“Lo peor que le podés hacer a una persona dedicada a la política es quitarle la palabra”, dice Fernanda Gigliani. La concejala acaba de participar de un actividad con ex combatientes de Malvinas y subir a su despacho, mientras el hall de entrada del Palacio Vasallo todavía está repleto de gente. La campaña, que la tiene meta discursos, reuniones, entrevistas y encuentros con vecinos y vecinas, pasa su factura. “Vengo la voz algo achacada”, aclara, aunque no tendrá problemas para repasar su historia y hablar del “proyecto de ciudad” que propone para el tercer mandato como edila que la tiene de aquí para allá por estos días.

—¿Dónde y cuándo se inicia tu historia política?

—Yo creo que en mi casa, desde muy chica en San Nicolás. Vengo de familia de militantes políticos. Mi vieja militante peronista, quien fue como mi viejo presidente del Partido Justicialista de San Nicolás dos veces. Fue concejal también. Mi casa era de puertas abiertas, era algo muy natural ir a los actos políticos. En casa se armaban las listas en épocas de campaña, se armaban discursos, se hacían reuniones, las recorridas barriales, la fiscalización en una campaña, eso para mí era algo absolutamente natural.

Obviamente cuando cumplo dieciocho años, casi compulsivamente me afilian al peronismo (risas) sin consultarme, no había opción, y la verdad es que en ese momento no sentía ganas ni tampoco me animaba demasiado involucrarme directamente en la militancia.

—¿Y en qué espacio comenzaste tu primera militancia?  

—Cuando me vengo a estudiar a Rosario empiezo a coordinar un voluntariado. Arranco más desde lo social. Creo que los hijos de militantes a veces empezamos a enojarnos un poco con la política y después nos vamos amigando, uno sentía a veces que la política te quitaba tus afectos, tiempo con tu familia, creo que pasé una etapa de enojo con la política. Entonces arranque a militar en lo social. Coordiné un voluntariado con chicos en situación de calle que fue una experiencia hermosa, todavía me sigo cruzando con algunos de esos pibes con los que laburamos. Era un voluntariado que estaba dentro de la fundación de (Héctor) Cavallero, pero claro, estaba bien diferenciada la actividad social de la “política” en ese momento. Para mí fue una experiencia muy linda, pero también fue muy frustrante porque en todo ese trayecto uno veía que podía ponerle el cuerpo, podía acompañar a los pibes en gran parte del día, intentar resolver algunas cuestiones pero que en realidad no modificaba su condición de vida.

Un poco después yo tuve que ir a laburar de moza, así que no pude dedicarme más al voluntariado. Un día me acerco a Cavallero, empiezo a conocer más la visión que la gente tenía de él, que es lo que a mí me hizo ilusionar. Nunca me había pasado de ver a un vecino emocionado de ver a un político, un vecino llorando agradeciéndole una obra, agradeciéndole un servicio que nunca había tenido. Ahí tomé la decisión de empezar a militar con él.

Me afilié al Partido Progreso Social, que viene de la línea del Socialismo, así que ahí ni mi vieja, ni Pepe, que era como mi viejo, me lo perdonaron (risas) y bueno, ahí arranco ya mi carrera política. Empiezo a coordinar la juventud del PPS y en ese momento, en la campaña del 2011, el partido define que yo sea la candidata que los represente en la lista de concejales. Yo iba después de (Roberto) Sukerman, segunda en la lista. Luego ya arranca mi historia en el Concejo. Empiezo siendo candidata a los 28 años, asumo con 29.
Para mi fue todo nuevo, no conocía el Concejo Municipal, no conocía su dinámica. Cuando arranco me toca participar en comisiones que son muy estratégicas de la ciudad, lo cual me implicó estudiar muchísimo, formarme. Estuve en Planeamiento, que es muy técnica; también me tocó la comisión de Gobierno, fui su presidenta; y Derechos Humanos.

—¿Qué referencias y dirigentes te generan o generaron una identificación política?

—Vengo de una familia peronista, para mí la figura de Evita es fundamental. También Alicia Moreau de Justo o Allende. Son figuras que a mí me han marcado. Después, desde lo más cercano, más allá de cómo se terminó nuestra relación con una ruptura, para mi Cavallero fue el mejor intendente de Rosario y lo voy a seguir diciendo. Es como mi escuela en lo personal, desde la militancia concreta. Después todo el proceso del kirchnerismo, Néstor y Cristina, eso a mi generación la ha marcado a fuego, nosotros somos esa generación. Pero rescato muchas cosas de gente que es anónima, gente que no es reconocida pero que tiene larga experiencia de militancia.

—¿Cómo definirías la tarea que realiza un concejal, o una concejala?

—La tarea fundamental de un concejal es recorrer la calle, ser la voz o el nexo entre el vecino y la intendencia para que se concreten obras y se pueda acceder a servicios que tienen que ver con la calidad de vida de la gente. Nos ha tocado ser concejales en un momento complejo de Rosario, donde los problemas siguen siendo los mismos, pero con otra complejidad, entonces de repente nos vimos trabajando en una ordenanza del control económico financiero de inversiones. Creo que no cualquiera puede ser concejal en estos tiempos, el concejal de hoy no es solamente el concejal del alumbrado, el barrido y la limpieza, es un concejal que también tiene que tener otra mirada de los temas complejos de la ciudad, aunque no sean de nuestra competencia, por ejemplo la seguridad, que no es una competencia propiamente municipal.

