El gobierno de Donald Trump aumentó los aranceles para la entrada de productos chinos. Pero la batalla tecnológica es la más dura. El imperio atacó a la empresa china de telefonía Huawei, con quien compite por el 5G. Ante tanto proteccionismo, se quejan hasta las propias empresas estadounidenses.

EEUU cierra sus fronteras para impedir el paso de personas y mercancías. Y en este marco aumentó en forma drástica los aranceles a los productos importados de China. Pero esto es solo una parte, apenas una batalla, de una guerra comercial mucho más amplia que incluye, en su centro más problemático, la guerra por la tecnología celular de punta: el sistema 5G.

Tras el término “tecnológico” está también la cuestión estratégica, de inteligencia y espionaje militar.

Actualmente, las armas más poderosas, además de las nucleares, están controladas desde el ciberespacio. Por este motivo, el país que domine la red 5G obtendrá una ventaja económica, de inteligencia y militar durante gran parte de este siglo.

El imperio sabe que China le sacó ventaja en el desarrollo del 5G. Y, según afirman los expertos en tecnología, quien gobierne el 5G en los próximos años dominará el mundo.

El control de la tecnología del 5G, la quinta generación de banda ancha que permitirá una interconexión entre máquinas y personas como nunca antes se vio en la historia, está en plena ebullición. Y en el centro de una disputa.

5G es la primera red construida para servir a los sensores, robots, vehículos autónomos y otros dispositivos que se alimentan continuamente de grandes cantidades de datos. Permitirá a las fábricas, comercios, grandes construcciones e incluso ciudades enteras funcionar con menos intervención humana. Asimismo, esta tecnología habilita un mayor uso de las herramientas de realidad virtual e inteligencia artificial. Además, la interconexión podría llegar a ser cien veces más rápida que la 4G.

EEUU, que predica la apertura total de las fronteras y el libre comercio (en aras de la libertad del dios Mercado en sus colonias), hace todo lo contrario fronteras adentro.

El 10 de mayo entraron en vigencia los nuevos aranceles a los productos chinos importados por un valor de 200 mil millones de dólares. Las subas a los derechos de importación fueron desde un 10 a un 25 por ciento.

Luego del anuncio oficial de la medida, en su cuenta en Twitter, el presidente Donald Trump dijo que estaba “contento con la idea de que más de 100 mil millones de dólares al año en aranceles vayan a llenar las arcas estadounidenses”.

Trump quiere un mayor acceso al mercado chino y eliminar las barreras para reducir el colosal déficit comercial entre ambos países que asciende a 378.700 millones de dólares.

En este marco de tensiones crecientes, el ex asesor de Trump, Steve Bannon, afirmó que la idea es “acabar con Huawei” y que ese objetivo está por encima de cualquier acuerdo comercial. “Se trata de un tremendo asunto de seguridad nacional para Occidente. Huawei es una gran amenaza de seguridad nacional, no sólo para EEUU sino para todo el mundo”.

Grandes empresas de EEUU claman por liberalismo

Las grandes empresas estadounidenses de calzado deportivo (Adidas, Nike, Puma, Converse y otras más de cien firmas) que fabrican sus productos en China, pusieron el grito en el cielo por la suba de aranceles dispuesta por Trump. Denunciaron que esas medidas proteccionistas podrían resultar “catastróficas” para las “empresas, consumidores y la economía” de EEUU.

Este grupo de empresas le mandó una carta al presidente yanqui pidiendo que reconsidere los aranceles y describiendo los graves daños que esas subas ocasionarían a la economía interna de EEUU. “En nombre de nuestros cientos de millones de consumidores de calzado y cientos de miles de empleados, le pedimos que detenga inmediatamente esta acción”, señalaron en la carta.

Si bien en los últimos años la industria del calzado fue abandonando, en cierta medida, su producción de China, el país asiático continúa teniendo un lugar muy importante en la fabricación de esos productos.

Las compañías de calzado que firmaron la carta se niegan a pagar semejantes aranceles para que sus productos puedan entrar a EEUU. Los aranceles promedio del calzado están entre el 10 y el 12 por ciento, pero en algunos casos pueden rozar el 70 por ciento.

“Agregar un aumento de impuestos del 25 por ciento por encima de estos aranceles significaría que algunas familias estadounidenses trabajadoras podrían pagar casi el 100 por ciento de los aranceles sobre sus zapatos”, escribieron las compañías.

