De la servilleta menemista a los cuadernos macristas, y más allá de la diferencia de soportes, el juez Claudio Bonadío ha mantenido una línea de coherencia: su predisposición servil hacia el poder.

Convertido gracias a las corporaciones de la comunicación, tal vez las entidades más putrefactas de nuestro país –desde antes incluso de la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada–, en una suerte de abanderado de la cruzada anticorrupción, siempre y cuando ésta se pueda escribir con K, esta semana volvió a la carga para montar una nueva operación de distracción y engaño.

La maniobra persigue varios objetivos, todos coligados a los mismos intereses. Ofrecer una cortina de humo para tapar los efectos de la debacle económica que está produciendo el modelo económico de Macri. Desviar la indignación provocada por el escándalo de los aportantes truchos de las campañas electorales de Cambiemos, que a diferencia de las fotocopias de las presuntas libretas del dudoso chofer y ex Sargento del Ejército, sí están respaldadas por documentos públicos: nada menos que la base de datos robada del Ansés. Impedir el retorno de Cristina o cualquier armado de corte nacional y popular, “populista”, como ocurre con Lula en Brasil o con Correa en Ecuador.

Sobre todo eso se escribe en esta edición de el eslabón, entre otras cuestiones.

También soplamos la cortina para contar que los recortes y despidos en el sector público y privado no se detienen, como sucede con los y las laburantes de la Secretaría de Agricultura Familiar, el INTA, el Conicet, Vassalli o General Motors. Para dar voz a los docentes Universitarios que lanzan una nueva protesta, esta vez itinerante, como la de los maestros de Ctera, hoy de luto por la explosión de gas en una escuela bonaerense que se llevó puestas dos vidas que se podrían haber salvado “si el Estado conducido por María Eugenia Vidal hubiera estado presente”, como reclaman.

El humo de Bonadio no nos impide hablar de lo que pretende esconder esta alianza de corporaciones judicial, política, económica y mediática, como lo hacemos en las primeras páginas de este semanario; ni celebrar las pequeñas victorias obtenidas aún en este contexto de agresiones y retrocesos para las mayorías populares.

Para tomar envión, para registrar que cuando jamás se abandona, la lucha nunca está perdida, en esta redacción nos aferramos a esas 128 enseñanzas de las Abuelas, con la misma fuerza y potencia con la que nuestras queridas viejas abrazan a su nieto recuperado. Como dice esa que nos sabemos todos y todas: imitemos el ejemplo, pero en este caso, de esas mujeres argentinas.

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