Un día antes de la primavera, una porción de la banda Los Monos irá por primera vez a juicio por la ley de drogas tras más de una década de operación en el mercado del narcomenudeo del Gran Rosario, lo que revela la morosidad de la Justicia Federal para ver lo evidente y la inocultable complicidad de un sector policial. Además del jefe de la organización Ariel Máximo Guille Cantero, recientemente condenado a 22 años de cárcel por homicidio y asociación ilícita, llegarán a los estrados su lugarteniente Jorge Emanuel Chamorro, las parejas de ambos, la madre, una tía y un tío de Guille y otros integrantes de la organización de la zona sur. Otro elemento destacable del caso, que le suma complejidad al asunto, es que los cabecillas narco habrían organizado la compra-venta de estupefacientes desde la cárcel de Piñero, donde cumplían prisión preventiva. Demostrativo de que el encierro no es, necesariamente, el final del proceso de lo que las autoridades denominan “lucha contra el narcotráfico”.

El miércoles de esta semana el flamante Tribunal Oral Federal 3 de Rosario rechazó la recusación planteada por los defensores de Guille Cantero, jefe de Los Monos, de dos de los tres integrantes del tribunal que debe juzgarlo junto a otros 31 acusados por tráfico de estupefacientes, por lo que se despejó el último de los escollos para el inicio de las audiencias orales.

Según informaron fuentes judiciales, se realizarán dos audiencias por semana y la tramitación del juicio podría extenderse hasta fin de año, estimación sujeta a incontables imprevistos.

El TOF3, que juzgará a Los Monos & Friends, estará integrado en esta ocasión por los jueces Eugenio Martínez Ferrero, Osvaldo Facciano y Ricardo Moisés Vásquez, quien reemplazará a su par Mario Gambacorta, que participó de una etapa de la instrucción de la causa en su antigua condición de fiscal federal.

Los acusadores serán la fiscal Adriana Saccone y representantes de la Procuraduría contra el Narcotráfico (Procunar). Finalmente, a pesar del exiguo espacio físico, el juicio se llevará adelante en los tribunales federales de bulevar Oroño al 900.

La causa es el resultado de una investigación que fue de menor a mayor –desde un búnker de zona sur a un galpón de acopio en Corriente y un camión que transportaba marihuana de Chaco a Rosario– en la que se secuestraron casi 700 kilos de cannabis y unos cinco de cocaína.

De acuerdo a la pesquisa, la banda funcionaba de un modo celular con negocios independientes de venta al menudeo a través de búnkeres, compras conjuntas al por mayor y vínculos horizontales entre los miembros, con funciones descriptas como de línea inferior –venta al público–, líneas intermedias –proveedores– y organizadores del negocio ilícito.

Foto: Andrés Macera

Al por menor

La causa que llevará a los cabecillas de Los Monos a juicio oral por la ley que sanciona –entre otras cosas– la comercialización ilegal de algunos estupefacientes se inició el 19 de noviembre de 2014.

Ese día el jefe de la sección Rosario de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina (PFA), subcomisario Raúl Hirch, comunicó a la Fiscalía Federal Nº3 que en la jornada anterior personal de la dependencia había observado “la posible comercialización de estupefacientes en la intersección de las calles Laprida y Chávez de esta ciudad, donde anteriormente había funcionado un búnker de venta de droga en el interior de un pasillo”.

Las tareas de seguimiento policial llevaron a otro búnker, ubicado en Platón 1454 del barrio Las Flores, terreno de Los Monos.

De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio de la Fiscalía, al que tuvo acceso el eslabón, Eric Quintana y Gonzalo Nicolás Rodríguez eran los encargados operativos de esos puntos de venta, en los que Kevin y Alan Quintana (hermanos de Eric) oficiaban de soldaditos.   

Los búnkeres eran regenteados por dos mujeres, siempre de acuerdo a la acusación: las hermanas Vilma Vanesa y Patricia María del Valle Reyna, esta última hermanastra de Patricia Celestina Contreras, La Cele, madre de Guille Cantero y también procesada en la causa.  

Foto: Andrés Macera

Juan Carlos Sánchez, el Sordo Juan, es la pareja de Vilma Reyna y compartían el domicilio de Estrella Federal 1978 del barrio Las Flores, donde los investigadores detectaron un VW Vento registrado a nombre de la mujer. Según la acusación, proveía de droga a uno de los puntos de venta investigados. También la pareja de Patricia Reyna quedó involucrada en el caso. Se trata de Mario David Imaraz, cuñado de La Cele, quien se mantuvo prófugo hasta que cayó en abril pasado en San Lorenzo.

