La nueva disparada del dólar y la hemorragia de reservas del Banco Central sazonaron las medidas de apuro para cumplir con imposiciones del Fondo Monetario en materia fiscal. Cambiemos va siempre por el mismo camino, el del ajuste neoliberal. El gobierno de Mauricio Macri decretó la eliminación del Fondo Federal Solidario, por el cual provincias y municipios recibían desde 2009 el 30 por ciento de los derechos de exportación al complejo sojero. Este anuncio en particular cosechó fuertes rechazos a lo largo y ancho del país, ya que gobernadores e intendentes verán mermar de manera considerable sus recaudaciones impositivas, con las consecuencias que esto conlleva.

Cambiemos también suspendió por seis meses la baja de las retenciones a las exportaciones de aceites y harinas de soja, aunque las retenciones a la exportación de granos de soja seguirán disminuyendo según lo anunciado por el presidente de la Nación a grandes ruralistas. Además se redujo a la tercera parte el total pagado a exportadores por reintegros, anuncio que enojó a industrialistas que se dicen asfixiados por el plan económico del macrismo.
Con estas medidas, el Ministerio de Hacienda se propone alcanzar un “ahorro fiscal” de 65.500 millones de pesos durante este año y el próximo, tal el acuerdo firmado con el FMI, que la semana pasada envió una delegación al país. Por la supresión del Fondo Federal Solidario (FFS), también conocido como Fondo Sojero, creado durante el primer gobierno de Cristina Kirchner para transferir recursos destinados a financiar obras de infraestructura sanitaria, educativa, de vivienda y vial en ámbitos urbanos o rurales, las provincias dejarán de recibir 35.000 millones de pesos entre este mes y diciembre de 2019.

El distrito más perjudicado por el hachazo será Buenos Aires, seguido por Santa Fe y Córdoba. La suspensión de la quita de retenciones a la harina y el aceite de soja afectará principalmente al territorio santafesino, donde están radicadas las mayores firmas aceiteras y molineras del país.

“El FFS está compuesto por recursos provenientes de retenciones a la exportación de poroto, harina y aceite de soja y ha contribuido al federalismo, ya que sus recursos son coparticipados a provincias y municipios. También representa una herramienta de redistribución del ingreso, ya que se aplica sobre una de las actividades de mayor excedente de la economía argentina y se destina a desarrollo de infraestructura”, señalaron en un informe realizado por la regional Santa Fe del Centro de Estudios Económicos Scalabrini Ortiz (Ceso).

¿Qué impacto tiene la eliminación del FFS sobre la provincia de Santa Fe? “Entre enero y julio de 2018 Santa Fe recibió 1.292 millones de pesos por este fondo, un promedio de 184.691 millones por mes. Con la eliminación del fondo, la administración nacional le quita fondos a provincias, municipios y comunas, federalizando el ajuste para tapar su déficit”, indicaron desde el Ceso. Y calcularon: “La provincia de Santa Fe perdería en lo que queda de 2018 unos 1.200 millones de pesos. Y de cara a 2019, es de esperar una pérdida de más de 2.400 millones”.

En el reporte se resaltó que “como parte de estos recursos son coparticipados a municipios y comunas, su eliminación representará un perjuicio tanto para las arcas de la provincia, como la de sus 49 municipios y 312 comunas”. Desde el Ceso detallaron que “entre enero y junio de 2018 se han transferido del Fondo Sojero a los municipios y comunas de la provincia de Santa Fe un total de 190.468.906 pesos, de los cuales Rosario obtuvo 31,5 por ciento, la ciudad de Santa Fe 11,5 y el 57 por ciento se distribuyó entre los restantes 48 municipios y 312 comunas”.

En el informe que analiza el bombazo a partir de la eliminación del FFS en la provincia de Santa Fe se indicó que “en abril de 2014 el Fondo Sojero llegó a representar el 13,26 por ciento de los fondos recaudados por la administración nacional y distribuidos a la provincia de Santa Fe, mientras que en abril de 2018 significó sólo el 1,58 por ciento. La disminución de retenciones a los granos fue el principal factor que impulsó la baja de los recursos que la provincia obtenía mediante el FFS”.

Devaluación rima con inflación

Los anuncios pro ajuste en las cuentas públicas se conocieron un día después de la llegada de la misión técnica del FMI al país y en medio de una nueva devaluación del peso argentino, de alrededor del 10 por ciento, en otras jornadas agitadas teñidas de verde. El billete estadounidense pasó los 30 pesos, con infructuosas intervenciones del Banco Central en el mercado cambiario.

La estrategia del oficialismo (si la tiene) es confusa. El dream team parece desorientado frente a la coyuntura y la profundización de la crisis, en un contexto de recesión económica, con caída de la producción, el consumo, el poder adquisitivo de los ingresos y suba del desempleo, como otra variable de ajuste. Las cesantías y suspensiones se duplicaron en julio con relación al mismo mes del año pasado, de acuerdo a un relevamiento del Centro de Economía Política Argentina (Cepa).

Desde que Macri bailó en el histórico balcón de la Casa Rosada, en el inicio de su gestión a fines de 2015, la devaluación del peso fue superior al 200 por ciento. “No pasa nada, tranquilos”, dijo el presidente cuando fue consultado por la nueva disparada del dólar en los últimos días. La moneda norteamericana trepó 62 por ciento en lo que va del año y más del 75 por ciento en los últimos doce meses.

El dólar salta y los precios corren. La devaluación se hace sentir en las góndolas del súper, en la calle, en los servicios, en definitiva, impacta de manera negativa en el bienestar de los argentinos. Según datos del Indec, el índice de precios al consumidor de julio fue de 3,1 por ciento y acumuló 19,6 por ciento en lo que va del año. Subas en alimentos y combustibles motorizaron la escalada de los precios. La inflación interanual alcanza el 31,2 por ciento, muy cerca del porcentaje máximo acordado con el FMI de 32 por ciento, cuando todavía estamos en el mes ocho. En tanto, los precios mayoristas tuvieron en julio un alza del 4,7 por ciento.

Las proyecciones para el mes en curso no son para nada alentadoras, ya que ubican un nivel de inflación en alrededor del 4 por ciento, al calor de la devaluación continua y los nuevos aumentos en productos de la canasta básica alimenticia, combustibles, luz y medicina prepaga. A este ritmo el costo de vida acumulará en el año un encarecimiento del 35 por ciento. La “solución” que ensaya el gobierno de Macri, con el tutelaje del Fondo, es el ajuste permanente.

La suspensión de la quita de retenciones a la harina y el aceite de soja afectará principalmente al territorio santafesino, donde están radicadas las mayores firmas aceiteras y molineras del país.

Fuente. EL Eslabón 365

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