La senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner presentó su libro Sinceramente. Habló durante 40 minutos y una multitud la acompañó adentro y afuera del predio de la Rural.

“Siempre que habla Cristina, nosotras estamos”, dicen Marcela y María, dos mujeres de no más de 50 años que viajaron desde Ciudad Evita, La Matanza. Las dos están empapadas en la puerta de La Rural, donde acaba de finalizar la transmisión del discurso de Cristina Fernández de Kirchner. Dicen que la escuchan “por todo lo que sabe de política internacional” y porque dice lo que hay que hacer, como “reactivar el mercado interno”. Dicen también que este jueves esperaban que ella se lance como precandidata a la presidencia de la Nación. No se van, sin embargo, decepcionadas: sabían, tanto como deseaban lo anterior, que “Cristina no iba a usar la presentación de su libro para ese acto político”.

El relato de Marcela y María se repite de diversas formas entre las miles de personas que se encontraron para escuchar a la senadora nacional. Carlos, vendedor ambulante, dice con pasión que la ama, que siempre que puede la escucha, “porque me encanta, me encanta”. Un borrachín con media botella de licor en sus manos, admite que al principio “se decepcionó, porque habló de política” pero que después no quiso “que terminé jamás”. Esa forma del relato se repitió también durante el discurso de Cristina. Bajo paraguas, pilotines o bajo la intensa lluvia, las miles de personas que se acercaron a escuchar a la ex presidenta acompañaron sus palabras con risas, aplausos, una que otra lágrima, sonrisas cómplices. Y también con silencio ensordecedor: como si se tratara del momento más esperado, deseado, intenso, de lo que va del año.  

Cristina Fernández de Kirchner presentó su libro Sinceramente este jueves en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, emplazada en el predio de la Sociedad Rural. Se supo, desde el anuncio hace un mes aproximadamente, que la jornada iba a desbordar. Y a pesar de que la tormenta permitió que algunos y algunas duden, sucedió: adentro y afuera de La Rural y de la Sala Borges –donde sólo se entraba con invitación– la gente fue multitud e hizo de un libro un hecho político. El mayor en lo que va de este año.

Un pacto

Cristina habló durante 40 minutos. Como ya es costumbre en ella, no leyó. Su discurso fue y vino en sintonía y armonía con quienes la acompañaban, con el clima, con el fervor, con el contexto político y económico nacional e internacional. En las primeras filas de la sala Jorge Luis Borges, la escucharon la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; Taty Almeida de Madres; el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, a quien le agradeció por darle la idea del libro; el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; los precandidatos presidenciales del PJ, Felipe Solá y Agustín Rossi; y los titulares del PJ bonaerense y porteño, Fernando Gray y Víctor Santa María, entre otros. También estuvieron en lugares de privilegio Daniel Filmus, Aníbal Fernández, Cristina Álvarez Rodríguez, Eduardo De Pedro, Jorge Taiana, Roberto Baradel, Carlos Tomada y Horacio Pietragalla, y empresarios, como Daniel Vila.

Afuera, cada pantallazo al público generaba murmullos: la presencia de Daniel Vila o Pino Solanas daba de qué hablar pero sobre todo puso el clima de campaña en primera fila. Una sensación de que hay algo tejiéndose, ya no tanto por lo bajo, para desterrar al gobierno de Cambiemos. Cristina, sin embargo, no dio definiciones electorales. Sí pidió “un contrato social de ciudadanía responsable” para salir de la crisis.

“En épocas de discursos de unidad, de grandes acuerdos entre sectores políticos y dirigentes sindicales, nadie puede estar en desacuerdo con estos enunciados. Pero permítanme decir que va a ser necesario algo más, un contrato social de todos los argentinos y las argentinas, con metas verificables, cuantificables, exigibles”, enfatizó. Y subrayó: “Mi gran apuesta son los jóvenes, y a ellos están dirigidas estas palabras. Este es un trabajo que cuenta una experiencia, pero que ya comenzó a caminar solo, como a veces sucede con las palabras”.

Siempre está volviendo

El clima anunció desde temprano que el jueves iba a ser de lluvia en la Capital Federal. La humedad al palo, el cielo gris y el servicio meteorológico se habían puesto de acuerdo de forma infalible. La tormenta, sin embargo, demoró un tiempo en desatarse. Cuando lo hizo, faltaban poco más de dos horas para que comience el discurso de Cristina Fernández de Kirchner. La gente ya se había movilizado hasta la zona e incluso ciudadanas y ciudadanos ya se habían movilizado desde distintos puntos del país hacia la Capital. En la Rural, las calles estaban cortadas, dos pantallas emplazadas para que quienes no logren entrar no se queden sin escuchar a la ex presidenta ,y el movimiento de personas crecía con el paso de las horas. Las pantallas de televisión le dedicaron buena parte de su transmisión a la presentación de Sinceramente. Crónica TV habilitó una cuenta regresiva para el discurso de CFK y en otros canales se debatía si se trataría de la presentación de un libro o de un acto político. Como si existiera diferencia entre ambos.

Foto: El Eslabón

La intensidad de la lluvia paró lentamente cerca de las 19. Y si bien más de uno leyó mensajes divinos en el regalo del clima, lo cierto también es que la tormenta le daba una mística a una jornada que nadie quería perderse. Por eso, la multitud y la movilización nunca estuvieron en duda. Tampoco el acto político. Quienes fueron a escuchar a Cristina, orgánicos o no, fueron con la convicción de formar parte de otro hecho histórico que protagoniza la ex presidenta. La acompañaron sin titubear por el agua que iba y venía. Y también se acompañaron entre esas  miles de personas que estuvieron ahí, haciendo el aguante.

El escenario que se generó fue inigualable en estas épocas de neoliberalismo. Debió haber sido lo más parecido a la unidad deseada. Fue como si todos se conocieran. Sobraron las miradas cómplices, el mate compartido, las sonrisas, las lágrimas sin verguenza. Como si fueran amigos y amigas de toda la vida. Tal como dijo el columnista de este semanario, Horacio Çaró, Cristina está volviendo. Y este jueves en la Rural, la sensación no fue otra que esa. No sólo el deseo compartido de la candidatura de Cristina, sino, sobre todo, el deseo de volver a estar bien, que es también una necesidad vital de volver a tener momentos de alegría, abrazos, y esperanza entre las ruinas de la crisis de los últimos años.

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