A las escuelas privadas de la provincia de Santa Fe (y de todo el país), las docentes ingresan y ascienden en su profesión por voluntad de las patronales. No hay concursos de ingreso ni para llegar a cargos directivos, tampoco escalafones que otorguen igualdad en el ejercicio de la enseñanza como se da en la educación pública estatal. La designación de educadoras y educadores es sencillamente a dedo. El Sadop Rosario, sindicato de los y las docentes privadas, quiere cambiar la historia y hacer valer los concursos y escalafones, para asegurar estabilidad y equidad en el oficio de educar, y también mejores aprendizajes. La petición no es nueva, pero este año será prioridad gremial en las paritarias santafesinas que arrancan la semana próxima.

“El reclamo por los concursos y escalafones está siempre presente en las paritarias. Hay una deuda del gobierno de la provincia de Santa Fe en resolverlo”, asegura el secretario general del Sadop Rosario, Martín Lucero, en diálogo con El Eslabón. Este pedido ya se ha formalizado varias veces en las distintas mesas de negociaciones, en las que hay “avances y retrocesos”, a veces por quedar consumido por las discusiones salariales de cada inicio de año. Vale recordar que el 30 por ciento de la enseñanza santafesina es de gestión privada.

Lucero define como “revolucionario para el sistema privado de la educación argentina” contar con concursos y escalafones. De hecho, de resolverse a favor este planteo, Santa Fe pasaría a ser la primera jurisdicción en el país en ampliar derechos a la docencia privada.

Pero falta. La provincia patea sistemáticamente para “más adelante” la discusión a esta demanda histórica del Sadop. El dirigente sindical del magisterio señala que la resolución al problema pasa por reglamentar la Ley de Educación Privada (N°6.427) donde se establecen los escalafones internos por escuelas. Esto es la nómina de docentes que aspiran a estar frente a un aula ordenada por mérito de antecedentes, considerando un parámetro objetivo, normado y no por lo que disponga un representante legal.

Martín Lucero. | Foto: Manuel Costa

“Lo único que falta es que el gobierno reglamente la ley”, insiste Martín Lucero y recuerda que ahora la selección de docentes que trabajan en el sector privado “es discrecional, según lo decide el empleador”. Y si bien algunas escuelas tienen establecido un sistema interno, propio, de selección, lo difícil es controlar cómo se concreta cada nombramiento.

“El ingreso a la educación privada no tiene parámetros objetivos”, dice Lucero para recordar que la meta de lograr concursos y escalafones, con reglas convenidas previamente, es que “no haya restricciones, que no se pueda prohibir el trabajo por discriminación ideológica o política, por ejemplo, y que cada docente se pueda postular donde quiera”. Y desde ya, tampoco persecución gremial, porque una de las causas por las que aún siguen siendo hostigadas las y los docentes del sector es por su afiliación sindical.

“El principal problema que tenemos hoy es que no hay en un lugar donde estén anotados los aspirantes por colegio, no sabemos ese dato. Es muy difícil conocer así cuándo se genera una vacante, y por lo tanto de dónde salió el docente que toma un cargo”, explica Lucero sobre las consecuencias de no contar ni con concursos de ingreso ni con escalafones docentes.

Otro gran problema que señala el dirigente sindical es la inequidad e injusticias que genera la ausencia de concursos para ascender en la carrera docente, concretamente para los cargos de dirección. Menciona aquí que algunos colegios organizan convocatorias internas para designar una directora, pero con pautas que terminan funcionando igual que un nombramiento a dedo. Por ejemplo, se les pide a las postulantes “identificación con el proyecto educativo o con el ideario institucional”, y la tarea la termina obteniendo no quien ejerció la docencia en esa misma escuela por más de 20 años, en forma comprometida, sino alguien externo a la institución.

“Esto supone que se promueve alguien de afuera, que hay animosidad y responde a una cuestión controladora por la que se designa el cargo”, observa Lucero sobre lo que genera la ausencia de concursos con reglas objetivas. “Queremos que la carrera docente no esté vinculada al libre pensamiento del representante legal de turno. A eso también apuntamos con los concursos y escalafones”, subraya.

Antecedente importante

La educación privada ya cuenta con un antecedente importante: desde 2008, se implementan en la provincia los concursos de supervisores por oposición y antecedentes. “Los resultados son más que buenos. Se ha dado la posibilidad que muchos docentes hayan llegado a los cargos de supervisión”, resalta Lucero sobre la conquista de hacer carrera docente.

El Sadop Rosario (también la seccional Santa Fe) considera que estas convocatorias regladas colectivamente se traducen en mejores condiciones laborales y por tanto en mejores aprendizajes. Lucero cita el ejemplo de la concentración de horas cátedra de las profesoras y profesores de la secundaria a la que habilitan los concursos: “Dejás de tener docentes-taxi y hay más participación del docente en la construcción del proyecto educativo”.

A su vez, contar con los escalafones hasta facilita traslados y cambios de turnos a las trabajadoras y trabajadores de la educación. Todos derechos por el momento sujetos al gusto y ganas de las patronales.

En el proyecto político del Sadop se distinguen – expresa Lucero – tres ejes clave: la unidad de la lucha docente, los concursos y escalafones, y la estabilidad laboral. Un gran paso – apoyados en esa unidad y movilización permanentes –  se dio a fines de 2016 cuando se aprobó la ley contra los despidos arbitrarios. Una norma conquistada y que le pone freno a los despidos antojadizos de los colegios privados, que además terminaba pagando el propio Estado. Desde entonces se sanciona con la quita del subsidio del cargo a las patronales que despidan “porque sí”.

El Sadop ahora quiere terminar con el otorgamiento del cargo o las horas cátedra “porque quiero”. Busca la garantía de “pautas objetivas en la carrera docente, de parámetros claros, para que el ejercicio de la profesión sea más justo”, tal como ocurre en la educación pública estatal. “De lo contrario”, profundiza Lucero, “se vuelve un sistema perverso” que depende de la voluntad del empleador.

Cuando las familias eligen escuelas, siempre lo hacen pensando en ofrecerles a sus hijas e hijos la mejor educación. El reclamo del magisterio de contar con concursos y escalafones tiene una incidencia directa en esa legítima aspiración vinculada con los aprendizajes. “Hoy las escuelas privadas pueden tener los mejores docentes, pero lo que los va a garantizar siempre, que sean los mejores, son los concursos y no que los designe el representante legal de turno”, precisa Lucero sobre el valor de contar con estas herramientas.

Lejos de las afirmaciones más comunes y falsamente difundidas, el trabajo de enseñar es evaluado permanentemente, desde que se empieza a estudiar hasta el ejercicio de la profesión. El pedido de concursar para ingresar a la docencia y ascender en la carrera habla claramente de esta valoración del magisterio.

El pedido por contar con llamados claros, normados para ejercer la docencia o hacer carrera en el oficio será puesto en la agenda de las paritarias una vez más la semana próxima.

“Sin ninguna duda, el tema volverá a ser planteado en la mesa de paritarias. Nunca lo vamos a dejar de pedir. Lograrlo será un cambio revolucionario para la educación privada santafesina y va a marcar un antes y un después en la educación privada del país”, manifiesta Lucero.

Fuente: El Eslabón

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