El primer mes del año había sido bastante benévolo con los sufridos habitantes que por lo general sufren en las grandes ciudades el agobio estival. Sus últimos días, sin embargo, volvieron a todas y todos a la normalidad de los sofocantes calores, agravados por los cortes de energía eléctrica, producto de la impunidad con que se mueven las concesionarias del servicio, que acumulan ganancias siderales pero que no invierten un solo peso en mejorar la capacidad instala de sus redes de distribución.
Un solo ejemplo basta para mostrar el descaro de las compañías bajo la órbita macrista: entre enero y septiembre de 2018, Central Puerto, la empresa de Nicolás Caputo, el amigo del alma del presidente Mauricio Macri, ganó 16.318 millones de pesos, lo que equivale a un 710 por ciento por encima de lo que ganó en el mismo período en 2017.
Estas compañías no invierten desde hace más años que los que gobierna Cambiemos, de tal modo que la enseñanza debe ser una sola: la energía no puede estar en otras manos que el Estado, que no tiene por qué obtener rentas pero sí debe tener la obligación que no tienen los privados, y es dar un buen servicio, cueste lo que cueste y a una tarifa que el usuario pueda pagar.
Aún en el caso de aquellas empresas distribuidoras que están en manos del Estado –la EPE santafesina es uno de ellos–, el mero enunciado de la premisa no alcanza, y vale agregar que ese Estado debe estar administrado por un Gobierno que represente los intereses populares, y no replique la lógica del mercado y su invisible mano, como hace el socialismo aliado a los radicales “progresistas” desde que llegaron a la Casa Gris.
Los cortes en el suministro del fluido eléctrico fueron de una magnitud que sorprende, teniendo en cuenta que es un año electoral. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y el conurbano bonaerense sencillamente se transformaron, en determinado momento, cuando los afectados ya se contaban de a decenas de miles, en un reguero de pólvora que si no llegó hasta el polvorín y lo hizo explotar fue porque antes fue mojado por la lluvia.
Mitos energéticos en estado gaseoso
La semana dejó un dato que derrumba el mito instalado por el macrismo de que durante la etapa kirchnerista no se hizo nada en torno de la matriz energética, tanto a nivel industrial como en términos domésticos.
Un informe del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) reveló que, sin necesidad de aplicar tarifazo alguno, Cristina Fernández de Kirchner incorporó un 68 por ciento más de nuevos usuarios residenciales a la red de gas que Mauricio Macri en igual período.
El director del Oetec, Federico Bernal, lo explicó con la claridad que no exhiben los funcionarios macristas cuando deben apelar al verso de la pesada herencia para explicar tanto los tarifazos como el fracaso en la producción de energía, sea cual fuere: “Nuestro último informe en este sentido se tituló «Macrismo: 2 años y 8 meses de gestión con la segunda peor marca de la historia en incorporación de nuevos usuarios residenciales a la red de gas».
Sólo actualizando los datos del Enargas a octubre de 2018, Bernal se encontró con sorprendentes hallazgos:
- Durante los primeros dos años y diez meses de gobierno de CFK se incorporaron 548.229 nuevos usuarios residenciales a la red de gas. En igual período, pero del mandato de Macri, se incorporaron 309.465 nuevos usuarios residenciales. La diferencia es de 44 por ciento menos para Cambiemos, y favorece en un 77 por ciento a la gestión kirchnerista.}
- En los primeros dos años y diez meses del segundo gobierno de CFK se incorporaron 494.273 nuevos usuarios residenciales a la red de gas. En igual período de Macri, lo dicho, 309.465. La diferencia es de menos 37 por ciento para el mejor equipo de los últimos 50 años y de más de 60 por ciento a favor de CFK.
Los dos períodos de CFK estudiados arrojan un promedio de 521.251 nuevos usuarios residenciales incorporados, con una diferencia de 68 por ciento a favor de la administración peronista.
Bernal remarcó que debe recordarse, “y aplicarse en todos los casos, que los porcentajes favorables a CFK se dieron en un contexto de «no tarifazo» y supuesta «crisis energética», mientras que los desplomes del 44 y 37 por ciento con Macri en un contexto de «tarifazo», inversiones masivas por acción «derrame» y sistema energético recuperado”.
