La final de la Libertadores quedó suspendida por lesiones en jugadores de Boca, apedreados cuando el micro xeneize llegaba al Monumental. Afuera hay choques de hinchas con la Policía, heridos y detenidos.

Una nueva oleada de incidentes se producía en cercanías del estadio Monumental de Núñez, donde se anunciaba por tercera vez un horario posible, ahora a las 19,45 para que se enfrenten River y Boca en la segunda y decisiva final de la Copa Libertadores de América.

Estos nuevos disturbios se produjeron en momentos en los aparentemente un grupo de hinchas de River sin entradas intentaron superar un vallado de seguridad conformado por efectivos de la Prefectura Naval Argentina.

Los agentes entonces se agruparon y comenzaron a disparar balas de goma y gases lacrimógenos en contra de los simpatizantes, que a su vez arrojaban piedras y otros objetos contundentes contra las uniformados, pertrechados con cascos y escudos.

Vergonzoso terminó siendo el operativo de seguridad que desplegaron policías federales y de la ciudad de Buenos Aires con el objetivo de custodiar. Más de 1.500 agentes estaba previsto que tomaran parte en el dispositivo conjunto y sin embargo, no pudieron evitar que el ómnibus en el que llegaba el plantel de Boca a la cancha de River fuera atacado a pedradas y botellazos por simpatizantes del conjunto «millonario».

Los ministros de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y de la Ciudad, Martín Ocampo, son los máximos responsables de este fallido operativo de prevención y control.

El bochornoso incidente con el ómnibus «xeneize» se produjo hacia las 15 en el cruce de las avenidas Del Libertador y Lidoro Quinteros, a unas cinco cuadras del estadio Monumental, donde decenas de hinchas de River se encontraban en el momento en el que el micro de Boca pasó por allí escoltado por policías, reseñó la agencia de noticias NA.

Varias ventanillas del ómnibus se rompieron, incluyendo la del conductor, e inmediatamente después del ataque, de acuerdo con el dirigente de Boca César Martucci, efectivos policiales arrojaron gas pimienta en un intento de dispersar a los agresores.

Pero como esos cristales del micro estaban rotos, los gases lacrimógenos ingresaron al ómnibus y afectaron al plantel de Boca, en especial, a los jugadores Pablo Pérez, Carlos Tevez, Darío Benedetto, Agustín Almendra y Gonzalo Lamardo, entre otros. Pérez y Lamardo, incluso, sufrieron lesiones en los ojos.

Luego, la Policía, incapaz de evitar que numerosos hinchas de River se acerquen hasta apenas metros del micro boquense en el tramo final desde su recorrido desde su concentración, en un hotel del barrio porteño de Puerto Madero, hasta el estadio Monumental, intentó dispersar con balas de goma a simpatizantes «millonarios» en el cruce de las avenidas Del Libertador y Udaondo, cerca del lugar del ataque.

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