En un contexto nacional recesivo, en Rosario y la región cae fuerte la actividad económica y la tasa de desocupación se dispara al 14 por ciento.

La actividad económica de octubre cayó casi 9 por ciento en comparación con igual mes del año pasado, según datos provisorios del municipio de Rosario. Al mismo tiempo, entre cierres de empresas y suspensiones de trabajadores, un estudio privado sobre el comportamiento del mercado laboral en el tercer trimestre de 2018 calculó que en el Gran Rosario hay 23 mil desempleados más que en idéntico lapso de 2017, con un incremento significativo de la tasa de desocupación, que casi toca el 14 por ciento. Y los que no perdieron su trabajo, perdieron mucho poder de compra con sus salarios, aplastados por una inflación que roza el 50 por ciento. Lo que ocurre acá, ocurre en todo el país.

Todos los indicadores económicos están en fase negativa. El ajuste recesivo y la destrucción masiva de empleo que foguea Cambiemos es el resultado superclásico de los modelos neoliberales que se aplican en el mundo. La economía argentina está más cascoteada que micro de Boca: tras cosechar en septiembre el sexto retroceso consecutivo, entró en recesión de manera oficial, de acuerdo al último informe del Indec. Y quien dice seis, dice siete, porque para el Instituto de Trabajo y Economía de la fundación Germán Abdala la economía se contrajo en octubre otro 3 por ciento y todo indica que la dinámica estará lejos de revertirse.

El panorama sombrío se refleja en el mercado de trabajo. Según cifras oficiales, en los primeros nueve meses del año se destruyeron 202.700 trabajos formales. Sin embargo, si se proyecta sobre el empleo informal, especialistas calculan que la eliminación de puestos de trabajo supera el medio millón. Desde que Macri tiró pasitos de baile en el balcón de la Casa Rosada, solamente en la industria nacional se perdieron más de 100 mil empleos, castigada por la apertura de importaciones, caída del consumo y tarifazos. Con la llegada de Cambiemos, la creación y la defensa del trabajo dejó de ser una prioridad de política económica.     

Salpicado por el escándalo de la frustrada gran final de Copa Libertadores entre Boca y River, el ex mandamás del Xeneize y actual presidente de la Nación, Mauricio Macri, trató de barrer las malas noticias económicas que arroja semanalmente su plan neoliberal debajo de la coqueta alfombra que pisaron los líderes del G20 al asistir a la cumbre en la ciudad blindada de Buenos Aires. Pero, por más inserción en el mundo que se quiera vender y cambio climático que se debata, la realidad “tormentosa” de la Argentina es más fuerte, y acecha sin “lluvias” de inversiones, como tantas veces prometió en vano el gobierno de los CEOs.

Gran Rosario, gran caída

La industria y el comercio tienen fuerte protagonismo en la economía rosarina, y son dos sectores que absorben las desdichas del modelo macrista. El Centro de Información Económica (CIE) de la Municipalidad de Rosario presentó los datos del Indicador Mensual de Facturación correspondiente a septiembre, el cual registró una caída del 2,34 por ciento respecto a igual mes del año pasado. Si se lo coteja con agosto de este año, la caída es del 3,88 por ciento. En tanto, los números provisorios de octubre muestran una baja anual del 8,9 por ciento.

La marcada caída de la actividad económica en la ciudad está atravesada por la crisis cambiaria, el salto del dólar y su efecto inflacionario, y la tasa de interés alta. Semejante frenazo en la actividad local se vincula con el aumento del desempleo. El nivel de desocupación en el Gran Rosario pasó del 9,7 por ciento en el tercer trimestre de 2017 al 13,8 por ciento en igual trimestre de este año, de acuerdo a un informe sobre el alarmante estado de situación que muestra el mercado laboral en la ciudad y la región, elaborado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) junto al Sindicato de Trabajadores Judiciales de la provincia de Santa Fe.

Según el reporte con anclaje local, la tasa de subocupación está en el orden de 13,2 por ciento. La cantidad de desocupados en el tercer trimestre de 2018 fue de 69.790 personas, esto es 23.187 personas más que en el tercer trimestre del año anterior. “Esto se explica no sólo por la destrucción de puestos de trabajo, sino también por hogares donde no alcanzan los ingresos y otros miembros salen a buscar empleo”, se indicó en el documento estadístico.

En tanto, la informalidad laboral en el Gran Rosario, medida en términos de aportes y descuentos jubilatorios, es de 39,19 por ciento, según se desprende del informe. “La problemática del desempleo en el último año en Rosario puede definirse como un problema derivado de desigualdades de género y de desempleo joven”, interpretaron desde el Ceso.

Bono para pocos

La política económica de Cambiemos trae aparejada una regresiva distribución del ingreso. En efecto, el poder adquisitivo de los salarios cae en picada: especialistas en la materia estiman una contracción de unos veinte puntos porcentuales este año, donde el promedio de suba salarial en paritarias fue del 25 por ciento, contra una inflación anualizada que se proyecta en el orden del 48 por ciento.