Uno de los puntos de venta de drogas al menudeo que tenía como encargado a Gonzalo Rodríguez era provisto, también, por una mujer que en las escuchas es mencionada como Marisel.

“Rodríguez le entregaba la recaudación obtenida de su venta, y una vez con el dinero en su poder, Marisel era quien lo rendía a las encargadas o regenteadoras de esos puestos, apodadas Tía y Vieja, una de la cuales resultó ser la imputada Norma Bullón, quien también guarda una relación de parentesco con la familia Reyna, ya que es pareja de Daniel Reyna, hermano de Vilma y Patricia”, señala el requerimiento fiscal que se leerá en la sala de audiencias a partir del 20 de septiembre.

De la intercepción del teléfono celular que utilizaba Rodríguez también se desprendió que otro integrante de Los Monos, Cristian Hernán Bustos, el Gordo Hernán, era quien presuntamente brindaba “seguridad en la zona” de los búnkeres de Chávez y Laprida y en el de Platón al 1400. Bustos fue condenado a tres años de prisión en el juicio por asociación ilícita seguida por la justicia ordinaria a la banda de Las Flores, cuya sentencia se leyó en abril pasado.

Las tías viejas

Norma Bullón era apodada La Tía o La Vieja en las comunicaciones que mantenía para abastecerse y bajar los estupefacientes, entienden los fiscales.

Con los teléfonos de los protagonistas legalmente chupados, los investigadores descubrieron que había otra Tía o Vieja que, a su consideración, integraba el eslabón intermedio de la banda, proveyendo cantidades mayores de alcaloides y manteniendo el vínculo con los productores y estiradores de lo que en las comunicaciones se designaba como pollo, escama, alita o pura, según la calidad.  

Esta otra tía vieja era Gladis Obdulia Barrios, alias Kiara o Kiki, quien residió durante la investigación primero en Moreno 6035 y luego en Valparaíso al 3300 de Rosario. Gladis es tía, no de apodo, de Vanesa Barrios, la pareja de Guille Cantero.

En la misma línea los pesquisas detectaron a una mujer apodada Piba o La Flaca, aparentemente encargada de fraccionar la droga para la venta al menudeo. Fue identificada como Gladys Corbera y está prófuga.

Las comunicaciones de Gladis Barrios llevaron al Viejo, un hombre encargado de un cocina de producción de cocaína. El 18 de agosto de 2015 Horacio Luis Castgano, el Viejo, mantuvo esta charla con Barrios:

Castagno: Hola.

Barrios: Viejo.

Castagno: Si.

Barrios: doscientos de especial y cien de escama.

Castagno: A parte de eso eeee, este es el cambio? […] y te llevo también para el cambio?

Barrios: Sí, traeme los cien puro.

Al mes siguiente se registró otra conversación de índole similar:

Barrios: Viejo, ¿ya está la especial?

Castagno: Sí.

Barrios: Bueno. Escuchame, necesito que me traigas cincuenta […] y cincuenta de la pura […] ¿en cuánto me lo traés??

Castagno: Y, en un ratito…

Un seguimiento policial a Castagno permitió incluir en la nómina de sospechosos a Daniel Adrián Monserrat, Dani, quien residía en un taller mecánico de Madre Cabrini al 2300. Según la causa, ambos mantuvieron este diálogo el 3 de septiembre de 2015, en la cual el Viejo le dice a Dani: “Lo que pasa que ustedes la preparan y hay que dejarla cuatro o cinco días que tome”. A lo que Monserrat le respondió: “Claro, que absorba todo”, para luego referirle “ni que me mande a una escuela de química para estar practicando”.

En la misma línea intermedia de la organización la Fiscalía ubicó a Miguel Ángel Menéndez, presunto elaborador de estupefacientes y suegro de Monserrat, al igual que a su hija y pareja de Dani, Analía Menéndez, a quien le encontraron cocaína y una balanza de precisión en su domicilio de Madre Cabrini al 2300 cuando la allanaron.

Finalmente, también quedó acusada con un rol de provisión y tareas logísticas Daiana Suárez, Day, que es hija de Gladis Barrios y prima de Vanesa, la pareja de Guille Cantero.

