comando de Ciberdefensa, ordené que cada una de las fuerzas creara una dirección de Ciberdefensa, y se constituyó, en el ámbito del Ministerio, un Centro de Ciberdefensa, que funcionaba en un edificio que tenía la Armada en Puerto Madero. Bueno, cuando asumió el gobierno de Macri, lo desmanteló por completo, y vendieron los terrenos”.

Gurkas

El ex jefe de Gabinete de Defensa Sergio Rossi coincide en descartar que el decreto de Macri represente la decisión de reprimir el conflicto social con tropas militares en las calles. “El macrismo no tiene otra geopolítica que no sea la de la absoluta dependencia de EEUU, y eso se ve en la economía y también en la defensa. Y está haciendo lo que le pide el Comando Sur, le concede todo lo que la Argentina se resistió a entregar durante muchos años”.

Para el ex funcionario, “hay un proceso de vaciamiento material de las FFAA, a las que se desfinancia, se le pagan malos sueldos, se las posterga en pos de priorizar el equipamiento de las fuerzas de seguridad, y también hay una crisis de entrenamiento y profesionalización que es muy preocupante”.

Rossi vaticina que en el futuro inmediato, a partir de la doctrina de las nuevas amenazas, el rol que el gobierno de Macri le pretende otorgar a los militares será poco menos que el de “mercenarios”, sujetos a las directivas del Pentágono.

—Algo así como gurkas modernos–, intentó graficar este medio.

—Los gurkas tenían más jerarquía–, fue la lacónica respuesta.

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