El joven de 23 años, hijo del exjefe de la barrabrava de Newell’s, Pimpi, fue condenado a 10 años y 8 meses de prisión por un homicidio. Está acusado de otro y de integrar una asociación ilícita. Su padre fue asesinado en 2010, su madre lo abandonó mucho antes. Los esfuerzos y el fracaso del sistema penal juvenil.

“Quiero que me juzguen como Alexis Caminos, no como el hijo del Pimpi”, pidió el joven de 23 años cuyo padre trascendió las fronteras del Barrio Municipal por ser jefe de la barrabrava de Newell’s Old Boys, atado a la suerte del entonces presidente del club, Eduardo José López. En 2010 fue asesinado, cuando el chico tenía 14 años. El juez de Menores Estanislao Surraco parece haber tenido en cuenta esta semana la solicitud del reo sobre el que tenía que dictar sentencia, luego de que en 2015 una jueza lo encontrara penalmente responsable de un asesinato, porque lo condenó a 10 años y 8 meses de reclusión. Un monto intermedio entre los 16 años que había pedido la fiscal del caso y la pena mínima por homicidio en grado de tentativa que habían solicitado sus abogadas defensoras. A los 23 años lleva casi cinco preso, le endilgan tres homicidios y participar de una asociación ilícita vinculada al narcomenudeo. En la adolescencia intentó quietarse la vida, mientras transcurría sus días en un instituto para menores en conflicto con la ley penal. La historia de Alexis Damián Caminos, como reseña su primera condena, es también la del fracaso del sistema penal por “procurar la reintegración social”.

Broncas

La primera “boleta” que el Poder Judicial le imputó a Alexis Caminos data de 2012, cuando debía ser un adolescente de 16 años. La víctima fue Claudio Ruiz, blanco de once disparos por la espalda en el ingreso a su vivienda, en el Barrio Municipal donde mandan los Caminos. El crimen tuvo como testigo a la mujer de Ruiz, que vio cómo Alexis lo tiroteaba. Por ese asesinato lo condenaron esta semana, por primera vez, a 10 años y 8 meses de cárcel.

Antes estuvo involucrado en otro caso similar, pero era penalmente inimputable porque tenía 15 años. Ocurrió en agosto de 2011 y por el crimen fue procesado su primo Gustavo Caminos, mientras que testigos del asesinato de Maximiliano Nota señalaron a Alexis como quien disparaba desde la moto que conducía su primo.

Luego le endilgaron otro homicidio, ocurrido cuatro años más tarde que el de Ruiz, el de una mujer con cuya familia los parientes del joven mantienen fuego cruzado en Barrio Municipal y Tablada. Los Funes.

En octubre del año pasado, la fiscal Marisol Fabbro adelantó, en una audiencia preliminar al juicio, que pedirá 25 años de cárcel para Alexis Caminos, a quien considera coautor del homicidio de Mariela Griselda Miranda, ocurrido en marzo de 2016 en el barrio Tablada, donde residían los Funes.

Desde hace un lustro ambas familias mantienen un encono armado atravesado por una vieja bronca –llevar un presunto intento de usurpación a la Justicia- y por el negocio del narcomenudeo en los mismos barrios.

Miranda era la pareja de Jorge Gordo Funes, investigado ahora por narcotráfico en la Justicia Federal de Rosario. Y madre de los hermanos Jonathan, Ulises, Lautaro y Alan.

Los dos primeros fueron asesinados en poco más de un mes entre diciembre de 2017 y febrero del año pasado. Los otros dos están presos, el primero acusado de participar de una asociación ilícita junto a uno de los asesinos de Pimpi Caminos y el segundo imputado como autor de un homicidio, de dos tentativas de asesinato, amenazas, asociación ilícita, abuso de arma y cuatro casos de tenencia y portación.

Alan Funes vio cómo su madre caía muerta por las balas que dispararon de una moto en marzo de 2016. Según la investigación judicial, quien la conducía era Alexis Caminos y el que tiraba desde atrás Juan Almada, para quien la fiscal Fabro adelantó que solicitará 30 años de cárcel como autor material del asesinato de Miranda.

Por los homicidios de Ulises y Jonathan Funes fue imputado con prisión preventiva Enrique Adrián Solís, alias Cable, también acusado de un tiroteo al Gordo Funes en Año Nuevo de 2018.

Cable admitió durante una audiencia judicial un viejo vínculo con la familia de Rubén Tubi Segovia, de barrio Tablada, cuya hermana Marcela Díaz fue reconocida por Jorge Funes como una de las que iba en el auto que lo tiroteó en Año Nuevo. Díaz fue asesinada unos días después de ese episodio, el 14 de enero de 2018.

Por su crimen fue acusado Alan Funes y su novia Jorgelina Chipi Selerpe, en presunta venganza por el asesinato de Ulises Funes unos días antes. “Tubi” Segovia, un sicario vinculado al clan Caminos igual que su hermana Marcela Díaz, apareció muerto a puñaladas en abril pasado en un pabellón de la cárcel de Coronda. Cumplía prisión preventiva acusado de dos homicidios, uno ocurrido en 2016 que tenía como objetivo a Lautaro Funes, pero por una confusión resultó asesinado otro hombre que circulaba en moto con su familia.

