La derecha venezolana y EEUU sigue subestimando la capacidad del pueblo bolivariano para resistir. Pero los golpistas están dispuestos a todo y el ataque contra la democracia de Venezuela crece, y se muestra cada vez más criminal.

El punto clave, la línea de quiebre para la hasta ahora impotente derecha golpista venezolana comandada por el Imperio estadounidense es dividir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb). La idea es producir una lucha interna entre militares, y que el grupo golpista consiga el apoyo de parte de la población. Es decir, una base militar-social para derrocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro. Con el fallido intento de golpe del 30 de abril, que contó con la participación de un reducido grupo de militares pero no concitó apoyo de la población que se opone al gobierno, quedó demostrado, una vez más, que esta base militar-social para dar el golpe, al menos hasta ahora, no existe.

Pocos oficiales participaron del intento. Otros militares fueron convocados mediante engaños. Y los sectores de la sociedad civil más fervientemente anti-Maduro, los que piden el golpe en cada manifestación callejera, los que insultan y desean la muerte de Maduro a través de las redes sociales, los mismos que suplican una invasión militar de EEUU “para que termine con la dictadura”, no salieron a la calle en número suficiente para respaldar a los militares golpistas.

Pero el futuro sigue siendo ominoso. El Imperio y los golpistas venezolanos ya están lanzados a una aventura que no tiene vuelta atrás. Y la continuación solo puede darse por el camino de más y más violencia. No tienen más opciones.

El usurpador Juan Guaidó, cada vez más desdibujado, a punto de pasar a formar parte del triste pelotón de los opositores fracasados, llamó a un golpe de Estado en la madrugada del 30 de abril, en el marco de una operación comandada por EEUU y rodeada de una de las operaciones de prensa (con una catarata de noticias falsas) más grandes de la historia reciente y propia de tiempos de guerra.

La operación de desestabilización incluyó la liberación de otro líder opositor, Leopoldo López, quien estaba cumpliendo arresto domiciliario. López fue condenado a trece años de cárcel por asociación para delinquir, instigación a delinquir, intimidación pública, incendio a edificio público, daños a la propiedad pública, lesiones graves, homicidio y terrorismo.

La idea de los golpistas y el Imperio era que ambos líderes juntos entraran triunfales al Palacio de Miraflores. Una vez más, los cálculos de EEUU y los golpistas estuvieron muy lejos de la realidad. Subestimaron, como lo vienen haciendo hace 17 años, la determinación del pueblo bolivariano, la profunda ligazón entre las fuerzas armadas, las milicias populares, los movimientos sociales y el pueblo de Venezuela.

López, ya en libertad, lejos de convertirse en uno de los líderes de la revuelta, terminó refugiándose primero en la Embajada de Chile y luego en la de España. Apenas estuvo 12 horas paseándose por Caracas antes de huir.

Guaidó, en compañía de los sublevados, hizo un llamado al pueblo y a los militares a sumarse a un golpe de Estado contra el presidente de Venezuela, a quien llama “usurpador”, precisamente él, que se autoproclamó en una plaza pública como mandatario “encargado” el pasado 23 de enero, y desde entonces ha emprendido una campaña internacional para desconocer al Gobierno electo y constitucional.

El pueblo bolivariano se trasladó, en muchos caso a pie, hasta el Palacio de Miraflores, sede del gobierno, a defender la democracia. Fueron decenas de miles de mujeres, hombres, niñas y niños de todas las edades los que, una vez más, les dijeron “No pasarán”, al Imperio, a los golpistas y a todas sus mentiras, sus amenazas y extorsiones.

La convocatoria golpista de Guaidó solo generó una escaramuza de poca monta en las inmediaciones de la base militar de La Carlota, una zona donde vive gente acaudalada de Caracas, y un bastión tradicional de la oposición, por lo que se han hecho presentes simpatizantes del antichavismo para apoyar la sublevación. Pero fueron pocos, muy pocos.

El mensaje de Maduro al final de un día agitado

Maduro se dirigió al pueblo venezolano para narrar lo que había ocurrido durante la jornada del martes 30 de abril y cómo habían respondido las fuerzas armadas al desafió golpista de la derecha y los EEUU.

El presidente de Venezuela describió en detalles los hechos y desactivó una a una las mentiras difundidas por los medios hegemónicos de Venezuela y América latina, que vomitaron andanadas de datos falsos, inmersos en lo que se ha dado en llamar “periodismo de guerra”. Los canales de noticias de las corporaciones al servicio del Imperio y los poderes fácticos desataron una campaña de manipulación de dimensiones colosales.

El mandatario aseguró que la Base Militar La Carlota nunca estuvo tomada, sino que un grupo de militares sublevados se concentraron en el distribuidor Altamira. Al respecto, destacó la lealtad de la Fanb al neutralizar el intento de golpe.

