A un año del recambio de autoridades nacionales, provinciales y locales, los tiempos electorales comenzaron a acelerarse. Cualquier imagen o reunión de más de dos referentes que se haga pública será casi imposible no leer en esa clave. Por eso, y aún con todos los reparos que cada una de las personas consultadas para esta columna pusieron –con respecto al posible destino de ese encuentro–, la foto difundida esta semana, en la que se ve a veinte figuras de distintas fuerzas de la ciudad, todas opositoras en los tres niveles del Estado, es portadora de un potente mensaje político.
En un gesto de “unidad en la diversidad” se mostraron, en las escalinatas del Monumento Nacional a la Bandera y luego volvieron a hacerlo en Derecho, representantes locales como Norma López y Roberto Sukerman del Frente para la Victoria; Silvia Augsburger, de Igualdad y Participación; Mercedes Meier, Celeste Lepratti y Carlos del Frade, del Frente Social y Popular; Caren Tepp, Juan Monteverde, Pedro Salinas y Eduardo Trasante, de Ciudad Futura; Lucila de Ponti y Eduardo Toniolli, del Movimiento Evita; Fernanda Gigliani, de Iniciativa Popular; Marina Magnani, de Unidad Ciudadana; Majo Gerez y Fernando Rey, de Patria Grande; Sol Gonzalez de Cap, de Nuevo Encuentro; Facundo Peralta, de Causa; y Alberto Cortés, del Partido Socialista Auténtico.
La imagen, que disparó todo tipo especulaciones y algunas que otras operetas, se usó para difundir “Diálogos Abiertos”, una jornada en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario en la que todas esas personas confluyeron para debatir, tal cual se remarcó en la convocatoria, “el desafío de la etapa política que se viene para la ciudad y la provincia”.
El punto de unidad de todos los espacios reunidos es el rechazo al proyecto neoliberal de Mauricio Macri, coincidieron las diez personas –de las diversas fuerzas participantes– con las que desde esta redacción se mantuvo charlas informales.
“Es más, del Socialismo y el Frente Progresista no hubo nadie porque no quisieron”, reconocieron varios que al mismo tiempo admitieron que, si bien entre los que finalmente fueron de la partida de los “Diálogos Abiertos” existen “notables diferencias”, también es cierto que comparten el hecho de ser “opositores en todos los niveles, local, provincial y nacional”.
La foto, que despertó grandes expectativas y también críticas por izquierda y por derecha, es el corolario de un camino que se viene transitando desde hace un tiempo, que nace de encuentros en el espacio público y en ámbitos más cerrados, varias veces con asados de por medio.
En marchas contra los tarifazos, los despidos, el ajuste neoliberal, los retrocesos en derechos humanos, los recortes estatales, la violencia machista, entre tantas otras protestas callejeras, las fuerzas políticas que iniciaron los Diálogos Abiertos se vienen viendo repetidamente las caras desde el inicio del gobierno de Cambiemos. Las coincidencias se han dado también numerosas veces en votaciones y alianzas circunstanciales en el Concejo Municipal.
Que de este encuentro surja algo más que un ‒siempre necesario‒ proceso de debate entre fuerzas políticas es improbable, pero no imposible. La amplia mayoría de los referentes de esos espacios acuerda que, con todo lo difícil y prematuro que puede parecer hoy pensar en un armado electoral entre todos ellos, no deja de ser un escenario deseable para evitar que “la ciudad y la provincia se pinten de amarilla”.
Que la necesidad de construir estrategias en los planos provincial y –fundamentalmente– nacional no sea enfocada por todos con el mismo nivel de intensidad que la urgencia reclamada para el terreno local, es uno de los puntos donde emergen algunas de las divergencias importantes entre las distintas orgas, según pudo saber el eslabón.
Las voces consultadas por este medio son cautas a la hora de proyectar políticamente el encuentro de esas fuerzas del peronismo, la izquierda y el progresismo local. Y al mismo tiempo reconocen: “Teníamos que dar esta señal de unidad posible, responder a algo que nos están pidiendo en la calle”.
En el editorial pasado de este semanario se planteó que mientras en el frente sindical o social había avances significativos en el camino de la construcción de cada vez mayores niveles de unidad para enfrentar el desastre neoliberal, estaba faltando el armado político que los contenga y exprese.
Si bien es deseable –y crucial– que los esfuerzos se dirijan a la madre de todas las batallas, que será la elección a nivel nacional, los pasos dados por las fuerzas locales no dejan de ser una señal política en ese camino. Que el espacio debería ampliarse, seguro. Que tendría que pulir muchas de sus limitaciones, sin dudas. Que puede quedar sólo en una linda imagen, es cierto. Pero como plantearon varios de los participantes que hablaron con este medio: “Por algún lado había que arrancar”.
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