Daniel Gollán, ex ministro de Salud del gobierno de Cristina Fernández, médico egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), en diálogo con El Eslabón, cuestionó con dureza la política sanitaria del gobierno macrista y señaló las consecuencias del vaciamiento del Estado en el área de la salud, la disolución del Ministerio, la falta de recursos y el achicamiento del presupuesto reflejado en las partidas nacionales que reciben las provincias.

La ministra de Salud de Santa Fe, Andrea Uboldi, había declarado durante esta semana, en diferentes medios, que desde hace un año y medio están quedando chicos sin vacunar porque faltan frecuentemente dosis. En ese sentido, Gollán aporta: “Aparte de las vacunas, faltan las vacunadoras que pertenecían al programa Médicos Comunitarios, o las heladeras no funcionan y se echan a perder dosis”.

—¿Cuales son las consecuencias directas para la comunidad el recorte de presupuesto y el achicamiento de las partidas enviadas a las provincias?

—Es una cadena que se va degradando y sumado a los proyectos de ley del gobierno para desestimar la obligatoriedad de las vacunas o los espacios que los medios de comunicación le dan a los precursores del movimiento antivacunas por ejemplo van a surgir severas consecuencias a la salud de todos y todas.

Después de 18 años comenzó a circular nuevamente el virus del sarampión o también debido a la falta de entrega de preservativos los casos de sífilis aumentaron un 300 por ciento durante los últimos tres años.

—¿La disolución del Ministerio de Salud a nivel nacional forma parte de un plan político o es que el presupuesto realmente no alcanza?

—La disolución y degradación del Ministerio de Salud a Secretaría que hizo la Nación es una más de todas la medidas de achicamiento que el Estado nacional está llevando a cabo en muchas áreas. Se ve reflejado claramente en la reducción de presupuestos año tras año, acompañado de una tremenda sub ejecución; esto quiere decir que de los presupuestos aprobados cada año ni siquiera se usan.

A las partidas asignadas, en mayor parte para programas de prevención y promoción, en lugar de faltarles dinero les sobra. En un país donde el gobierno programó una inflación del 15 por ciento y llegó a 47 por ciento, les tendría que faltar dinero. Pero hay programas de salud que no utilizan el dinero asignado para mantenerlos. Hay áreas dedicadas a la prevención y seguimiento de distintas enfermedades como el hantavirus, dengue, zika, chagas, que han sufrido recortes de hasta el 80 o 90 por ciento en sus presupuestos. Y se suman al plan del gobierno nacional de transferir la responsabilidad de prevención y promoción a las provincias y municipios, como si las enfermedades tuvieran barreras geográficas, atrasando cien años de logros obtenidos.

—Para colmo tenenemos el brote de hantavirus en la provincia de Chubut y otros casos que se sucedieron en otras provincias.

—El brote posiblemente no era evitable, pero sí podría haberse evitado su propagación. La Secretaría de Salud le quitó un 35 por ciento de presupuesto al instituto donde se hacen los procesamientos de muestras y se llevaba a cabo un sistema de alerta temprano. Se sigue haciendo pero con menos recursos, lo cual significa que los tiempos de actuación se dilatan. No llevaron ni un barbijo a la zona donde se dio el foco, no enviaron asistencia, solo efectivos de la Policía en una clara asistencia represiva no para cuidar a las personas sino para reternerlas en sus hogares.

—¿Hay datos concretos de este achicamiento del que hablamos?

—Si, durante los últimos tres años, el gobierno de Mauricio Macri sacó los 627 agentes sanitarios en terrenos financiados por Nación dedicados a la prevención de enfermedades transmitidas por vectores (como el hantavirus), desvincularon a 600 trabajadores que hacían prevención de enfermedades de transmisión sexual, eliminaron de todas las provincias el programa de Médicos Comunitarios.

La metodología es siempre la misma, de hecho y de derecho, dictando normas para negar el envío de las partidas o recursos necesarios y de hecho cuando aún sin negarlo no las mandan, levantando los programas de capacitación o dejando de entregar vacunas, descartables, preservativos.

Foto: Manuel Costa

—¿Con respecto a la Salud en Santa Fe qué opina?

—En la provincia de Santa fe tienen una realidad diferente a la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, porque más allá de cualquier diferencia que uno pueda tener en términos de distintos tipos de consideraciones con santafesino, hay una intención de mantener a la salud pública a diferencia de Buenos Aires que está alineada con el gobierno nacional.

—¿Esta situación de desmantealmiento puede llevar a un colapso del sistema?

—Ya se ven claramente las consecuencias en el norte de Santa Fe, Corrientes y Chaco, donde hubo decenas de evacuados por las inundaciones. La Secretaría de Salud de la Nación no ha enviado un solo recurso más que los mensajes de solidaridad vía twiter. En la provincia de Buenos Aires estamos infectados de murciélagos capaces de transmitir rabia y el Colegio de Veterinarios provincial denunció hace poco tiempo que no hay vacunas antirrábicas.

En la ciudad de Rosario, durante 2018, hubo 40 mil personas que ingresaron al sistema de Salud pública porque no han podido mantener sus prepagas u obras sociales por haberse quedado sin empleo. El sistema ya empieza a tener fisuras y tiende a empeorar cada vez más. Si a eso le sumamos que la gente está cada vez más estresada, que se alimenta mal y que no puede acceder a insumos básicos de higiene, salud o profilaxis, la ecuación es bastante simple para ver lo que está por venir.

La “falacia abosluta” de «salvemos las dos vidas»

Daniel Gollán se expresó respecto al aborto: “Pasó lo que dijimos públicamente que iba a pasar: se siguen muriendo mujeres y ninguna que decide practicarse un aborto deja de hacerlo. Se demostró la falacia absoluta que representa el tema de las dos vidas”.

“Lo real y concreto –continuó el médico sanitarista– es que las mujeres en el mundo, que deciden hacerse un aborto lo hacen, más allá de las cuestiones religiosas. Una cosa es lo que tiene que ver con el derecho de la mujer y la salud pública, y otra es lo que tiene que ver con la religión”.

“Ahora no se aprobó la ley, pero el tema está en debate, habrá que esperar que cambien en un futuro no muy lejano, las composiciones de las cámaras para volver a tratarlo y hacerlo ley”, auguró el ex ministro de Salud de la Nación.

 

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