Con el propósito de evitar que impacte en la inflación de junio, el Gobierno postergó hasta julio la anunciada actualización del impuesto a los combustibles, que es trimestral. El incremento sería de entre el 3 y el 4 por ciento.

Con un ojo puesto en la inflación y el otro en la campaña electoral, Mauricio Macri decidió dar marcha atrás con la actualización que iba a aplicarse desde junio.

Las petroleras se preparaban para una remarcación cuyo piso ib a ser del 3 por ciento y que se hubiera sumado al 13,5 por ciento de incremento que acumulan los combustibles desde principios de año.

El argumento para la actualización es que desde junio subirá el impuesto que grava al carbono y a los combustibles líquidos, que se incluye en el precio de las naftas y se ajusta por inflación.

Ese impuesto finalmente se trasladará a julio próximo y desde allí en adelante la gabela se actualizará trimestralmente, o sea que aumentará en septiembre y diciembre.

El aumento que se traslada a julio representa algo más de un peso por cada litro vendido, según los cálculos de las compañías petroleras.

En 2019, los combustibles ya aumentaron un 13,5 por ciento.

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