¡Hola, chicas!… ¿Cómo están?… ¡Yo bien, regio!… Bueno, bah, regio es un decir. La verdad, estos días estoy bastante complicada.

¿Problemas con mi marido?… ¡No, para nada, es un divino!… Aparte, trabaja todo el día: a la mañana va a Tribunales, o al estudio, al mediodía siempre tiene comidas de trabajo, a la tarde va al club, porque dice que si él no pasa un rato por allí el Jockey se viene abajo, y a la tardecita, reuniones sociales con gente de la política, o de negocios. ¡Y claro, si no se mueve de esa manera el pobre Bartolito no podría sostener nuestro nivel de vida!… Y cuando vuelve a casa, es para cenar e irse a dormir al ratito, si termina agotado, el pobre. Así que imagínense: con él, ningún problema.

No, no, tampoco de salud. Mi salud, pese a los años, es excelente.

Pero ¿saben con qué tengo problemas?… ¡Con las sirvientas!… ¡Sí, así como lo oyen!…

¿Saben qué pasa?… Últimamente andan medio soliviantadas. Antes, venían mansitas, y hacían lo que les pedía. ¡Lo que fuese!…Pero ahora…Y lo peor del caso, es que no se trata de hayan cambiado porque se les ocurrió. ¡No, chicas, para nada!… Lo que ocurre es que les llenan la cabeza, se la calientan, y ellas se ponen terribles. ¡Terribles, chicas, se los aseguro!…

No, no, no se trata de que no quieran hacer nada. Las cosas las hacen, aunque sea de mala gana, porque no son tontas, saben que si se retoban quedarían de patitas en la calle.

Pero el problema es otro: ¡ahora me piden beneficios!… Sí, sí, lo que escuchan: ¡be-ne-fi-cios!…

¡Y qué se yo!… Fijate, una, la Juana, que tiene un hijo por ahí, creo que por Lomas de Zamora, me salió con que los domingos quiere franco para ir a visitarlo. ¡Sí, para ir a visitarlo!… Imagínense, la señora quiere salir todos los fines de semana, habrase visto…

¡Pero sí, ya sé!… Las sirvientas que tenía mi mamá venían de chicas, porque se las entregaba la familia, y después se olvidaban por completo, así tuvieran hijos. Ellas venían a casa porque así iban a tener vivienda, comida, ropa de trabajo, y terminaban siendo como de la casa… No te digo como de la familia, porque eso sería demasiado, pero sí como de la casa… En cambio éstas…

Pero no termina ahí la cosa. La otra, la Pepa, me salió con que quiere vacaciones, y aguinaldo. ¡Podés creerlo!… ¡Vacaciones, aguinaldo, aparte de todo lo que le damos!…

Claro, son los malos ejemplos. Les voy a contar. Parece que la Pepa tiene un hermano metalúrgico, que trabaja por Avellaneda. Bueno, la cuestión es que el sindicato les consiguió a esos metalúrgicos que les paguen aguinaldo y les den vacaciones. Sí, ya sé, los patrones se deben querer morir… ¡Imaginate, les están pagando unos sueldazos, y ahora, encima, les tienen que pagar vacaciones y aguinaldos!… ¡No puede creerse!

Pero la culpa no es del chancho sino del que les da de comer. Sí, claro, seguro, ese coronel subversivo que anda sacando leyes para permitir ese tipo de cosas.

¡Y sí, vieron!… ¡Así está este pobre país!… Miren, los militares son un cáncer. Mi marido siempre dice que son necesarios, pero que hay que tenerlos cortitos, que tienen que saber que siempre hay alguien que va a mandarlos. ¡Y claro!…Mi papá siempre se acordaba que el abuelo fue a pelear contra los indios en la época de Roca. Pero el abuelo era otra clase de militar, él no venía de una familia chusma. ¡No, para nada!… Sus antepasados fueron todos militares, eran una familia de militares, que fueron con San Martín a cruzar Los Andes. Imaginate, qué clase de gente… ¡Sí, como uno, seguro!…

Y bueno, el abuelo, que venía de esa familia, fue al sur con Roca, y anduvo peleando por allá. ¡Y gracias a él, nosotros podemos tener los campitos que supo dejarnos!…

Claro, pero éstos, viste… ¿De dónde vienen?… ¿De los gringos que llegaron para hacerse la América?… Son de lo peor, chicas, porque son de esa clase de gente bruta, sin roce. ¡No quiero pensar cómo deben comer, cómo deben vestirse!… ¡Sí, sí, un horror, verdaderamente!…

Así que yo creo que la culpa de todo la tiene ese coronel. Encima, me enteré que anda con una actriz de teleteatro, una arrastrada que se lo enganchó de la peor manera. ¡Qué espanto!… ¿Se dan cuenta que dúo hacen?…

Y bueno, chicas, en esas manos hemos caído. Quieren que los negros nos saquen todo, que se queden con lo nuestro. Y si los dejamos van a lograrlo, acuérdense de lo que les digo: se irán metiendo despacio, agarrarán primero una parte de nuestra casa, después otra, y al final, cuando queramos acordarnos, se quedarán con todo. Sí, sí, ellos adentro y nosotros afuera, con la casa tomada.

Más notas relacionadas
  • Motoqueros (capítulo 54 y último)

    Por la avenida, a eso de las diez de la mañana, camina hacia el norte arrastrando un carri
  • Motoqueros (capítulo 53)

    Después de haber pasado la noche en la calle, rodeado por esos seres que parecían sub-huma
  • Motoqueros (capítulo 52)

    Camina en medio de la oscuridad, sin rumbo. Se ha ido internando por un barrio de calles d
Más por Roberto Retamoso
  • Las niñas de Alcáser

    Fantaseábamos con ellas. Nos parecíamos en que éramos tres y teníamos quince años. La hist
  • Que no nos agarre la noche

    Yo no sé, no. Estábamos reunidos junto al sendero de bicis, pegado al arco de cilindro que
  • Una sangrienta puesta en escena

    La presunta “guerra contra el narcotráfico” promueve lo que dice combatir. Es una excusa p
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Las niñas de Alcáser

Fantaseábamos con ellas. Nos parecíamos en que éramos tres y teníamos quince años. La hist