Marielle Franco, concejala y militante social de 38 años, afrodescendiente, socióloga e integrante del colectivo LGTBI, fue masacrada el 14 de marzo de 2018. Los sospechosos tienen relaciones de amistad, negocios y negociados con el mandatario brasileño y sus hijos, todos fans de los sicarios.

Marielle fue una de las dirigentes más votadas en las elecciones del 2016 para el Concejo de Río de Janeiro. Pertenecía al Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Había nacido en la favela de Maré y militaba por los favelados. Era afrodescendiente y lesbiana. La noche del 14 de marzo de 2018 fue acribillada de 13 disparos junto al conductor del vehículo en el que viajaba, Anderson Gomez, cuando regresaban de una actividad partidaria.

Según revelaron las fiscales Simone Sibilio y Leticia Emile, a cargo de la investigación que lleva adelante el juez Júri Kalil, “es indiscutible que Marielle Franco fue sumariamente ejecutada en función de su actuación política en defensa de las causas que defendía” y agregaron: “La barbarie practicada en la noche del 14 de marzo de 2018 fue un golpe al Estado Democrático de Derecho”.

Después de casi un año de marchas y reclamos de Justicia que se dieron, además, sobre todo tras el triunfo de Bolsonaro, en medio de un clima hostil, por momentos violento, este martes 12, a la madrugada, fueron detenidos Ronnie Lessa, de 48 años, policía retirado, y Elcio Vieiria de Queiroz, expulsado de la Policía Militar por inconducta, de 46.

Lessa es sindicado como el autor de los 13 disparos que terminaron con la vida de Marielle y el chofer del auto en el que volvía de un acto en una favela de Río. Vieira de Queiroz sería el que conducía el vehículo en el que los sicarios se acercaron para asesinarlos.

Los presuntos homicidas fueron apresados durante la madrugada en sus casas. Lessa habita una lujosa vivienda en el barrio señorial de Barra de Tijuca, zona de Río donde también vive el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Asimismo, en ese mismo sector vive el concejal ultraderechista Marcello Siciliano, del Partido Humanista Social, quien había sido allanado en enero pasado en el marco de la investigación, como presunto autor intelectual del crimen.

Los reclamos de los movimientos sociales y organismos de derechos humanos que desde hace un año vienen pidiendo justicia se centran ahora en exigir que la investigación logre determinar quiénes fueron los autores intelectuales del asesinato, y que no se quede en los meros sicarios.

Pero las relaciones entre los presuntos asesinos y el primer mandatario no terminan en hechos puntuales y circunstanciales (el hecho de ser vecinos y de aparecer juntos en fotos). Hay vínculos más profundos, más oscuros. Y muchos de ellos rozan los negocios y los negociados que dieron lugar a investigaciones por presuntos casos de corrupción que involucran a Bolsonaro y su clan, especialmente sus hijos.

Siciliano está implicado en sospechosas compras de tierras donde se asentarían muchas de las bandas paramilitares que vienen actuando como milicias dedicadas a exterminar determinados sujetos sociales, especialmente militantes.

Precisamente, el accionar de esas bandas de asesinos era una de las denuncias que llevaba adelante Marielle, quien repetidamente señalaba la inseguridad provocada por paramilitares, muchos de ellos surgidos de las filas policiales, ligados a dirigentes políticos.

Las investigaciones judiciales revelaron asimismo que el crimen había sido planeado en detalle desde varios meses antes. En este sentido, se hallaron indicios que indican que se hizo un completo trabajo de inteligencia sobre Marielle, quien además publicaba sus actividades en Facebook, de modo que no eran tan difícil saber que ese día la militante del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) iba a estar en la favela de la Maré.

El asesinato se produjo, además, en un contexto muy particular. Estaba por comenzar la campaña para las presidenciales de octubre y aún Lula da Silva estaba libre y con posibilidades de regresar al Palacio del Planalto.

Las compañeras y los compañeros de Marielle y sus familiares reclaman que la causa judicial no se quede en estos dos ejecutores y siga su curso “para arriba”. Incluso se sospecha que habría una persona ms en el vehículo (un Cobalt) utilizado para el operativo.

“Es un paso decisivo pero el caso no está el caso resuelto”, dijo a la TV Globo News Marcelo Freixo, diputado federal del PSOL, padrino político y amigo de Marielle.

