Acosado por la corrupción y en medio de la aplicación de un brutal ajuste neoliberal, el presidente sospechado de tener empresas off shore Lenín Moreno canceló el asilo al fundador de WikiLeaks, refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde 2012. La policía británica lo llevó detenido.

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, se viene ocupando de implementar políticas que están en las antípodas de las de su antecesor, Rafael Correa (presidente entre 2007 y 2017). La revolución ciudadana de Correa se convirtió en una restauración conservadora. Ecuador se incorporó así al pelotón de países en manos de la derecha en la región, serviles a EEUU y feroces enemigos del pueblo venezolano.

Correa pasó, de ser su mentor político y compañero de fórmula de Moreno, a convertirse en su principal enemigo, y una suerte de demonio que resume todo lo que está mal en Ecuador y en el mundo.

La figura estigmatizada del ex mandatario, utilizado como “pesada herencia”, le sirve a Moreno para justificar la implementación de medidas antipopulares: ajustes, despidos masivos, desguace del Estado y privatizaciones.

Además, Moreno está bajo la lupa, sospechado de haber cometido hechos de corrupción y tener empresas off shore en paraísos fiscales. El denominado caso “INA Papers” investiga la presunta implicación de la familia del presidente ecuatoriano en delitos de corrupción, perjurio y lavado de activos, a través de empresas extranjeras. Las maniobras se conocieron a partir de la aparición de un dossier de una fuente anónima.

El mandatario ecuatoriano, que siempre tuvo ganas de entregar a Assange para congraciarse con EEUU, apuntó al fundador de WikiLeaks como quien estuvo detrás de esa revelación, acusándolo de haber violado los términos de su asilo diplomático en la Embajada de Ecuador en Londres. Assange había entrado en la legación ecuatoriana en 2012 para evitar su extradición a Suecia, que entonces solicitaba su entrega por presuntos delitos sexuales.

En octubre del año pasado, diplomáticos ecuatorianos elaboraron un protocolo especial para detallar las condiciones que deberían ser “estrictamente cumplidas” por Assange. Entre una serie de restricciones, se detallaba que “al ejercer su derecho de comunicación y de libertad de expresión desde la Embajada de Ecuador”, debería “acatar escrupulosamente” las normas del asilo diplomático, por lo cual le queda prohibido “realizar actividades que pudieran ser consideradas como políticas y de interferencia en los asuntos internos de otros Estados, o que puedan causar perjuicio a las buenas relaciones del Ecuador con cualquier otro Estado, sea cual fuere la forma que se emplee para ejecutar dichas actividades”.

La entrega de Assange no sorprendió a nadie. El gobierno de Ecuador, bajo la presión de EEUU, venía preparando el terreno. Hace una semana, la organización WikiLeaks señaló que Assange “sería expulsado dentro de horas o días de la Embajada ecuatoriana en el Reino Unido, para posteriormente ser arrestado por las autoridades británicas”.

Ecuador había calificado la semana pasada de “insultantes” afirmaciones de Wikileaks según las cuales Quito tenía un acuerdo con Londres para expulsar a Assange. Pero este lunes 8, el canciller de Ecuador, José Valencia, precisó que su país resolvería “en su momento” si mantenía o retiraba su asilo.

Moreno anunció este jueves 11 en la red social Twitter el retiro del asilo a Assange: “Ecuador decidió soberanamente retirar el asilo diplomático a Julián Assange por violar reiteradamente convenciones internacionales y protocolo de convivencia”. Poco después, llegó la policía y se llevó detenido a Assange.

“La policía metropolitana fue invitada a la embajada por el embajador (de Ecuador) después de la retirada del asilo por el gobierno ecuatoriano”, afirmó a través de un comunicado la policía metropolitana de Londres, más conocida como Scotland Yard.

Assange fue trasladado “a una comisaría del centro de Londres donde permanecerá hasta que comparezca ante un juez cuanto antes”, agregó.

Imágenes que recorrieron todo el mundo mostraron cómo agentes de la policía londinense sacaban a Assange, con larga barba blanca, del edificio de la embajada ecuatoriana, situada en el elegante barrio de Knightsbridge, donde había entrado para escapar a una extradición a Suecia cuyas bases no prosperaron.

Assange se había refugiado en la embajada ecuatoriana de Londres el 19 de junio de 2012, donde pidió protección, para escapar a una orden de detención europea emitida por Suecia debido a acusaciones por presuntos delitos sexuales.

El experto informático afirma que todo se trataba de un plan de EEUU para lograr extraditarlo y juzgarlo por la publicación en 2010 de cientos de miles de documentos secretos, militares y diplomáticos, que pusieron a Washington en un fuerte compromiso por dar a conocer crímenes de guerra del Imperio y cuestiones de política interna.

Los defensores de Assange temen que si es juzgado por traición o divulgación de secretos pueda ser condenado en EEUU a la pena capital. En respuesta a esta posibilidad, Correa le otorgó el asilo diplomático en agosto de 2012.

Los cargos contra el australiano en Suecia fueron finalmente archivados, pero hasta el día de hoy seguía pesando sobre él una orden de detención de las autoridades británicas por haber violado en aquella ocasión las condiciones de su libertad condicional.

“Lenín Moreno, nefasto presidente del Ecuador, ha demostrado su miseria humana al mundo, entregando a Julián Assange -no solo asilado, sino también ciudadano ecuatoriano- a la policía británica. Esto pone en riesgo la vida de Assange, y humilla al Ecuador. Día de luto mundial”, señaló el ex presidente Correa a través de la red social Twitter.

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