“En un año marcado por la devaluación y la aceleración inflacionaria, la decisión del gobierno nacional de no reabrir paritarias en forma masiva ha impulsado un deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores, jubilados y pensionados, y perceptores de beneficios sociales. Si bien los impactos de la escalada de precios sobre el salario se han comenzado a ver desde mayo, el único paliativo que impulsó el gobierno fue un bono que deberán otorgar las empresas a fin de año y que sólo cobrarán el 20 por ciento de trabajadores, donde quedaron excluidos los jubilados”, indicaron en otro informe elaborado por el Ceso regional Santa Fe.

Jubilados, empleados de comercio, empleados de la construcción y aquellos que perciben el salario mínimo fueron los sectores que más perdieron poder adquisitivo con respecto a la inflación en Santa Fe. “El bono impulsado por el gobierno nacional es un reconocimiento de la pérdida de poder adquisitivo del salario durante 2018. Pero es bono para pocos, ya que  al haber obtenido cláusula gatillo, los estatales santafesinos no obtendrán el bono de fin de año. Este bono no alcanza a cubrir ni la mitad de la canasta básica alimentaria de un hogar santafesino”, advirtieron.

El ministro de Producción y Trabajo de la Nación, Dante Sica, se aventuró a señalar que “en los próximos meses los precios se desacelerarán”. Aunque en los últimos días volvió a dispararse la cotización del dólar, acariciando nuevamente los 40 pesos, tras el desarme de inversiones en pesos de fondos de inversión. Y como las góndolas están dolarizadas, formadores de precios anunciaron rapidito a grandes cadenas de supermercados retoques en aceite, harina y arroz, productos ligados a la cotización del billete estadounidense, situación que tensará aún más la puja salarial de cara a Año Nuevo, en rechazo al ajuste que propicia el neoliberalismo amarillo.

Con el G20 de Fondo

El G20 es un foro internacional que desde fines de los 90 reúne a las principales potencias (la Unión Europea y 19 países). Cuenta con participación activa del FMI, el Banco Mundial y la Ocde. Allí se divulgan ideas conservadoras y pro-establishment. Las naciones más desarrolladas imponen su agenda, donde la necesidad de generación de empleo e inclusión ni se menciona entre los principales temas de discusión. Movimientos sociales y políticos protestan contra esta manera de ver y entender el mundo que tienen los globalizadores. Son controlados de cerca por un megaoperativo de seguridad, con la participación de 13.400 efectivos de las fuerzas federales, además de procedimientos y equipamiento propios de una guerra.

“La reunión de los mandatarios de las primeras potencias mundiales en la ciudad de Buenos Aires, genera expectativa de un nuevo empujón externo a la alicaída economía argentina. Tras el aire fresco de los fondos del FMI que permitieron estabilizar el mercado cambiario y alejar temporalmente el fantasma del default, los funcionarios del gobierno de Macri se entusiasman con que el arribo de los principales presidentes del mundo reviva el frustrado sueño de una ‘lluvia de inversiones’”, se analizó en un informe del Ceso, que dirige el economista Andrés Asiain.

“Pero los sueños de una reactivación externa chocan con la realidad de un modelo económico agotado”, se planteó en el informe. “Si las inversiones externas no arribaron cuando la economía argentina disfrutaba de abundante financiamiento internacional y cierta reactivación interna, nadie en su entero juicio espera que vengan con un mercado de crédito cerrado y una actividad productiva sacrificada en el altar de las exigencias del FMI. Mucho menos cuando la política de deuda acordada con el fondo tiene implícito un default de la deuda en 2022 (D22), si no hay una previa reestructuración”, se agregó.

Para el Ceso, la principal modificación del nuevo acuerdo con el FMI consta en la aceleración de los desembolsos a fin de apuntalar la economía argentina en 2019, en franca inestabilidad estructural y sin visos de repunte. A pesar de que el primer acuerdo distó mucho de ser cumplido (los resultados fueron inferiores a los peores escenarios previstos por el organismo), el FMI decide duplicar los desembolsos inicialmente pactados, adelantando fondos que debían ser inyectados en años posteriores al de la cercana contienda electoral.

“La plata dulce del FMI que da aire externo para el tramo pre-electoral, se vuelve un lastre para el próximo gobierno obligando a dos alternativas: conseguir una refinanciación de los vencimientos de capital del acuerdo por parte del Fondo o posponer el pago de fondos, renegociando todo el esquema”, se consideró en el reporte de coyuntura económica.

En igual sentido, en el documento se interpretó que “2019 es un año eleccionario y que de allí en adelante la sustentabilidad externa se encuentra lejos de estar garantizada, es muy poco probable que el sector privado se mantenga inalterado y confiado en la estabilidad financiera argentina. Por este motivo, decidimos estimar dos escenarios de crisis: uno de corrida cambiaria y otro de corrida bancaria”.

Y finalizó: “Tales escenarios son propios de una crisis estructural para nuestra economía insuperable a través de ajustes fiscales o devaluaciones contractivas. Las necesidades de dólares financieros en nuestro país parecen no tener una solución de mercado”.

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