“Ocho tanquetas fueron tomadas por los militares sublevados y trancaron la autopista Francisco Fajardo, también tenían cuatro ametralladoras de alto calibre”, señaló Maduro desmintiendo versiones que daban cuenta de la toma de instalaciones militares.

“Se pretendió un golpe de Estado en una autopista. ¿A quién iban a matar? ¿Quién se frota las manos con esto?”, se preguntó el mandatario desnudando uno de los tantos montajes realizados por los golpistas, con muchos recursos para las puestas en escenas y los golpes mediáticos, pero impotentes en el terreno, a la hora de la verdad, cuando la correlación de fuerzas  la marca la realidad y no los mentirosos voceros del Imperio.

Maduro dijo que ordenó que no hubiese un combate militar en el distribuidor Altamira, sino que “debían despejar la autopista y todos los implicados debían rendirse”.

Recordó en su discurso que 80 por ciento de los militares llegaron al lugar bajo engaño y al percatarse de ello fueron reportándose a sus superiores.

Maduro expresó su asombro y su indignación ante “la locura” de la administración de los EEUU, e hizo referencia a las declaraciones y la catarata de mensajes a través de las redes sociales del presidente de EEUU, Donald Trump, y el asesor de seguridad nacional John Bolton.

El presidente de Venezuela señaló que su gobierno ha enfrentado intentos de golpes de Estado como nunca antes en la historia por el afán de la ultraderecha de “imponer un gobierno ilegítimo y someter al país a un modelo neocolonial”.

“El día de hoy fue un contraste de la Venezuela de la paz y la Venezuela de violencia, del golpe de Estado, entregada a los intereses extranjeros y del Imperio gringo”, dijo el mandatario, que durante su discurso repitió en muchas oportunidades la palabra “paz” y llamó a la unidad de todos los venezolanos.

Macri a los pies del Imperio, México, Bolivia y Cuba, no

El presidente Mauricio Macri fue uno de los primeros en salir a apoyar el intento de golpe. El presidente de Bolivia, Evo Morales, expresó a través de su cuenta oficial de Twitter su total repudio. “Condenamos enérgicamente el intento de golpe de Estado en Venezuela, por parte de la derecha que es sumisa a intereses extranjeros. Seguros que la valerosa Revolución Bolivariana a la cabeza del hermano Nicolás Maduro, se impondrá a este nuevo ataque del Imperio”, señaló Morales.

El mandatario de Cuba, Miguel Díaz-Canel manifestó su rechazo al golpismo y señaló que las acciones de desestabilización tenían “la clara intención de generar un ambiente tenso que derive en violencia” en la nación bolivariana. “Los traidores que se han colocado al frente de este movimiento subversivo”, escribió en Twitter.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, llamó a una “solución pacífica” de la crisis. “Es muy clara nuestra postura, deseamos que haya diálogo, que se respeten los derechos humanos, que no se apueste a la violencia en todos los países del mundo porque el respeto al derecho ajeno es la paz”, dijo el mandatario durante su conferencia matutina del día martes.

Amenazas y mentiras desde la Casa Blanca

El intento de golpe en Venezuela fue planeado, financiado y monitoreado desde Washington. Mientras los hechos se desarrollaban en Caracas, los autores intelectuales seguían lanzando amenazas y echando a rodar noticias falsas. Una vez más quedó claro que Venezuela es la cabeza de playa de un ataque frontal y violento hacia todo el continente.

“El tiempo se acaba. Esta es su última oportunidad. Acepten la amnistía del presidente interino Guaidó, protejan la Constitución y saquen del poder a Maduro, y los sacaremos de nuestra lista de sancionados”, amenazó Bolton desde la Casa Blanca.

“Si se quedan con Maduro, se van a hundir con el barco”, agregó el asesor de Defensa de EEUU, al tiempo que advirtió que “la única ruta al alivio de sanciones es aceptando la oferta generosa de Guaidó y apoyando a los líderes elegidos democráticamente de la Asamblea Nacional”.

Bolton dijo el martes que si el intento de golpe (por entonces en marcha) fallaba, el pueblo se hundirá en una dictadura de la que hay pocas alternativas: “Si este esfuerzo falla se van a hundir en una dictadura de la que hay pocas alternativas, es un momento muy delicado”, aseguró Bolton, que calificó como “un acto de valentía” el lanzamiento de Guaidó de la fase final de la “Operación Libertad” y reiteró que “Maduro debe irse”.

Bolton dijo que “no hay apoyo de la fuerza militar a Maduro, lo que hay es miedo” y que el presidente interino (con referencia a Guaidó) “tiene mucho apoyo popular”.

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