Entrada y salida

El padre de Alexis, Roberto Pimpi Caminos, fue líder de la barrabrava de Newell’s desde fines de los 90 hasta principios de 2009. El 19 de marzo de 2010, cuando el pibe tenía 14 años y el sistema penal aún no había posado su mirada sobre él, su padre fue asesinado de cinco balazos en la puerta del bar Ezeiza de Servando Bayo al 1400, al salir a fumar un pucho.

Por el homicidio de Pimpi fue condenado René Ungaro a 17 años de cárcel –también hubo otros dos sentenciados-, quien el año pasado fue imputado por conformar una asociación ilícita con Lautaro Funes, entre otros. Años después fue condenado como instigador de ese crimen Diego Panadero Ochoa, quien sucedió a Pimpi en la barra Leprosa.  

Según la resolución del juez Surraco, Alexis fue abandonado por su madre, Marta Ojeda, cuando era pequeño. A los 14 años, como se dijo, perdió a su padre. Una de sus tías, Rosa Caminos, irá a juicio por liderar una banda narco en el mismo barrio donde se crió el joven.

En 2012, a los 16 años y ya punible, se registró su primer ingreso al sistema penal juvenil por el asesinato de Ruiz.

De acuerdo a las constancias de su legajo, en esa oportunidad “se diagramaron distintas estrategias de intervención, de abordaje, donde primeramente se visibilizó una suerte de adherencia” del adolescente acusado de un homicidio que estaba privado de la libertad en el Instituto de Rehabilitación Adolescente de Rosario (Irar).

“Es así, que luego de un año de estar detenido, al joven Alexis Caminos se le morigeró la coerción que venía transitando, y se resolvió el egreso del Irar, con la permanencia obligada en el domicilio de su tía, en el Barrio Municipal”, reseña el juez Surraco.

Alexis quedó al cuidado de su tía Norma Caminos y la pareja de ella, Juan, bajo la condición de mantener el “espacio terapéutico, la inclusión en el mundo laboral y el sostenimiento de la instancia educativa que venía recorriendo” en el Irar.

Pero a los cuatro meses de recuperar la libertad, el entonces adolescentes quedó envuelto en nuevos delitos, según recuerda el juez, lo que motivó su regreso al horrible instituto de menores de Rosario. Finalmente fue sobreseído, en 2015, por esas acusaciones.

Su reingreso a la sombra “lo encontró fuertemente marcado por cuadros de angustia que padecía, que se visibilizaron mediante episodios de autolesión” e intentos de suicidio “en varias oportunidades”.

A pesar de que mostró “cierta inquietud de participar de las diferentes propuestas socioeducativas que le fueron ofreciendo” también coleccionó “una cantidad considerable de sanciones disciplinarias”, señala la sentencia, que hicieron que lo trasladen al pabellón juvenil del penal de Las Flores.

Un “claro fracaso”

A los 18 años, al cumplir la mayoría de edad, egresó del Irar. En 2015 fue encontrado penalmente responsable del asesinato de 2012. Como indica el sistema penal de menores, primero un magistrado realiza el análisis del caso y luego, otro, establece si dicta una condena.

“Alexis Caminos se acercó al Tribunal para notificarse de la resolución de autoría dictada por la doctora Carolina Hernández, compareció luego a la audiencia de conocimiento personal fijada por la Alzada y luego, en oportunidad que es citado para notificársele la confirmación de la resolución de autoría por la Cámara, no concurre”, dice el juez Surraco.

Lo declararon en rebeldía y le dictaron orden de captura, que se concretó en 2016 cuando fue detenido nuevamente. Desde entonces está preso.

El juez que lo condenó a 10 años y 8 meses de reclusión por el asesinato de Ruiz, señaló que “se articularon constantemente medidas tendentes a procurar la reintegración social del joven”.

Y no fue sólo en una, fueron en dos instancias, que a partir del encierro, se trabajó el afuera, el egreso, buscando una mirada superadora, contemplativa, donde se terminó observando que el compromiso del encartado fue sólo formal, no real”.

La sentencia indica que Alexis “no demostró arrepentimiento, pero sí evidenció una asunción de responsabilidad que lo hace merecedor de una posible condena”.

Si bien es cierto que “cuenta un historial de vida atravesado de situaciones violentas y episodios que marcaron fuertemente su personalidad (muerte violenta de su padre y abandono de su madre desde muy temprana edad), dispuso siempre de herramientas y recursos intelectuales que le permitían -y permiten- observar claramente el límite de lo correcto e incorrecto, de lo justo y de lo injusto, del delito y la conducta conforme a derecho”, aseguró el juez.

Del análisis de su legajo, el magistrado interpreta que a pesar de los distintos abordajes “no hubo una recapacitación del accionar, que no hubo adherencia de las propuestas formuladas, que la mentada resociabilización y/o rehabilitación no se internalizó”.

Agrega que “y bajo dicha lógica -que denota un claro fracaso de la pretendida recomposición tutelar- debe procurarse la determinación de su eventual condena”.

Y concluye que “en consideración de lo expuesto, no hay dudas que Alexis Caminos es merecedor de una condena”. Le dicto una de casi 11 años, de la que deben descontarse los que ya lleva arrestado sin sentencia.

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