En la cima

La causa ubica en la línea superior de la pirámide de la organización criminal a Vanesa Jaquelina Bario, la Vane, quien recibía órdenes de su pareja desde el interior de la cárcel de Piñero, donde estaba recluido cumpliendo prisión preventiva.

“Como demostración del rol jerárquico que Vanesa Barrios detentaba dentro de la organización criminal –dice el expediente–, se destacan algunas de las conversaciones telefónicas que mantuvo a través de su abonado intervenido. A modo de ejemplo, pueden citarse aquellas del día 31 de octubre de 2015, en las que Vanesa, desde una evidente posición directiva manifestó a Gladis Barrios: «vos tenés que preocuparte por el negocio y poner gente a trabajar… así cómo lo vamos a levantar al negocio?»; «Me lo podes mandar a Cuello para acá?»; como así también aquella en que refirió «el pibe se quede ahí, que camine ahí que no se deje agarrar ahí con los Gendarmes, que no se mueva porque él si se cambia, ya es otra zona…»”.  

Otra de las cabezas de la empresa familiar es, como se dijo, la Cele Contreras, madre de los Cantero. “Tanto Vanesa Barrios como Celestina Contreras administraban o gestionaban parte del material estupefaciente de forma autónoma, aún cuando lo hicieran bajo el halo protector que les otorgaba pertenecer a la banda de Los Monos”, señala el requerimiento de elevación a juicio.

Finalmente, la cúpula se conforma de acuerdo a la acusación con Ema Chamorro, lugarteniente de Guille y compañero de pabellón en la cárcel de Piñero, quien orquestaba el tráfico a través de otra integrante de la cúpula, su pareja Jésica Ayelén Lloan, Jessi.

Las escuchas dan cuenta de charlas entre ambos en los que la mujer brinda detalles de “los perfumes” vendidos y las cantidades recaudadas, condimentado con algunas discusiones sobre presunta falta de dinero y deudas por cobrar.

A través de las escuchas, los investigadores supieron que a fines de noviembre de 2015 los reos pensaban hacer una “bajada” de estupefacientes desde el norte del país. Así siguieron un camión Mercedes Benz que partió de Rosario la madrugada del 26 de ese mes y que pasó por un galpón de la ciudad de Corrientes y luego levantó una carga en la provincia de Chaco.

Fue detenido en la localidad de Santa Sylvia de esa provincia con 341,8 kilos de marihuana y su chofer, Andrés Pablo Lasalle, imputado por transporte de estupefacientes. Una mujer llamada Elizabeth Soledad Cocimi quedó acusada por brindar apoyo al camión desde un Cross Fox cuyo titular era Luis Pedro Peñalba, apodado Muchacho, quien organizó desde Rosario la llegada del cannabis, cuyo proveedor en el norte era el Paraguayo, Patrón o Rata Elías Javier Sánchez, quien cayó un año después por otra causa en Corrientes.  

En ese procedimiento denominado Los Patrones también fue detenido en el galpón de Corrientes antes mencionado Cristian Oscar Torancio, que residía allí con su familia y a quien le secuestraron 387 panes de marihuana. Está acusado por acopio.

En los más de 20 allanamientos ordenados en ese entonces por el juez federal 4 de Rosario, Marcelo Bailaque, también fueron detenidos Dora Insaurralde en calle 9 y Mellián de Rosario, con 44 envoltorios y 105 tubos de cocaína, y Diego Fabián Cuello.

Considerado a partir de las escuchas como proveedor de cocaína a Los Monos, dos meses antes de esa detención Cuello había sido absuelto en un juicio oral por el caso conocido como narcochacra. Se trató de un operativo realizado en un predio rural del Gran Rosario en el que se incautaron 17 kilos de cocaína presuntamente disimulados en un corral de cerdos.

El fiscal del caso pidió la absolución de Cuello y los demás imputados por considerar irregular el procedimiento policial. Un video muestra a un policía cuando abre un bolso con dinero encontrado en la chacra y tras gritar “bingoooo” lo deposita en un automóvil particular.

En el operativo Los Patrones la policía secuestró casi cinco kilos de cocaína en un departamento que Cuello tenía la exclusiva zona de Dorrego 82 bis. También fue fotografiado cuando intercambiaba bolsos con Vanesa Barrios. En esta ocasión, el procedimiento luce ajustado a derecho.

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