En la antesala de una nueva temporada, La Canción del País, el programa que se emite por Radio Universidad, propone herramientas para leer el pasado y el presente artístico local y nacional.

Bernardo Perry Maison, conductor de La Canción del País, el proyecto de comunicación y cultura que se emite desde 2015 en Radio Universidad de Rosario FM 103.3, y que tiene su correlato en el sitio web lacanciondelpais.com.ar, comenta que su apellido es de origen franchute y que se pronuncia “Mesón”, pero que casi la totalidad de los mortales desde siempre lo castellanizó. Su sobrenombre: Perry, en cambio, tiene origen en Vedia, su pueblo natal, a 54 kilómetros de Junín, en la provincia de Buenos Aires. Así lo llamaban a su querido padre. “A mí hermano también le dicen Perry. Heredamos el sobrenombre porque los amigos de mi viejo le derivaron el apellido a Mason, y lo comparaban con el detective Perry Mason, de una serie norteamericana. De ahí le quedó. Mi viejo era un personaje de pueblo chico, era famoso”.

Perry todavía es recordado por el ciclo De Ushuaia a la Quiaca, el envío radial que antecedió a La Canción del País en la FM de calle Urquiza, que comenzó a pilotear allá por el 2003, tomando la posta luego de la ida de Federico Fritschi.

“Todavía me siguen presentando como el conductor De Ushuaia a la Quiaca. Fueron muchos años. Incluso cuando lo hacía inventé el sitio La Canción del País, que provenía de un slogan del programa, de los tantos que tenía: «Así suena Argentina, la canción del país», algo así surgió de la artística, de esas frases que a mí me permite pensar contenidos, y el tono”, recordó el locutor de 37 años, que luego de estar fuera del aire por unos meses, en 2014, al año siguiente rearmó su envío: “Cuando vuelvo al aire, un momento de crisis, de pensar nuevos horizontes, si seguía o no, si cambiaba de horario, unifiqué todo y el programa pasó a llamarse como la página web”.

El sitio lacanciondelpais.com.ar es un interesantísimo soporte donde se transfieren contenidos producidos al aire, poniendo valor a la palabra escrita, en secciones donde se conjugan la música, la literatura, las artes audiovisuales, escénicas, la agenda, y la política.

“Es raro –dice Perry–, cuando te metés en un territorio nuevo se termina generando compromiso, una sistematicidad; al menos a mí me pasa eso”.

La Universidad de la radio
“Empecé a trabajar en Radio Universidad a los 22 años, re pibe. Yo había trabajado desde los 15 años en la FM de Vedia, que se llamaba Senegal, y que a las cero hora pasaban el himno del país africano”, cuenta con una sonrisa. “Laburaba a la mañana y ponía tango, todo muy disuelto, te llamaba un viejo y te pedía Julio Sosa o Gardel, muchos compilados en esa época en CD. Yo le estoy agradecido a la radio, porque me formé y llendo a la Universidad y todo, pero lo que aprendí en la radio es una escuela, y estar al aire tanto tiempo estudiando literatura, música, conversando con gente que sabe específicamente de los temas, aprendés y mucho, y está bueno”, dice Perry, y plantea contrastes: “Con la emisora me peleo mucho, es un matrimonio de 15 años. Los que trabajamos en esos lugares un poco nos pasa eso, más si es un medio de comunicación donde uno pone mucho la pasión. Yo soy el conductor, y más allá del ego que todos los comunicadores de alguna manera tenemos, porque estás al aire y te estás exponiendo, queres que las cosas salgan bien”.

La luz del aire

Perry Maison recuerda cómo se armó programación contemporánea de la emisora que representa en el espacio radiofónico de la FM a la Universidad Nacional de Rosario. “Yo pertenecí a una generación que empezó allá por 2002, 2003, cuando hasta ese momento la radio pasaba sólo música, discos enteros. Entonces la identidad y la búsqueda se dió del grupito que estábamos en ese momento, Federico Fritschi, Florencia Coll, Diego Fiori, Anabel Barbosa; después fueron entrando otros compañeros y compañeras. Pero en ese momento, nosotros estábamos leyendo la época con nuestras mínimas capacidades, siendo veinteañeros, era pos quilombo del país en 2001. Éramos estudiantes de comunicación, de periodismo, y nos cruzábamos en la escena cultural, en fiestas, recitales, teatro independiente, y entonces era contar qué estaba pasando, cada uno con su perspectiva. De Ushuaia a la Quiaca intentaba ser federal, y pasar la música que se estaba escuchando en el país, lo que sonaba en el momento y lo clásico, nosotros más allá de nuestra generación nos preguntábamos quién era Gardel, quién era De Caro, Yupanqui, y así aprendimos al aire”.

