Marcelo Cardozo, ex jugador y fanático de la literatura de la pelota, juntó sus dos pasiones en el ciclo Botines sucios y Libros abiertos, que arrancó el pasado martes en un bar porteño con la presencia de Fernando Signorini y Rodolfo De Paoli.

Marcelo Cardozo sumó pocos minutos como volante por derecha en la primera de Argentinos Juniors –donde hizo inferiores– y luego se convirtió en un trotamundo, jugando en Israel, Ecuador y España, entre otros. A pesar de haber colgado los botines, se define como “futbolista siempre y lector”, y por eso puso a rodar la pelota entre las páginas de quienes mejor la trataron con la pluma, en el ciclo que se inició el martes 18 en el bar del porteño barrio de Palermo, El Muro, propiedad de Leonel Pipa Gancedo, a quien conoció en su paso por el Bicho de La Paternal. “Esto es un sueño que quería realizar hace muchos años”, confiesa este admirador de los uruguayos Eduardo Galeano y Mario Benedetti, y ferviente opositor de las Sociedades Anónimas Deportivas que el gobierno nacional pretende instalar en el país: “No es sólo una estafa moral, sino que es un robo descarado”.

Pato, como también se lo conoce en el ambiente, admite en diálogo con el eslabón la idea de llevar Botines sucios y Libros abiertos –que se estrenó con el periodista y relator de TyC Sports y el reconocido preparador físico– a clubes barriales. Y no descarta jugar de visitante, en el interior del país. “Rosario tiene lugares y personajes emblemáticos de la cultura popular, y nos interesaría estar allá”, asegura el creador de Fútbol/Tango, un ciclo similar pero que mezcla en un mismo espacio al deporte de la redonda con el 2×4, y por el cual ya han pasado personajes de la talla de Pablo Aimar, Ricardo Bochini, Fernando Redondo, Ubaldo Fillol, Alejandro Apo, entre otros.

Filosofía y botines

Marcelo confiesa que lee desde siempre y que en su época de futbolista, como no le gustaba jugar a las cartas, se llevaba libros. “Leo desde chico. Mi viejo venía de trabajar y yo sentía la necesidad imperiosa de leer, así que le robaba el diario y no leía sólo la sección Deportes, sino todo. Ahí me di cuenta que me gustaba”, rememora Cardozo, y detalla: “Me generaba curiosidad cada libro que había en mi casa. El primero que leí, en una edad más madura como a los 14, fue el del Bebe (John William) Cooke sobre Perón. Mi viejo era peronista, me llevó al entierro de Perón y por eso había todos esos libros en casa”.

Tras admitir que “hasta los 23 leía todo desordenado, lo que venía”, el ex volante señala al entrenador argentino con el que se cruzó en Ecuador, Juan Carlos Iglesias, como el tipo que le mostró por dónde había que jugar en el terreno literario. “Me empezó a ordenar para qué lado había que ir y empecé a leer a Osvaldo Bayer, Rodolfo Walsh, Juan Gelman, entre otros”, asegura. Y se lamenta: “No terminé la escuela secundaria por el fútbol y un poco por vago también. Ahora me arrepiento mucho, me hubiese gustado seguir una carrera de Filosofía y Letras”.

En el deporte de la redonda, Cardozo se inició en Argentinos Junior donde tuvo la suerte de jugar –y salir campeón– en 4ª División con jugadores de la talla de Diego Cagna, Fernando Cáceres, Silvio Rudman y Carlos Netto. “Debuté en el Bicho, donde jugué hasta los 22 años. Después me fui a Israel, al Macabi Yavne, luego estuve en el ascenso de España: en la filial del Atlético Madrid, en el Llorca (4ª división) y en el Melilla (3ª división). También jugué en el Técnico Universitario de Ecuador y tuve un paso a préstamo por El Porvenir, en el ascenso argentino”, repasa. “Es una experiencia linda –continúa–. Conocí muchos lugares gracias al fútbol, me formó, me educó como persona y me hizo conocer otras culturas. Yo fui a Israel en la década del 90, cuando el fútbol allí era bastante precario. Hoy se emparejó mucho pero antes era más difícil, por la comunicación, el idioma muy cerrado, y costaba mucho la adaptación. Pero el fútbol tiene señas universales y en la cancha se te hace todo más fácil porque te das a conocer con los pies”.

