Tras balances negativos de 2018, diferentes proyecciones para este año muestran continuidad de pésimos resultados económicos: caída de la actividad, despidos, recorte salarial, consumo planchado y suba de precios en torno al 40 por ciento impulsada por tarifazos.

Sin tener en el haber logros económicos ni sociales al ingresar al último tramo de la gestión, más bien todo lo contrario, el gobierno de Cambiemos parece centrar su campaña en este año electoral, donde se juega la reelección, en el endurecimiento de sus políticas de seguridad, calificada por curas villeros de “demagogia punitiva”, onda Bolsonaro. Mientras tanto, en términos económicos, 2018 fue malísimo para buena parte de la población. Así lo confirman los recuentos sobre inflación, empleo, salario y actividad que se conocieron en estos días. Y la primera quincena de 2019 ya proyecta que el veranito económico está lejos y la crisis continuará.

En rigor, para el Banco Mundial, que se escribe con “c” y no con “k”, Argentina fue el cuarto país más recesivo del mundo en 2018, con una baja del producto bruto interno de 2,8 por ciento.

En tanto, el organismo anticipó otro retroceso del 1,7 por ciento para este año. Y vinculó los números en rojo, sobre todo, a la inflación desbocada. “Argentina continuará contrayéndose en 2019 a medida que la profunda consolidación fiscal resulte en una pérdida de empleo y reducción del consumo y la inversión”, según se señaló en el informe del Banco Mundial, que no hace más que adelantar los resultados casi seguros que brotarán del plan de ajuste pactado entre la Argentina y el FMI, con la participación del propio Banco Mundial. La estimación para 2019 que presentó el organismo internacional contrasta con el optimismo oficial.

En modo relax, el presidente Mauricio Macri prolonga sus vacaciones en el Sur, al tiempo que teje la campaña electoral desde una coqueta cabaña. Tarifazos, despidos, ajuste, como manda el Fondo Monetario Internacional, siguieron sucediendo en este comienzo de año. Pero como no hay nada para preocuparse en la marcha de la economía doméstica, Macri dedica tiempo a criticar al gobierno venezolano de Nicolás Maduro, que inició su segundo mandato.

“La demanda interna es muy difícil que reaccione, ya que con un panorama de retracción del empleo y de los salarios reales, además de un sector público en un brutal proceso de ajuste, no es esperable que el consumo interno empuje la necesidad de incrementar los niveles de producción por mejores expectativas de ventas”, escribió Santiago Fraschina, integrante del colectivo Economía Política para la Argentina (Eppa).

En un artículo publicado en el diario Ámbito Financiero, al abordar las perspectivas para este año, el director de la Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) sostuvo que “la inflación en 2018 alcanzó niveles exorbitantes y sin dudas queda una importante inercia para 2019”, para luego recordar que los anuncios de tarifazos para los próximos meses, “están muy por encima de la inflación –oficial– proyectada”.

El área de economía de la Undav comprobó que el peso de los servicios sobre el salario mínimo se habrá más que cuadruplicado cuando termine de aplicarse el último tarifazo anunciado por el gobierno. En otro informe, la Undav fijó que los continuos tarifazos en los servicios públicos puestos en marcha desde el inicio del gobierno de Cambiemos fueron los más abruptos de la historia argentina en cuanto a magnitud y velocidad de ejecución.
Así, en la era Macri las tarifas acumularán hasta 3.600 por ciento de aumentos, según dicho reporte. También se señaló que la rentabilidad de las principales empresas distribuidoras de electricidad y gas es prominente.

En tanto, para el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra), dependiente de la CTA, el peso de las tarifas en el salario creció seis veces, debido a los sucesivos aumentos en las boletas de luz, agua y gas, y a la quita de subsidios estatales experimentada desde 2016.

Para el Banco Mundial, la crisis cambiaria y la devaluación del año pasado contribuyeron al aumento de la inflación en la Argentina. Por estos días de enero se conocieron balances económicos de todo 2018, año del descontrol inflacionario, ya que arrojó la medición más alta de los últimos 28 años. El Instituto Estadístico de los Trabajadores, dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet), calculó que la inflación a lo largo de 2018 fue del 47,8 por ciento, arrastrando una caída del poder adquisitivo del salario, que difícilmente se revierta este año.

