Clarín y La Nación festejaron a lo largo y ancho de sus páginas web la llegada Carlos Rosenkrantz a la presidencia de la Corte Suprema de Justicia. El ahora magistrado ha sido abogado de ambas empresas mediáticas, entre una larga lista de corporaciones locales y multinacionales.

En Clarín no ocultan su dicha por el nuevo presidente de la Corte. Y le dedicaron toda la portada.

Con el ascenso de Rosenkrantz, cuestionado desde su arribo a la Corte por haber sido primero designado ilegalmente por un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) presidencial, y luego por haber firmado el polémico fallo del 2×1 para los genocidas de la dictadura –que fue dado vuelta por una ley del Congreso tras un levantamiento popular–, el alineamiento del supremo tribunal con la Casa Rosada y el establishment avanza varios niveles en un solo movimiento.

Según la información difundida por los medios porteños, los cambios se oficializarán el 1° de octubre. Elena Highton de Nolasco será la vicepresidenta, mientras que Lorenzetti seguirá como ministro del máximo tribunal.

La resolución se tomó este martes en una reunión que realizaron los ministros del máximo tribunal y en la que adelantaron una discusión que se esperaba para fin de año.

El nuevo binomio que asumirá la conducción del máximo tribunal realizó la propuesta de adelantar la votación y se impuso 4-1, con el apoyo incluido del presidente saliente.

Ronsenkrantz, de 59 años, fue nominado para integrar la Corte Suprema por Mauricio Macri. El magistrado asumió por los carriles institucionales luego de que el gobierno nacional reculara ante su primera definición, que había sido designarlo por DNU junto a Horacio Rosatti.

Además de haber entrado por la ventana, y luego por la puerta grande, gracias a Mauricio Macri y quienes avalaron su designación desde el Congreso, Ronsenkrantz es un abogado perteneciente al establishment vernáculo y realizó un extenso recorrido en defensa de grandes corporaciones económicas locales y multinacionales.

También a toda portada, en La Nación están exultantes ante la legada de Rosenkrantz.

De acuerdo a su currículum, tras recibirse en la Universidad Nacional de Buenos Aires, el supremo obtuvo un magíster y luego un doctorado de derecho de la Universidad de Yale (Estados Unidos) y hasta su designación como juez del máximo tribunal se desempeñaba como rector de la Universidad de San Andrés y era profesor en la New York University; en la Richmond School of Law, en la Denver University y en la Universitat Pompeu Fabra.

Los diarios Clarín y La Nación, aunque no sólo ellos, celebraron la buena nueva dedicando grandes elogios y espacio en sus páginas web. No es que la hayan pasado mal durante la gestión Lorenzetti, pero Rosenkrantz ha defendido sus intereses a sueldo y no hay razones a la vista para que ahora no lo siga haciendo. Mejor que haber sido amigo del juez, es haber sido su patrón y promotor.

En su desempeño como abogado, Rosenkrantz trabajó para firmas y entidades como Cablevisión, Grupo Clarín, Sociedad Anónima La Nación, Supercanal (Actual Grupo América), Farmacity, Claro, Grupo De Narvaez, La Rural Predio Ferial de Palermo, Carbap, MacDonalds Coporation, Mac Key, Musimundo, Pan American Energy (Petrolera de la familia Bulgheroni). Ni pobres ni ausentes, precisamente.

Fuentes: La Nación, Clarín, NA, CIJ

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