Un escenario aparentemente dividido, otra vez, en tres tercios. El peronismo, la fortaleza de la suma en las primarias y la debilidad de la dispersión en las generales. Bonfatti, el regreso. Cambiemos: la marca en versión trucha.

Nueve fórmulas para gobernador y vice participarán de las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) de Santa Fe el domingo 28 de abril, aunque sólo un frente o coalición dirimirá allí quién será su candidato a la Casa Gris en las generales de junio. Con el retroceso de la marca Cambiemos arrastrada por la caída de la imagen del presidente Mauricio Macri y el desgaste de doce años de gestión al frente de la provincia del Frente Progresista Cívico y Social –que drenó una parte de sus aliados radicales a manos del macrismo–, el peronismo santafesino se entusiasma con regresar al poder del tercer distrito en importancia del país.

Los debates previos –en ocasiones estériles– sobre si es más conveniente arribar a un acuerdo que permita presentar una sola fórmula o resolver las diferencias internas mediante el voto de la ciudadanía cedieron al operar el plazo para la presentación de las nóminas.

De las tres coaliciones políticas que concentran la mayor adhesión de los votantes sólo una dejará que la participación democrática indique quién será su candidato o candidata en las elecciones generales de junio: el PJ. Las otras dos, por diversas razones, utilizarán las Paso como encuestas de cara a las generales.

Desde que en 2007 se implementó el sistema electoral de primarias abiertas en Santa Fe –que abrió al conjunto de los votantes las internas partidarias– todos los comicios para elegir gobernador los ganó la misma alianza entre socialistas, radicales y otros partidos de menor envergadura.

El Frente Progresista transitó ese proceso evitando las Paso mediante acuerdos internos o acudiendo a ellas, con el mismo resultado triunfante en los comicios generales.

El PRO provincial –desprendimiento o hijo putativo del peronismo reutemista– nunca las utilizó. El Justicialismo acudió a ellas en algunas oportunidades y presentó lista única en el último turno.

Es decir que los sobrevalorados consensos o las internas no garantizan resultados positivos por sí mismos.

Juntos

Como en dos de las últimas tres elecciones a gobernador desde que se implementó en Santa Fe el sistema de las Paso, el peronismo volverá a dirimir en una interna su candidatura a la Casa Gris. Uno de los postulantes ya participó en dos de esas tres contiendas, aunque en la última –2015– no tuvo contendiente interno.

Se trata de Omar Perotti, quien ahora enfrentará en la preselección a María Eugenia Bielsa, última vicegobernadora elegida mediante la ley de Lemas.

En 2007 el Frente para la Victoria fue a internas entre Rafael Bielsa y Agustín Rossi. El primero se convirtió en el candidato definitivo pero no pudo ganar la Gobernación.

Cuatro años después, en los comicios de 2011, fue Rossi quien resultó triunfante en las primarias, en las que el justicialismo se fragmentó en cuatro precandidaturas: las de Omar Perotti, Rafael Bielsa y Juan Carlos Mercier, funcionario de la última dictadura, ministro de Carlos Reutemann y finalmente asesor del PRO santafesino en una línea de admirable coherencia.

En las últimas elecciones a gobernador, el peronismo provincial fue con lista única, encabezada por el ascendente Perotti que se apoyaba en la postulación presidencial de Daniel Scioli. Fue la oportunidad en la que –en un escenario de tres tercios más o menos equilibrados- el peronismo estuvo más cerca de regresar a la Casa Gris.

En este turno electoral el senador nacional y ex intendente de Rafaela, Perotti, volverá a intentar convertirse en el postulante del justicialismo bajo el paraguas del frente Juntos, que reunió a una gran cantidad de fuerzas aliadas al PJ.

El 18 de abril enfrentará en las Paso a la arquitecta María Eugenia Bielsa, ex vicegobernadora y ex diputada provincial.

El cierre de listas de la semana pasada dejó un escenario en el que la precandidatura de Perotti reunió los apoyos de buena parte del peronismo, tras la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de asociar a Unidad Ciudadana –en Santa Fe integrada por el rossismo, La Cámpora conducida por Marcos Cleri y algunas otras figuras- a la suerte del contador rafaelino.

También cuenta esa precandidatura con la adhesión de senadores provinciales –a los que se le atribuye poder territorial-, sindicatos fuertes y el Frente Renovador. Uno de los datos más destacados del cierre de listas local.

En suma, Perotti sumó estructuras, orgas, pongámosle que algo de “aparato”, aunque la eficacia de ese sustantivo aplicado a la política es, cuanto menos, relativo.

Su precandidata a vice será la ex juez penal de Rosario, Alejandra Rodenas, diputada nacional desde hace dos años.

Enfrente, Bielsa llevará como vice al senador provincial Danilo Capitani y cerró los apoyos del Partido del Progreso Social, Nuevo Encuentro y otras fuerzas.

Hasta último momento dialogó con Ciudad Futura, la fuerza política más joven con asiento en Rosario, pero finalmente su líder, Juan Monteverde, será candidato a intendente por fuera del frente Juntos. La negociación que entabló con Bielsa suponía que participara de una interna con el –ahora– único precandidatos peronista en esta ciudad, Roberto Sukerman.

Con perfiles distintos, Perotti y Bielsa dirimirán las Paso del justicialismo santafesino el 18 de abril. Como en las otras ocasiones en la que esa fuerza fue a internas, la clave radica en la capacidad del ganador de las primarias en contener los votos de su adversario.

Algunos sondeos indican que la suma de ambos precandidatos haría del frente Juntos el más votado en las Paso, superando al Frente Progresista y a Cambiemos, que no poseen disputa interna. Ese escenario ya es conocido por el PJ santafesino, con fortuna escasa.