Para el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala, 2018 finalizó con una inflación del 45,5 por ciento promedio. “La inflación cerró 2018 en niveles muy elevados, en un contexto en el cual las principales políticas públicas afectaron los ingresos de trabajadores y jubilados”, se refirió en el informe. “De cara al primer trimestre de 2019, si bien el impacto del alza del tipo de cambio con la corrida de agosto-septiembre tiende a diluirse, los precios serán alcanzados por la suba de bienes y servicios”, se anticipó.

La inflación acumulada de 2018 en los supermercados de la provincia de Santa Fe alcanzó el 67,32 por ciento, un verdadero hachazo al bolsillo. “Este valor más que duplica al 27 por ciento registrado durante 2017”, indicaron desde la regional Santa Fe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso).

Según el informe que trazó un balance inflacionario en la provincia relacionado con remarcaciones en góndolas, “el tipo de cambio fue la variable que impulsó la escalada de precios el año pasado. El dólar se mantuvo estable el último trimestre y contribuyó a contener precios de los productos comercializados en los supermercados. El plan monetario de altas tasas de interés de referencia para la economía mantuvo a raya la inflación el último trimestre del año pasado, pero vía un descenso de la actividad económica”.

Tres tristes años

Al tomar las riendas del país, hace tres años, Cambiemos prometió una abrupta reducción de la inflación. “A tan solo un año de finalizar su mandato, no hay lugar a dudas del estrepitoso fracaso de la política antiinflacionaria de Cambiemos. La inflación no sólo no disminuyó, sino que se ubicó por encima de la registrada durante el gobierno anterior. Las causas del descalabro inflacionario son variadas, aunque todas se explican por daños autoinfligidos”, se indicó en el documento sobre relevamiento de precios del ITE.

A comienzos de 2016, el por entonces ministro de Economía Alfonso Prat Gay “auguraba que no habría traspaso a los precios por la devaluación del tipo de cambio”. Y después comparó que el aumento de la luz equivalía a dos pizzas. La inflación de 2016 fue del 40 por ciento, con recesión y caída del poder adquisitivo. Prat Gay dejó su cargo en diciembre de ese año. El nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, tampoco supo/pudo domar la inflación. Pero, no hay que olvidar, en 2017 “pasaron cosas”.

“Efectivamente pasaron cosas: se liberó el mercado cambiario, se eliminaron derechos de exportación de bienes alimenticios, se endeudó al país en moneda extranjera a un nivel sin precedentes, se desactivaron los mecanismos de regulación de precios internos, el Estado se retiró del mercado de combustibles y promovió subas exorbitantes en bienes y servicios regulados”, se repasó en el informe del ITE. Y agregó: “El mejor equipo de los últimos 50 años creó las condiciones óptimas para un verdadero descalabro inflacionario”.

En el reporte de la Fundación Germán Abdala se indicó que en 2018 “el alza del dólar mayor al ciento por ciento impactó en el nivel de precios, en especial productos alimenticios, medicamentos y componentes importados. La abrupta suba de precios llevó al ministro Dujovne a rever sistemáticamente sus estimaciones de inflación. Desde 2015 la inflación acumuló más del 150 por ciento, la más alta desde la hiperinflación de fines de los 80 y comienzos de la década del 90, muy por encima del aumento de la pizza”.

Según el ITE, para 2019 hay un piso elevado del 35 por ciento anual de inflación y un promedio que podría ubicarse en torno al 40 por ciento. “Si bien el derrumbe del consumo limita parcialmente la suba de precios, Cambiemos no cambiará de política y el alza de bienes y servicios regulados continuará a lo largo de 2019”, se resaltó en el informe.

El impacto del ajuste anticipado para 2019, que el gobierno intentará profundizar recién después de los comicios presidenciales en caso de ser reelecto, se hará sentir con fuerza y no hará más que arremeter contra el bienestar de los argentinos. Habrá que ver si este plan de ajuste digitado por el FMI se traducirá en un bombazo electoral para el gobierno que lo aplica sin culpa.

Informes:

 

Nota publicada en El Eslabón Nº386

 

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