“Por ahí venía Lucas Del Chierico o Matías Benedetto, que eran los productores y decían «mañana le vas a hacer una nota a (Raúl) Carnota», que era un re prestigioso pero para cierto ambiente de los músicos, y que yo no conocía. Entonces era ese impacto: la puta madre, voy a hablar con este tipo; y yo ahora veo lo mismo en otros pibes, el tema es ser sincero, porque una cosa es si yo te digo Charly o Spinetta, pero había gente del tango o del folclore que uno de chico no conocía y no entendía cómo sistematizarlo, era un gran desafío. No hay que tener una falsa modestia, hay que ser curiosos. En producción también discutíamos mucho qué poner y qué no. La relación con los productores era muy loca porque éramos amigos. Un programa que salía los viernes a la tarde, se producía el jueves a la noche en el bar Berlín, era la oficina”, dice con complicidad.

¡Es la política, radioescuchas!

El conductor de La Canción del País, que volverá el 11 de febrero en su horario habitual de las 15, repasa lecturas y coyunturas que atravesaron el programa, las columnas y las notas de su sitio.

“En un momento me sentía muy influenciado por los autores europeos que nos hacían leer en la facultad, y ciertos textos del pensamiento nacional, Carta Abierta, Latinoamérica, y todo ese run run en la prensa con el ascenso del kirchnerismo. Yo ya militaba en el pueblo con un grupo que se llamaba Alternativa Vediense, estudiábamos en las universidades de Rosario y La Plata y los fines de semana, nos juntábamos y hacíamos cosas como sacar un comunicado repudiando la invasión de Estados Unidos a Irak que para una comunidad pequeña era como un delirio, pero en ese momento nos preocupaba y fue una instancia de formación interesante”.

Foto: Manuel Costa

Perry también explica cómo surgió la columna de política de Juan Pablo Hudson. “Yo estaba haciendo un programa de cultura pero estaba atravesado por temas de política, del país. Podía hablar con un referente musical de una provincia del norte y pretendía saber el tema de la minería a cielo abierto, debates y discusiones que se dieron en la época kirchnerista, entonces estábamos todos hablando de política todo el tiempo. Hablás de rock, hablás de Dictadura, y de Malvinas. Esas discusiones se filtraban en las entrevistas, y hace años lo invité a Juan Pablo Hudson, que había compartido el Club de Investigaciones Urbanas, y encontré un interlocutor”.

Una red que atrapa (casi) todo

Una nota muy recomendable del sitio web de La Canción del País es la que recopila todos los trabajos musicales editados en la ciudad en 2018. Una experiencia que Perry comenzó en 2015, y que en el último trabajo abarcó hasta las ediciones en EPs, tanto en formato físico como digital, aún corriendo el riesgo de perder canciones al tirar las redes al río Paraná. “Esta última edición la hicimos con Bernardo Orge, le metimos más análisis. Anteriormente era principalmente datos duros. La iniciativa de estos informes generó su repercusión, por ahí uno se enoja porque quedó afuera, y siente que lo estás olvidando, y a la vez te quieren agradecer por el trabajo. Yo aclaro que es una nota abierta. Es como querer antologar todo, capaz porque yo soy de pueblo donde todo es más aprensible, y ahora en Rosario no me quiero perder nada. A esta altura ya es un juego. El año pasado venía apuntando discos y tenía toda la data en el celu y lo perdí. Así que tuve que empezar de nuevo”.

Aquí y ahora, y los clásicos

Uno de los diálogos que emergieron del éter se dio en torno a los contrastes que se dan en el mercado y los canales de música masiva, donde también se pone en juego lo clásico y popular. “En los últimos Grammys latinos, Fito Páez ganó con la canción Tu vida mi vida, como parte del disco Ciudad Liberada, pero allí el taquillero era J Balvin, que estaba nominado varias veces y no ganó ninguna. Entonces yo tengo que bajar a ver como lo cuento, como cuento el suceso del cordobés Pablo Londra, que en Spotify es el artista más escuchado superando a Soda Stereo. Ahora, lo de los pibes con los consumos en internet y el trap es sarpado. Nosotros estamos viejos. Yo miro las competencias, las batallas, los veo en YouTube, a ver qué está pasando. No es que te va interesar todo, pero hay que tener la curiosidad despierta. Me parece que es el principio básico del periodismo, porque uno se va cargando de experiencias y de prejuicios, y puede terminar diciendo: «¡Bandas como Led Zepelin, no hay más!». Si yo caigo en esa, cierro el programa. Si vos estás comunicando tenés que saber en qué andan los pibes de 18, por más que no tenga que ver con tus gustos. Arrancamos a los veinte contando cosas de nuestra generación y ahora hay pibitos que no me escuchan a mí, están escuchando otra cosa. Pero bueno, ya nos vamos a cruzar”.

Fuente: El Eslabón

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