La unidad del PJ, el massismo y el kirchnerismo logró torcerle el brazo al propio presidente Mauricio Macri, y permitió conseguir los votos necesarios para llevar a Graciela Camaño y Wado de Pedro al Consejo de la Magistratura.

De nada sirvieron los llamados del Presidente al gobernador cordobés Juan Schiaretti, quien ni siquiera encendió su celular. Es que, tal como relata la web informativa La Política On Line (LPO) “el cordobés no solamente no oyó las súplicas del Presidente para que ordene a sus diputados que firmen a favor de los representantes de Cambiemos, sino que además se sumó a la jugada del FPV y el Frente Renovador, y a último momento coló a un suplente a los representantes de la mayoría” en el organismo que nombra y destituye a los jueces.

Macri se expuso personalmente, una vez más, en el juego de negociaciones para lograr la mayorìa en el Consejo de la Magistratura, y como en otras oportunidades salió magullado y perdidoso.

El mandatario quiso evitar, pero no pudo, que el peronismo unido le arrebate dos lugares que en Cambiemos consideran imprescindibles para seguir teniendo la influencia que actualmente exhibe en los tribunales federales de Comodoro Py.

El Presidente llamó tres veces este viernes por la mañana a Schiaretti para solicitarle que sus cuatro diputados nacionales voten junto con Cambiemos.

Pero el peronismo consiguió 131 firmas, y de ese modo entronizó a la legisladora del Frente Renovador y al joven diputado de Unidad Ciudadana, que quedaron como titulares en un espacio clave de la Justicia, dominado por Cambiemos.

La edición digital del diario Clarín no pudo expresarlo mejor: “Para la Casa Rosada era vital sumar dos consejeros oficialistas por Diputados y otros dos por el Senado porque eso le permitiría tener los dos tercios en el Consejo de la Magistratura, número mágico que permite avanzar con las designaciones y juicios políticos de jueces. Pero su objetivo está haciendo agua”.

Luego de la jugada del peronismo, la mayoría quedó en manos del kirchnerismo, el PJ y el massismo, que se unieron, y Cambiemos quedó en minoría, ya que salió Raúl Negri y solo permanece Pablo Tonelli, el único del oficialismo.

El kirchnerismo, además, logró que sea designada como suplente Vanesa Siley (UC), y la negativa a atender los llamados de Macri tuvo su premio: el schiarettista Martín Llaryora será el otro suplente, y según versiones que surgieron de los pasillos de la Cámara baja, el acuerdo sería que éste se turne con Camaño en el ejercicio de ese asiento en la Magistratura.

Macri soñaba con quedarse con los dos consejeros que corresponden a la mayoría en el Senado, pero allí también fue derrotado, esta vez porque debió negociar que uno de ellos fuera Miguel Pichetto, a quien se le sumó otra peronista, la santiagueña Ada Itúrrez de Capellini. Por Cambiemos quedó la radical Inés Brizuela y Doria.

Jueces y fiscales del fuero federal porteño miran de reojo a la Casa Rosada, y se preguntan si la licuación de poder que el peronismo le está infligiendo al jefe de Estado no es un signo de una declinación que todos perciben pero pocos mensuran con seriedad.

Por otra parte, la movida en Diputados es una prueba más que concluyente de que la unidad no es sólo una consigna hueca, y que ya está rindiendo frutos en las verdaderas disputas de poder.

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