Después del largo camino le llegó la final, una nueva. La cuarta de las últimas cinco ediciones. Pero esta vez no falló, y logró su merecido título, que le había sido esquivo ante Huracán, Boca y River.

De flojo andar en la Superliga, el Canaya encontró su fuerte en el certamen federal, en el que debió superar seis instancias para coronarse. En ese recorrido ganó dos partidos en los 90’, ante Juventud Antoniana de Salta y Newell’s, nada menos; mientras que los otros cuatro triunfos fueron en definiciones por penales, frente a Talleres, Almagro, Temperley y Gimnasia. Convirtió 11 goles, de los cuales Germán Herrera y Fernando Zampedri fueron los máximos anotador del equipo, con 4 cada uno.

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