Para rematar, el autor lanzó un desafío: “Bueno sería que Gustavo Lopetegui, autoridades del Enargas y las distribuidoras expliquen la mencionada contradicción”.
Un Papa activo y militante
Lejos de los apoyos vergonzosos de algunos dirigentes “peronistas” al intento desembozado de golpe en Venezuela, el Papa Francisco teme un “derramamiento de sangre” en ese país.
Y el lunes pasado de regreso al Vaticano, tras una visita a Panamá que sólo pudo ser ninguneada e invisibilizada por un poder que conoce el valor de ciertos discursos y el peso de determinadas palabras, argumentó que reconocer al autoproclamado presidente venezolano Juan Guaidó “sería una imprudencia pastoral”, y reclamó una salida de la crisis que sea “pacífica y justa”.
El sumo pontífice argentino no ignora que –como pocas veces en términos tan explícitos– su voz juega un rol significativo en la escena política argentina. A bordo del avión que lo condujo de regreso a Roma, ante los micrófonos de decenas de periodistas que lo acompañaban, plenamente consciente de que, al admitir que teme “el derramamiento de sangre” en Venezuela y que le “aterra” la violencia que podría desatarse por la crisis política en la hermana nación bolivariana, estaba condenando acciones y declaraciones de buena parte de la dirigencia política y del establishment argentinos.
Francisco dejó abierta la posibilidad de una suerte de mediación en el conflicto en el país bolivariano, al sostener que “si necesitan ayuda, de común acuerdo, que la pidan. Eso sí”. Y agregó algo que debería llevar a Macri, su Gobierno, y a los “peronistas racionales” a poner sus barbas en remojo: “Si yo entrara a decir hagan caso a estos países o a estos otros, me metería en un rol que no conozco, sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño”.
Francisco confesó que consideró mucho las declaraciones hechas cuando rompió el silencio sobre Venezuela durante su estadía en Panamá: “Las palabras las pensé y las repensé. Y creo que con eso expresé mi cercanía, lo que siento. Yo sufro por lo que está pasando en Venezuela en este momento y por eso deseo que se pongan de acuerdo, no sé, tampoco ponerse de acuerdo (sería el término, ndr) está bien”.
Son palabras que más temprano que tarde jugarán un rol decisivo en la crisis provocada por los opositores venezolanos cipayos, financiados y fogoneados por los EEUU. México ya se puso a la cabeza de una potencial mediación, que Nicolás Maduro no ve con malos ojos si esa oposición golpista desiste de su accionar criminal.
En la Argentina, en la semana Macri recibió –en un paso de tragicomedia– a la presunta embajadora “enviada” por el usurpador Juan Guaidó, que no resultó ser otra que una vulgar funcionaria macrista de segunda a la que le paga el sueldo la Legislatura bonaerense. Es difícil encontrar más patetismo en un episodio de “política internacional”.
La carta que puede cambiar casi todo
Un episodio vino a sacudir el escenario político nacional, apenas afectado por roscas típicas de un año electoral, es cierto que algo adelantadas por un cronograma que apura a cerrar listas cuanto antes.
Aún no se habían acallado los ecos de la decisión de María Eugenia Vidal de no desdoblar elecciones –en realidad una orden de la Casa Rosada–, cuando salió a la luz una carta enviada por la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia) a la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia) reclamándole que desista de la acusación contra CFK en la causa armada por Claudio Bonadio basada en la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman por la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán.
La contundente misiva es, sin duda, un duro revés para Bonadio, un sorpresivo cambio de la comunidad judía en su relación con Macri, y cambia muchas cosas en términos políticos, porque supone neutralizar un elemento de presión electoral que en forma permanente utiliza el macrismo para hostigar al sector más confrontativo del peronismo.
El pronunciamiento es demasiado claro en ese sentido como para que el gobierno de Cambiemos y el dispositivo mediático cómplice en el armado de las causas contra CFK lo soslayen.
La Amia, en su carta, es contundente en ese aspecto y sostiene que es “imperioso reforzar los mecanismos para mantener absoluta independencia de todas las instancias centrales de la comunidad judía de los partidos o grupos políticos”.
La entidad mutual envió la carta a la Daia planteando el reclamo en términos perentorios: “Consideramos que mantener esa querella es perjudicial para la comunidad en general y afecta en particular a la Amia en su gestión específica”.
