El concejal Juan Monteverde de Ciudad Futura incomodó a muchos de sus colegas de cuerpo al poner de manifiesto algo elemental como es que de ninguna manera podía quedar silenciada en el órgano deliberativo de la ciudad el sufrimiento que los rosarinos estaban teniendo ese día en el que otra vez volvían a ver licuadas sus expectativas de una vida digna.

El “enojo” fue por la forma en que Juan Monteverde expresó su indignación, tratando de rata a un concejal de Cambiemos que se retiraba del recinto “ofendido” sin dar el debate, por las infamias a que su partido está sometiendo a un pueblo.

El discurso de Juan Monteverde fue impecable, sincero y contundente. Puso de manifiesto tres temas fundamentales:

»La destrucción de nuestro pueblo y el sometimiento de nuestra Nación por parte de Cambiemos mientras distrae con el circo de los cuadernos ausentes.

»La necesidad de manifestarlo en ese recinto que precisamente es el lugar donde los ciudadanos debemos expresarnos.

»La hipocresía de Cambiemos, una fuerza política acostumbrada al blindaje mediático que disimula sistemáticamente los daños que ocasiona al pueblo y a la Nación, que cuando se enfrenta cara a cara con alguien que lo deja en evidencia, huye porque no puede sostener el debate.

¿Qué le molestó a los que se molestaron? ¿Que Monteverde le haya dicho rata a Roy López Molina cuando se retiraba abandonando el barco sin dar el debate argumentando sentirse ofendido por el epíteto? ¿Que haya dicho que de seguir el gobierno teniendo esa actitud, si la gente se juntaba con nafta a prender fuego el recinto él estaría con la gente?

Motivo por el cual, lo ha demandado por violar la ley de defensa de la democracia e instigar al delito Guillermo Grisolía, un abogado que fue subsecretario de Gobierno en Funes, en la gestión de Cambiemos, y representante Jurídico del Arzobispado de Rosario. Grisolía además es un vehemente militante antiabortista, y directivo de la Mutual Cristiana de Ayuda Familiar, acusado de estafa y de espiar opositores en su gestión (ver Funes 24 del 29 de noviembre 2017).

O les molesta que alguien golpee la mesa, rompa la hipocresía y ponga en evidencia a los que prefieren seguir ocultando los desastres para que avancen libremente los infames y cada vez sea más difícil recuperar la justicia, la soberanía y el derecho a una vida digna.

Lo que resulta ofensivo es que los continuadores históricos de quienes bombardearon Plaza de Mayo, fusilaron sin juicio previo, desaparecieron 30.000 compañeros, que hoy destruyen el Estado de Derecho y la Soberanía Nacional, avalan la muerte por la espalda, quitan vacunas y medicamentos a los niños y ancianos, disminuyen jubilaciones y pensiones, destruyen la educación y la salud pública, despiden trabajadores y aumentando la desocupación y la pobreza, reprimen las protestas de los trabajadores despedidos, destruyen la industria nacional y el mercado interno, destruyen el desarrollo de la Ciencia y la Tecnología argentina, hipotecan el futuro de los argentinos mientras guardan sus ahorros en guaridas offshore y favorecen la fuga de divisas ingresadas por deuda pública a los amigos de fondos buitres y bancos extranjeros, se rasguen las vestiduras porque Juan Monteverde en el lugar donde el pueblo de Rosario se expresa, les diga RATAS.

Y lo que resulta verdaderamente indignante es que estos mismos integrantes de Cambiemos, pretendan retirar el busto de Néstor Kirchner de las plazas de Rosario acusándolo de “el ideólogo de una asociación ilícita que se apropió de manera sistemática de dinero del Estado».

¿Qué derecho les asiste a estos personeros del hambre, la pobreza del pueblo y la dependencia de la Nación Argentina, para profanar la imagen de una persona querida y reconocida por un enorme sector del pueblo y sobre el que no pesa condena alguna que no sea el resentimiento y el odio de estos personajes a los gobiernos populares?

De la misma manera que se bastardea el Estado de Derecho quebrando todo procedimiento constitucional en una campaña política persecutoria, basada en el apriete y la extorsión de algunos jueces y fiscales contra la ex presidenta Cristina Fernandez de Kirchner, aquí se pretende imponer mediante la calumnia y la injuria, sin juicio, pruebas ni verdad la voluntad de un grupo de resentidos irresponsables que con su actitud profundizan el desencuentro entre diferentes sectores de la sociedad.

Quiero recordar que Mauricio Macri, máxima autoridad de un gobierno que tiene 50 funcionarios procesados, formó parte de la cabeza del grupo emblema de La Patria Contratista que se desarrolló y enriqueció al amparo de la obra pública.

Un grupo económico al que se le estatizó su deuda privada durante la dictadura militar de 1976 según consta en todos los diarios de la época, deuda que pagamos todos los argentinos.

Un personaje al que se le descubrió en el affaire de los Panamá Papers que era miembro de sociedades offshore no declaradas, y que hoy pretende aparecer como el ángel salvador, honesto y pulcro que se indigna por la “corrupción” de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner a los que no se les ha probado a la fecha ningún tipo de delito, a pesar de la campaña persecutoria desatada por parte del Poder Judicial de Comodoro Py.

Todo forma parte del Circo que pueden hacer tratando de reemplazar al pan que son incapaces de ofrecer, siguiendo el razonamiento que un ministro le habría confesado a Carlos Pagni.

Esto también es lo que les molesta. Que no pueden dar respuesta a los representantes del pueblo de Rosario, por las nefastas consecuencias de la ineptitud manifiesta de Cambiemos para gobernar, que habiendo recibido al País por primera vez desde 1983 en una transición sin Crisis, al cabo de 2 años y medio producto de su absoluta irresponsabilidad y torpeza, lo sumergen en un desastre comparable al que dejaron sus antecesores neoliberales en el 2001.

Se retiran dando muestras de su pérdida de poder, se les termina la arrogancia, se les termina la posibilidad de la mentira salvadora, nadie les cree, habla Macri y sube el dólar.

Ni los sectores amigos que lo acompañaron mientras pudieron hacer negocios sobre las espaldas de los argentinos con la conocida bicicleta financiera y fugando las ganancias, están dispuestos a seguirlos en la caída.

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