Foto: Maia Basso

—¿Y cuáles son las problemáticas que te parecen centrales en la ciudad para trabajar desde el Palacio de los Leones?

—La seguridad sin duda. Ese te diría que es el gran tema que atraviesa a cualquier vecino independientemente de su condición social o de donde viva. En época de campaña por ahí utilizando este problema se tiran propuestas grandilocuentes, propuestas que por ahí son impracticables o que nada tienen que ver con la competencia de un concejal.

Hay que hacer todo el esfuerzo para que el municipio aboque todo su capital humano y económico en generar entornos seguros.

La urbanización de asentamientos irregulares es una tarea fundamental que nos debemos en Rosario. Tenemos 200 mil personas viviendo en asentamientos irregulares. Los vecinos piden aperturas de calles, lo que parece una cosa simple. Estoy convencida de que el municipio tiene que abocarse a esas pequeñas pero grandes cosas que son el gran aporte que puede hacer la Municipalidad en materia de seguridad.

Por otro lado, a mi me toca ahora ser presidenta de la comisión de Planeamiento. Creo que el tema de discutir los usos de la poca tierra vacante, urbanizable, que queda en nuestra ciudad, esta discusión que nos hemos dado en 2012-2013 donde decidimos en conjunto, votar un nuevo código urbano con alturas más bajas pretendiendo tener una ciudad más a escala urbana.

Hay otros problemas que hoy están empezando a tener los vecinos, que tienen que ver con la contaminación del aire, el avance de la especulación inmobiliaria. La construcción tiene una cara positiva, que es un gran movilizador de la economía que genera muchísimos puestos de empleo, que genera nueva vivienda, que va generando la sustitución de la ciudad vieja por la nueva. Pero tiene la contracara que es la especulación inmobiliaria, que en nuestra ciudad la vivimos de una manera muy encarnizada. Las normas deben ser para todos por igual, sin arbitrariedad, sin ilegalidad ni privilegios. Me ha tocado incluso ir a la justicia a denunciar algunas situaciones donde de manera arbitraria la intendencia otorga permisos de edificación o se otorgan excepciones a algunos empresarios que son amigos del poder. Ese es un gran foco de corrupción. También en esa comisión debatimos qué obras públicas son básicas y necesarias, yo diría en términos de reparación histórica con muchos barrios de nuestra ciudad.

—¿Qué te parece que está en juego en esta elección, tanto en la ciudad, como en la provincia y la nación?

—Yo creo que a nivel provincial y local hay una gestión del Frente Progresista que está agotada, que está claro que no han podido resolver la cuestión de la inseguridad. Quien se presenta hoy como candidato a gobernador del Frente Progresista parece que quisiera asumir una gobernación con beneficio de inventario y la verdad que (Antonio) Bonfatti todavía tiene que dar muchas explicaciones de su propia gestión como gobernador. Como ciudadana, me gustaría saber por qué desistió de la querella que había iniciado por la balacera en su propio domicilio. Todavía no se dieron explicaciones sobre porqué funcionarios suyos habían intervenido una “mac” de un narco que había sido asesinado en el acceso sur antes que la tocaran funcionarios judiciales.

Por otro lado, tenemos una intendenta que no opina siquiera sobre el hecho de que hayamos tenido seis muertos en un fin de semana en la ciudad, por ser del mismo color político el gobernador. Que no participó del reclamo por una intervención de la provincia en materia de sostenimiento en el transporte público de pasajeros, de mayor seguridad. Son reclamos que cualquier intendente o intendenta debiera llevar adelante.

Han sido muy complacientes con el gobierno macrista durante todo este tiempo. Me hubiese gustado que las movilizaciones que lleva adelante la Multisectorial contra los Tarifazos, las movilizaciones que hacen los jubilados, o familiares de personas con discapacidad que han perdido sus pensiones, tengan tanto a la intendenta como el gobernador al frente.

Estoy convencida que Roberto Sukerman va ganar la intendencia de Rosario, y espero que en la gobernación sean o María Eugenia Bielsa u Omar Perotti, porque Rosario hoy es santafesino dependiente. Me cuesta pensar en un escenario de un intendente que no pueda tener el acompañamiento, en este caso, de un gobernador que sea de un mismo signo político.

A nivel nacional creo que está claro, me parece que Macri no puede gobernar un minuto más la República Argentina. Tenemos nuevos bolsones de pobreza, una crisis económica y social profunda que obviamente en ciudades como la nuestra golpea muy fuerte, estamos en emergencia alimentaria, en emergencia social con miles de pérdidas de puestos de empleo y obviamente, si la inseguridad es el problema que más preocupa a los rosarinos, cuanto más desigual sea nuestra sociedad, más violencia urbana va a haber. Todavía no hay un escenario muy claro a nivel nacional, digo en cuanto a candidatos, pero está claro que el macrismo no puede gobernar más la República Argentina.

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