Huawei en el eje del mal

Las veloces conexiones de la última generación 5G no solo son aptas para su uso en la vida cotidiana, sino que además abren inmensas e inquietantes posibilidades para el ciberespionaje y la vigilancia. En verdad, el problema además de comercial es militar.

Si bien el sistema 5G es una red física, depende también de un software complejo que se va actualizando constantemente, de manera invisible para los usuarios, al igual que algunos celulares que se actualizan automáticamente mientras se carga durante la noche.

Esto significa que quien controla las redes, controla el flujo de información y puede cambiar, redirigir o copiar datos sin que el usuario tenga idea de lo que está sucediendo. Quien controle la red, controla el conocimiento. Y quien controla el conocimiento y la información puede controlar el mundo.

EEUU quiere ganar esta carrera tecnológica, y para eso está dispuesto a aniquilar a Huawei. “La carrera por el 5G está en marcha y Estados Unidos debe ganar”, señaló Trump, que viene haciendo todo lo que está a su alcance para derrotar a ese gigante chino de la tecnología.

Primero, con una orden ejecutiva (decreto) prohibió a las compañías estadounidenses utilizar equipos de origen chino en redes de telecomunicaciones críticas. Luego aumentó los aranceles. Y las presiones sobre las otras naciones para que acompañen a EEUU contra Huawei aumentan cada día.

EEUU presionó a la Unión Europea (UE) para que apoye sus restricciones. Europa viene haciendo negocios con Huawei desde hace tiempo, y el 5G de la empresa china ya tiene un importante desarrollo en muchos países de Europa.

Por ejemplo Londres, que tiene una relación aceitada con Beijing, ahora intenta hacer equilibrio para soportar las presiones de ambos lados. Polonia también sintió la mano de hierro del imperio cuando negoció la construcción de una base militar estadounidense (la conocida popularmente como “Fort Trump”) y le exigieron a cambio que terminara su relación con las empresas chinas de alta tecnología. Y también Alemania recibió el reto de Trump. En ese país Huawei quiere construir los interruptores que hacen que todo el sistema de interconexión funcione.

La Comisión Europea intenta resistir las presiones de Washington e insiste con la idea de que Europa es un mercado abierto y que corresponde a cada país decidir si pone restricciones a alguna empresa por razones de seguridad.

La mayor parte de Asia, África y América Latina han recibido a Huawei sin problemas ni restricciones. Sólo Australia y Nueva Zelanda están acatando los mandatos imperiales. Japón decidió prohibir a Huawei por su cuenta.

Los equipos de Huawei, además de estar ya muy por delante en tecnología, están superando a sus rivales en precios. Cuestan hasta un 40 por ciento menos que los de Nokia y Ericsson, por ahora sus únicos competidores. La cuota de mercado de Huawei ahora es más que la combinación de Nokia y Ericsson.

El capítulo más tangible de esta guerra tecnológica tiene que ver con los inconvenientes que podrían tener los usuarios de teléfonos Huawei.

La decisión de Google, que respondió a la presión del gobierno y suspendió sus negocios con Huawei, puede dejar a los aparatos sin sus actualizaciones

No solo Google ha anunciado que dejará de dar soporte a Huawei. Importantes firmas de procesadores. Intel, el mayor del mundo, Qualcomm, Broadcom, Infineon Technologies, Micron Technology y Western Digital han suspendido el envío de chips y memorias a Huawei, lo que afectará no solo a los teléfonos, sino también a otros productos como ordenadores o tabletas, y tecnologías de conexión. Es decir, Google le deja sin software y los demás fabricantes, sin hardware. Peligran las apps.

China exige más libertad comercial

Para Huawei, el bloqueo estadounidense no es solamente un ataque contra una empresa en particular sino que atenta sobre el orden mundial basado en el libre comercio y el libre flujo de capitales y mercancía. “Es un ataque contra el orden liberal basado en normas”, señalaron voceros de la firma china.

“Mañana puede pasarle a cualquier otra empresa internacional”, advirtieron desde la firma de tecnología china, que acusó a EEUU de “acoso”, después de que Trump declarara una “emergencia nacional” para prohibir a las compañías nacionales el uso de equipos fabricados por firmas que, como Huawei, según EEUU, intentan espiar.

El presidente de China, Xi Jinping, pidió a su pueblo que se prepare para enfrentar tiempos difíciles. “Tenemos que superar importantes riesgos y desafíos”, señaló.

“Nuestro país está aún en un periodo de importantes oportunidades estratégicas para el desarrollo pero la situación internacional es cada vez más complicada”, agregó el jefe de Estado chino.

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