La afirmación es del pedagogo Gabriel Brener. Será uno de los disertantes en el congreso que se realizará en Reconquista el próximo sábado 4 de mayo. Lo organiza Amsafé y ya estiman reunirá a 900 docentes del norte provincial.

“Hay un conjunto de señales que está mostrando que los modos de gobernar un proceso de restricción de derechos es aumentando la lógica punitiva en docentes y estudiantes”. La opinión la comparte el pedagogo Gabriel Brener y cita como ejemplos la persecución a los sindicatos docentes, a las organizaciones estudiantiles y la imposición de una lógica meritocrática en la enseñanza. El educador será uno de los disertantes en el Primer Congreso Pedagógico Regional que tendrá lugar el sábado 4 de mayo en Reconquista. El encuentro es organizado por Amsafé y ya estiman que reunirá a 900 docentes.

Brener es profesor en la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) y de la Universidad de Buenos Aires (UBA); asesora la formación de docentes y equipos de conducción, y actualmente dirige una investigación sobre la judicialización de las relaciones pedagógicas. En charla con el eslabón, celebra el congreso de Reconquista, la idea de que el magisterio a través de sus organizaciones sindicales se dé “estas instancias de pensamiento colectivo sobre la práctica”, que además “son espacios para defender la educación como derecho”.

La apertura del encuentro estará a cargo de la secretaria general de Ctera y Amsafé provincial, Sonia Alesso, y de su par de la delegación General Obligado, María Hemilse Cañete. También disertarán Patricia Redondo y Miguel Duhalde, entre otros invitados. El tema convocante es “Educación pública, políticas educativas, derecho social a la educación”.

Escuela, violencia y medios

Gabriel Brener participará en el panel sobre “Escuelas, violencias, medios y vínculos entre generaciones”, título que además refiere a uno de sus libros.

“La escuela está en problemas” sostiene a modo de hipótesis de trabajo y para advertir cómo el ajuste, las políticas económicas, educativas oficiales y de retracción de derechos atentan contra la institución escolar. “Hay ciertos términos que han dejado de circular en el mundo educativo pero también en la sociedad, me refiero a derechos, a la noción de igualdad, a la idea de inclusión. En tanto que aparecen, se cotizan alto en el mercado y circulan de manera corriente palabras como meritocracia o emprendedurismo”, señala.

Además, el educador invita a mirar aquellos aspectos endógenos que también muestran a esa “escuela en problemas”: “La escuela tiene que revisar su aún vigente condición de adultocentrismo y la relación con el propio entorno; es decir, tiene que poder pensarse a sí misma como una cultura escolar que no sea impermeable a otras culturas. Que pueda revisar las relaciones que hay entre la cultura escolar y las culturas infantiles, juveniles, mediáticas y tecnológicas, entre otras”. Y agrega que también es un desafío pensar en esa escuela que hoy “resulta extemporánea o queda offside”.

Analizar la relación entre medios, educación y violencia es para Brener un llamado a superar la lógica binaria propia de los medios de comunicación, y la del panelismo televisivo tan común para explicar la realidad. Propone entonces pensar las situaciones de convivencia o de violencia que suceden en torno a la escuela en todas sus complejidades, superando esa mirada simplista y dual que reduce a señalar una víctima y un culpable.

—¿De qué manera los medios masivos de comunicación contribuyen a ese modelo meritocrático y mercantilista de la educación que mencionaba?

—Hay dos posibles dimensiones para explorar aquí. Por un lado, los medios son actores de tiempo completo, son luchadores de peso pesado; no solo escriben el acontecer sino que también son constructores de ese acontecer. Largan a rodar un conjunto de representaciones sobre las escuelas que las describen y también tienen cierta condición normativa, orientan la acción de las personas. En esta lógica de zócalo televisivo y panelismo mediático, circulan representaciones de las escuelas, y en particular de las públicas, como naves a la deriva. Y si se trata de profesores, esas representaciones ponen de manifiesto la condición de adultos impotentes. Las políticas oficiales de turno y los medios de comunicación a la cabeza también han apelado a representaciones demoníacas de los sindicatos. La intención es la de disciplinar a los docentes. Y a los pibes se los representan como “feos, sucios y malos”, violentos o apáticos.

—¿Cuál es la otra dimensión?

— Para explicarla retomo esa imagen del niño de la localidad misionera de Alem, que recorría varios kilómetros para llegar a la escuela y que el Ministerio de Educación de la Nación publicó en su página oficial y en su cuenta de Facebook, pero que debió retirar a las 24 horas. Se lo caracterizaba como un pequeño héroe sin capa. Ese es un modo de violencia del Estado que hay que detectar y denunciar. El Estado no puede emular a ese niño como un pequeño héroe, porque en ese deslizamiento semántico lo que hace es desresponsabilizarse, dejarlo a la intemperie. Se omite que es justamente el Estado quien debe ser garante de las condiciones para que este chico llegue a la escuela. Más que glorificarlo hay que garantizarle la movilidad y las becas, cosas que el propio Estado les ha quitado con este terrible ajuste. Y, por otro lado, recientemente se nombró como finalista del Premio Global de Maestros (Global Teacher Prize) a un docente de provincia de Buenos Aires (también a una profesora de provincia de Santa Fe). El premio es un millón de dólares y lo entrega la Fundación Varkey. En lugar de dar un millón a un docente destacado, sería bueno pensar qué hacemos en el país con el millón de docentes y la formación permanente. El premio es otro modo de ensalzar la meritocracia, de esconder la idea de igualdad y de derechos. Lo que no se dice, cuando se enaltecen estas figuras del chiquito o del docente, es que no hay paritarias y se esconden las desigualdades de los puntos de partida.

—¿Cómo se vincula esa escuela que está “en problemas” por la pérdida de derechos con la discusión de baja de edad de punibilidad otra vez en agenda?

—Lo que se está mostrando es que la única manera de gobernar y administrar el ajuste es aumentando los niveles de represión, persecución y disciplinamiento social. Se trata también de un proceso de disciplinamiento de las fuerzas de trabajo, para poner como enemigo público número uno a los sindicatos docentes, que además busca desacreditar a las y los docentes como sujetos políticos que tienen derecho a reclamar. También hay una persecución creciente a los estudiantes que no se reconocen a sí mismos como “blancas palomitas” sino como sujetos activos. Hay un conjunto de señales que está mostrando que los modos de gobernar un proceso de restricción de derechos es aumentando la lógica punitiva en docentes y estudiantes. Para estos gobiernos las escuelas no son ámbitos de construcción de ciudadanía democrática sino centros de alto rendimiento, para dar respuesta a exámenes estandarizados como Aprender, Enseñar o las Pruebas Pisa. Estas versiones reduccionistas de la evaluación también son un sistema de disciplinamiento escolar, donde los docentes son aplicadores de una receta elaborada por otros y las pibas y los pibes respondedores seriales de múltiple choice, sin mucho margen para pensar.

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