Freixo exigió que la Justicia establezca quién ordenó matarla, con qué motivación política y a qué intereses benefició el asesinato de la concejala y militante.

Según informó Página 12, en Brasil, solo el ocho por ciento de los homicidios son esclarecidos, según denunció la ONG Río de Paz, un número sumamente bajo si se lo compara con países más desarrollados: en Alemania se esclarece el 98 por ciento de los asesinatos y en Japón, el 95.

Para Antonio Carlos Costa, fundador de la ONG, el hecho de que la justicia no dilucide este tipo de casos hace que los delincuentes sigan cometiendo los crímenes en libertad porque saben que pueden quedar impunes. “Queremos saber quiénes mandaron matar a Marielle, queremos saber quiénes fueron los autores intelectuales de ese asesinato. Ese crimen está metido en un contexto muy grande de impunidad, como lo están la mayoría de los homicidios en Brasil”, explicó Costa.

Por su parte, Amnistía Internacional (AI) también se sumó al pedido de que se investigue hasta dar con las personas que dieron la orden de matar a la militante. “La organización reitera que aún hay muchas preguntas sin respuesta y que las investigaciones tienen que continuar hasta que los autores y quienes encomendaron el asesinato sean llevados a la Justicia”, aseguró la organización de defensa de los derechos humanos en un comunicado.

La organización pidió asimismo que se cree en Brasil un grupo externo e independiente de especialistas para que se encargue de las investigaciones y del proceso. La organización considera que la policía de Río de Janeiro no puede ser responsable de investigar un grupo integrado por algunos de sus miembros o ex miembros, como los presuntos autores del crimen contra Franco.

Bolsonaro e hijos, fans de exterminadores

En su nota “El clan Bolsonaro y los exterminadores”, publicada en Página 12 el miércoles 13 de marzo, Eric Nepomuceno destaca que el apoyo de Bolsonaro y sus hijos (Carlos, Eduardo y Flavio) a las milicias de exterminadores siempre fue fervoroso y público. Pero además de apoyo hay relaciones profundas.

“El diputado provincial en Río, el hoy senador Flavio concedió a Adriano da Nóbrega, un ex capitán de la Policía Militar, el reconocimiento máximo de la Asamblea provincial. Nóbrega, hoy prófugo de la Justicia, es acusado de encabezar la ‘Oficina del Crimen’, la milicia que controla una de las mayores villas miseria de Río. Y más: empleó en su despacho de diputado a la madre, la mujer y una de las hijas del miliciano”, señala Nepomuceno.

“Pero hay más: el también ex policía militar Fabiano Queiróz, quien por décadas funcionó como una especie de gerente general de la familia –amigo del papá, era tratado por el trío de perros rabiosos como un tío querido– está involucrado hasta el cuello con desvío de dinero público e intimidad absoluta con el prófugo Nóbrega. Queiróz fue flagrado haciendo generosos depósitos en la cuenta bancaria no solo del hijo Flavio pero también de la actual primera dama, Michelle Bolsonaro”, agrega el columnista de Página 12, quien precisa que en dos años pasaron por una de las cuentas de Queiróz poco menos de dos millones de dólares.

“Sobran fotos del Bolsonaro padre con los dos detenidos (como se puede ver a Élcio Vieira de Queiroz). Una hija de Ronnie Lessa ha sido novia de uno de los hijos presidenciales. Y Lessa reiteraba siempre, y jamás fue desmentido, que el término del noviazgo de su hija con el hijo del capitán no los había alejado”, señala Nepomuceno.

“Varios eran los indicios de que, para no hacer tambalear aún más el gobierno sin rumbo encabezado por un desequilibrado y sus hijos hidrófobos, el vínculo del clan Bolsonaro con los grupos de exterminio quedarían a la sombra. Pero alguien prendió la luz”, agrega el columnista.

El tiempo dirá hasta dónde es capaz de llegar la Justicia de Brasil con su luz, en tiempos de oscuridad donde un presidente se dedica a hacer permanentes apologías del genocidio y la dictadura. “La democracia y la libertad existen cuando las Fuerzas Armadas así lo quieren”, declaró Bolsonaro el 7 de marzo.

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