La acusación se fundamenta en la denuncia presentada por el fallecido fiscal Alberto Nisman contra Cristina por el presunto encubrimiento de la voladura del edificio de la Amia en 1994.
La carta de la mutual judía fue dirigida al presidente de la Daia, Jorge Knoblovits, y en otro tramo de la misma se señala que renunciar a la querella posibilitará “empezar a tomar distancia de una causa que está en el centro de la famosa grieta que divide a la mayoría de los argentinos, división que por cierto no nos representa”.
La primera reacción de Clarín, uno de los tanques mediáticos más empeñados en erosionar a CFK con la causa de Bonadio fue puesta de relieve por la periodista Natasha Niebieskikwiat –una de las últimas personas en comunicarse con Nisman– en un artículo en el que revela algo sorprendente: “Consultado por Clarín el presidente de la Daia, Jorge Knoblovits, manifestó el desagrado de la institución –que preside desde principios de año– por «la publicidad de una carta que debía dirimirse en el seno de las instituciones comunitarias”.
El titular de la Daia puede opinar lo que quiera, pero en el contenido de la misiva se menciona un delito de acción pública, por tanto su publicidad no reviste la menor falta a otro código que no sea el interés de mantener en secreto una feroz interna en la comunidad.
Según publicó la agencia AJN, “la carta fue enviada el pasado 22 de enero y lleva las firmas del vicepresidente primero, Ariel Eichbaum, y del secretario general, Darío Fernan Curiel, porque el titular de la institución comunitaria se encontraba en Israel para participar en un homenaje al fallecido fiscal argentino Alberto Nisman”.
Precisamente en ese homenaje, el presidente de la Amia, Agustín Zbar, ya había anticipado su rechazo a un posible juicio en ausencia. “Para Amia resulta fundamental que los acusados iraníes sean juzgados en suelo argentino, para que den cuenta de sus actos con las garantías de nuestra Constitución nacional, sin caer en la tentación de modificar en nada el orden jurídico vigente por mejor intencionados que fueran los impulsos políticos de la hora”.
Los párrafos más destacados de la misiva son equivalentes a un viraje de 180 grados de un buque que navegaba con rumbo de colisión:
- “La Daia debe desistir de impulsar la causa judicial contra Cristina Fernández de Kirchner por el memorándum de entendimiento con Irán. La revisión de esa terrible decisión de política exterior y su reversión histórica corresponden a toda la sociedad argentina y sus representantes”.
- “En particular queremos puntualizar que Amia no se ha expresado a favor del juicio en ausencia y que toda declaración acción o compromiso asumido por Daia sobre ese tema u otro sin conocimiento y consentimiento de Amia sería eventualmente desconocido por nosotros. Enfatizamos que el respeto mutuo es la única manera de preservar la unidad y la paz comunitaria”.
- Es “imperioso reforzar los mecanismos para mantener absoluta independencia de todas las instancias centrales de la comunidad judía de los partidos o grupos políticos”.
Éste último párrafo es una suerte de confesión pública del macrismo explícito que ambas entidades exhibieron en los últimos años, mucho antes de que asuma la actual administración.
Y aunque la Amia no lo dice, la muerte del ex canciller Héctor Timerman fue un punto de inflexión en la relación de la mutual judía con la Daia macrista. Muchos miembros de la colectividad consideraron imperdonable el trato que el Gobierno y Bonadio le propinaron a un hombre de bien, enfermo y que sólo pretendía defenderse de viles acusaciones, con la pasiva actitud de la Amia y Daia.
Tal vez las palabras de Sergio Burstein, titular de Familiares y Amigos de las Víctimas de Amia, sinteticen ese sentimiento de buena parte de la comunidad judía Refiriéndose a ambas entidades, sentenció: “Nunca jamás me olvidaré que son también responsables por acción u omisión de la muerte de Timerman”.
Habrá que ver cuánto incide este abrupto cambio en la escena político electoral, pero lo que sí ya es un hecho es el efecto inundación de hormiguero que se produjo en los despachos más cercanos al juez pistolero en los Tribunales Federales de Comodoro Py, en un verano que de golpe está haciendo transpirar a muchos que estaban haciendo la plancha en paradisíacos destinos turísticos.
