A la luz de lo recientemente acontecido con el tratamiento de la ley IVE, y sabiendo de antemano que muchos de mis contactos más cercanos a una visión ligada a la Iglesia, se enojarán, quiero recordar algunos hechos llevados adelante por esa inigualable experiencia histórica que fue el peronismo de la década de oro.

Y es algo que tiene relación al aborto, es algo que lo integra y que, adrede o no, no ha sido muy mencionado: la cobardía de los hombres.

Sólo para detenernos en el siglo pasado, diremos que decenas de miles de mujeres, a lo largo y ancho del país, han tenido que criar en soledad, muchas veces sin los mínimos recursos y con el escarnio social como sombra agobiante, a otras tantas criaturas, producto de relaciones en las que los hombres desaparecían ni bien se enteraban que la mujer estaba embarazada. Sin hacerse cargo, dejando sumida en la angustia y la desesperación a la mujer que traería un hijo en las peores condiciones imaginables.

Podía darse entre personas de una misma clase, y también muy frecuentemente por abuso o por ardid, entre el aristócrata y su criada. El resultado era el mismo.

Así decenas de miles de “guachos”, de “bastardos” venían al mundo y si salían adelante era gracias al sólo y entero sacrificio de sus madres. Rechazados socialmente, sintiendo las miradas acusadoras y escuchando hablar horrores de sus pobres y sacrificadas viejas, esos changuitos recién fueron reivindicados cuando el peronismo irrumpió en la Historia.

Claro que fue con limitaciones, entendamos cuál era la época y concluiremos que, como en tantas otras cosas, el peronismo fue absolutamente revolucionario. No pretenderán los cientistas sociales que abordan la temática que en aquel entonces Evita hablara de las parejas “cis género”, del “patriarcado” o de la “hétero norma”.

El reconocimiento por parte del peronismo de los hijos extra matrimoniales en un rango de igualdad con los hijos matrimoniales (se dejó de lado la clasificación entre naturales, adulterinos e incestuosos) tuvo sus orígenes en los mismos inicios del peronismo, con un proyecto de Cipriano Reyes, que no prosperó. Pero finalmente en 1954 se impuso el de Antonio Benítez, que se nutrió de las posturas más radicalizadas dentro del peronismo y del feminismo que hasta el momento existía en posición marginal.Y la Iglesia y sus adláteres se enfurecieron. Lo declararon intolerable.

Porque ese derecho era una afrenta para la Iglesia y para la pequeña y gran burguesía, ya que según su visión, igualando al extra matrimonial con el matrimonial se reducía al matrimonio a una mera “unión sexual”. Y además, el fantasma del “Goce del Otro”: ¡esos negros sí que cogen!¡y como animales! El enigma de ese goce provoca el odio y el rechazo. Al sabalaje parece ser que nunca le duele la cabeza.

Los propios Perón y Eva configuraban una pareja que desafiaba los rígidos cánones de la época, tanto por las dudas sobre sus orígenes que alimentaban todo tipo de fantasías, como por la constitución de la pareja, reforzada por la condición de la misma Eva: hija natural de una madre que la crió solita junto a cuatro hermanos, actriz…

Todos sabemos la virulencia con que la oligarquía y su perrito faldero, la pequeña burguesía, atacaba a Perón y a Eva: pedófilo, puta, indio, bastarda. Eran víctimas de la moral de clase de la época. Encima, una mujer que asumía un rol ejecutivo en la primera línea de gobierno: hembra masculinizada, sin hijos. Cartón lleno.

Ahora, unos datos duros que nos pueden ayudar a entender la postura de los senadores de algunas provincias:

Alrededor de 1940 en Argentina el porcentaje de inscripciones de nacimientos ilegítimos era del 29 por ciento. Alto. Pero si desagregamos por provincias veremos que en Salte era del 45 por ciento y en Jujuy del 46 por ciento.

Las oligarquías encomenderas del siglo XIX seguían vigentes en el XX y lo están ahora. Son sus herederos, son los mismos apellidos de la rosca comercial que asesinó a Güemes: Uriburu, Cornejo, Saravia, Ovejero, etc. Aquel octubre de 1869 Felipe Varela les perdonó la vida. Lástima.

Abusaban y abusan de las “chinitas” y las dejan tiradas. Es muy fácil desde allí oponerse a la despenalización del aborto. No son los pueblos los atrasados, son sus oligarquías que los tienen sojuzgados. He sido testigo en aquellas provincias de testimonios de esas lacras que no repetiré por pudor. Saben que cultivo el humor, saben que soy mal hablado, pero hay cosas que tienen que ver con el pundonor y la hombría de bien.

Son monstruos, y hoy se oponen a la IVE como ayer, hipócritamente, se oponían a la igualdad jurídica de todos los changuitos de nuestra tierra, esos que ellos procreaban por medio del abuso del poder y del engaño.

Volverá el peronismo y los derechos se ampliarán, no tengan dudas. No perdamos el tiempo poniéndole fichas a estos gurkas antinacionales y antisociales, a los que no les importa nada más que el “profit”. No los abracemos ni los felicitemos en la transversalidad por nada del mundo. Sólo trabajemos por volver y, como corresponde, ajustar las debidas cuentas.

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