El perfil más progresista de Bielsa en relación a Perotti entusiasma a los armadores del oficialismo provincial, que sueñan con un drenaje de votos a su candidato, Antonio Bonfatti, si la arquitectura resultara perdidosa en las Paso.

Por ahora, todo esto es ciencia ficción.

El regreso

El presidente de la Cámara de Diputados provincial, Bonfatti, será el único candidato del Frente Progresista a la Gobernación, que ocupó entre 2011 y 2015 al suceder en el cargo a Hermes Binner.

En eso coincide con su antecesor, quien en 2007, cuando debutó el sistema de primarias, fue el postulante de la unidad socialista-radical.

En 2011, Bonfatti tuvo que enfrentar en las Paso del Frente Progresista a otros tres postulantes internos: el socialista Rubén Guistiniani –luego expulsado del partido por atrevido–, y los radicales Mario Barletta –que se fue sólo a Cambiemos– y el histórico Luis Changui Cáceres.

Cuatro años después, Lifschitz también debió resolver en una elección primaria su candidatura para suceder a Bonfatti. Fue, otra vez, con el radical Mario Barletta –entonces intendente de Santa Fe–, que aún era progresista. El resultado favoreció, 70 a 30, al socialista. El radical ahora es embajador argentino del macrismo en Montevideo, Uruguay.

El escenario electoral exhibe, nuevamente, una polarización más o menos pareja en tres tercios, como ocurrió en 2015. Por eso Lifschitz, que trabaja en un armado nacional por una tercera alternativa “fuera de la grieta”, decidió encabezar sin embargo la lista de precandidatos a diputados provinciales del Frente Progresista.

Devolviéndole, a Bonfatti, el gesto que el entonces gobernador hizo en 2015 para apuntalar la postulación del ex intendente de Rosario a la Casa Gris.

Lifschitz ganó la Gobernación ante el postulante del PRO que daba gracia, Miguel Del Sel, por apenas unos 1.500 votos. Evitar los julepes y las tensiones previene enfermedades cardíacas. Si bien había amagado con armarle una interna a Bonfatti, finalmente el actual gobernador decidió bancarlo.

En esos comicios de 2015, Perotti quedó en tercer puesto a sólo 20 mil votos del ganador. Algo similar puede repetirse en junio, pero antes está abril.

El Frente oficialista arrastra doce años de gestión y no posee referencia nacional. Esto último no reviste mayor trascendencia puesto que los comicios provinciales fueron ubicados bien lejos de los presidenciales de octubre. La “inseguridad” y el narcotráfico serán dos penales en contra que Bonfatti deberá intentar atajar durante toda la campaña, pateados por sus contendientes, que le recordarán que era el capitán del equipo cuando esos males se hicieron notablemente visibles en la agenda pública de Santa Fe.

A favor tiene, como todo oficialismo, el uso del aparato del Estado para notificar a la población de las bondades de sus políticas y, de ser sumamente imperioso, avivar la memoria con alguna moneda de uso más o menos discrecional.

Des-marcarse

Cambiemos, que hasta ahora siempre se presentó a las elecciones para la Gobernación bajo el sello Unión PRO Federal, por su vínculo obstétrico con un sector del peronismo provincial, el reutemista, enfrenta una dura parada (sin doble sentido).

Su precandidato único, el radical José Corral, logró ser el postulante de la unidad luego de que la UCR nacional interviniera la Convención Provincial del partido en Santa Fe por dar libertad de acción a sus dirigentes (una parte ligada al Frente Progresista) y tras el enorme traspié del precandidato macrista frente al radical en las Paso para la Gobernación de La Pampa.

El líder provincial del PRO, Federico Angelini, tuvo que declinar su precandidatura a gobernador en la primaria de Cambiemos para trocarla por una a diputado nacional y un puñado de lugares en las nóminas santafesinas a la Cámara baja.

Con el camino allanado, el intendente santafesino buscará reunir en las elecciones primarias los votos que le permitan llegar con chances a las generales. Su primer objetivo.

En estos meses procurará que el debate para la Gobernación sea exclusivamente local. Su claro eje de campaña es “la inseguridad”, el narcotráfico. Nada de producción, empleo, inflación y dólar.

Una buena performance de Corral en Santa Fe avivaría el fogón que la UCR nacional atiza ahora, que lo presiente a Macri mal parado entre las cuerdas, de la mano del mendocino Alfredo Cornejo. Si hasta el ex Resolución 125, Martín Lusteau, se la anima a punzarlo al estadista de Tandil.

Pero a Corral –que repite la candidatura única al igual que Del Sel en 2011 y 2015- le sopla el viento en contra de la gestión de gobierno nacional.

Así como a Albor Cantard la ascendente “marca Cambiemos” le permitió imponerse en los comicios de medio turno en 2017, a pesar del desconocimiento que anidaba en los votantes sobre su mera existencia, a su mentor José Corral le oficia, ahora, de empinado tobogán. Como se dijo en la edición anterior de El Eslabón, se trata de la misma marca pero en la versión que ofrecen los vendedores ambulantes del paseo comercial de calle San Luis, en Rosario.

Más notas relacionadas
Más por Luciano Couso
  • Que no nos agarre la noche

    Yo no sé, no. Estábamos reunidos junto al sendero de bicis, pegado al arco de cilindro que
  • Salir de la pesadilla Milei

    Ni soluciones mágicas ni desesperanza. Así se presenta el escenario que indefectiblemente
  • Olvido, mentira, injusticia

    Marzo no es un mes cualquiera en la Argentina. Desde 1976, su día 24 tiene un significado
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Que no nos agarre la noche

Yo no sé, no. Estábamos reunidos junto al sendero de bicis, pegado al arco de cilindro que