Tiren papelitos

“Tengo 48 años y desde los 20 que estoy muy cerca de la literatura, y tenía ganas de juntar estas dos pasiones, como la literatura y el fútbol, y centrar todo en una charla, con gente de la cultura, del deporte”, dice Marcelo para referirse al ciclo Botines sucios y Libros abiertos, que tuvo su puntapié inicial el martes pasado, y argumenta: “Creemos que la cultura del fútbol le pertenece al pueblo, y no al negocio grande que se montó después”.

“La parte central será de los invitados, pero lo dividiremos en dos bloques. La idea es que primero ellos hablen de las distintas experiencias en el fútbol y en la literatura, de sus inicios con los libros, y después habrá más invitados para leer poemas, relatos, textos sueltos, incluyéndome a mí, que algo voy a leer”.

Tras aclarar que la movida será una vez por mes, y que “el objetivo es juntar la cultura popular, diferentes opiniones y defender estos espacios que son muy importantes”, Cardozo se ilusiona: “En principio lo hacemos en este bar porque es del Pipa y me lo ofreció, pero queremos que sea móvil y nos encantaría hacerlo en centro culturales y clubes de barrio. La idea es más amplia de la inicial y si todo sale bien, también nos interesa el interior. Rosario tiene lugares y personajes emblemáticos de la cultura popular y seguramente estaremos por allá. Ojalá esto pueda crecer, ampliarnos, que genere interés en la gente, por eso la entrada es a la gorra porque por la situación económica del país, tratamos de que sea accesible para todos”.

“Creo que no hay muchos lugares en los que se puedan desarrollar textos como lo que queremos hacer nosotros con esa literatura”, señala este hincha de Argentinos (“porque jugué 12 años”) y de Boca (“desde la cuna, pero no de este Boca de Macri”), y enumera: “Me gusta la literatura de Osvaldo Soriano, de Juan Gelman. Soy un ferviente fanático de Galeano y Benedetti, y de la literatura uruguaya en general, y en estas charlas también habrá textos de Roberto Fontanarrosa, Eduardo Sacheri y varios más”.

Tangolazo

Foto: TodounpaloPH

Además de combinar al fútbol con la literatura, Marcelo Cardozo ya se encargó de hacer bailar a la pelota al ritmo del 2×4 en el ciclo Fútbol/Tango, que ya lleva más de dos años rodando. “Mi amigo, Cucuza Castiello, uno de los mejores cantantes de lo que es lo más nuevo del tango, y con quien jugamos juntos en Argentinos, me propuso mezclar al tango con el fútbol y surgió esto: una especie de conferencia de prensa con invitados del fútbol, de la música, y por el que han pasado grandes personalidades como Horacio Pagani, Ricardo Bochini, el Checho Batista, Fernando Redondo, Fernando Cáceres, Guillermo Cóppola, Claudio Marangoni, Pocho Insúa, Pablo Aimar, el Pato Fillol, Chicho Serna y Alejandro Apo, entre varios más. Además de la charla con los invitados, se cantan sólo aquellos tangos que hagan referencia al fútbol”, cuenta con orgullo el ex volante de Argentinos Juniors, y concluye: “Todo es a pulmón, pero lo hacemos con mucho orgullo porque en Buenos Aires no hay un espacio así. Nos empezaron a llamar de otros lados, pero aún no pudimos concretar. En Rosario nos haríamos un picnic con lo que hay. Sería un golazo. La idea es aportarle algo a la gente para sacarlos de la rutina, que hoy se hace bastante pesada”.

No a las SAD

Cuando se le pregunta por el posible desembarco de las Sociedades Anónimas Deportivas que impulsa el gobierno nacional, Cardozo se pone serio y sentencia: “No es sólo una estafa moral, sino que es un robo descarado”.

“Siempre trato de caer para la izquierda, para la derecha nunca, en mi casa está prohibido eso desde chiquito”, dice entre risas, y argumenta: “Lo de las SAD es un gran negocio. Yo viví 5 años en España y vi clubes devastados, porque cuando no cierran los números se van y dejan todo el tendal hasta que viene otro y hace lo mismo. El fútbol le pertenece no sólo a los futbolistas, sino a las clases populares, quienes disfrutan de las instalaciones, de votar y de elegir presidentes y comisiones directivas. Los clubes barriales están devastados con las tarifas y con un nulo apoyo político. Cuando un gobierno no mira la cultura popular todo se hace más difícil”.

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