En este artículo de opinión se pone en valor qué lugar ocupan los debates de género en el contexto político eleccionario actual. Movidas virales y operadoras mediáticas.

El día 3 de junio, en el aniversario del primer Ni Una Menos, el candidato a gobernador de Santa Fe por la unidad del peronismo Omar Perotti publicó en horas de la mañana un flyer en sus redes sociales en apoyo a la lucha del movimiento feminista argentino.

La pieza en cuestión contenía la consigna y una imagen de la provincia que el político aspira a gobernar, con un fondo celeste, coincidente con el color que la fórmula utilizó durante todo este segundo tramo de la campaña electoral.

Para descartar de plano las especulaciones sobre la motivación del uso del color, coincidente con el elegido por el movimiento conocido como “provida” o “salvemos las dos vidas”, el mismo Omar Perotti ensayó una disculpa pública que, a la vez, aclaraba lo que en primera instancia resultaba evidente para quienes siguen la campaña electoral santafesina: la paleta que se usó corresponde a la identidad de marca del candidato. De todas maneras, pidió perdón por no haber usado el color del slogan del movimiento de mujeres.

Esta no fue más que una respuesta del candidato a una serie de repudios que, una vez  formulados y replicados en Twitter por algunas formadoras de opinión, se viralizaron gracias a miles de usuarias de todo el país indignadas, algunas ante el uso del color celeste, otras ante el uso de la consigna por parte de Perotti.

A esta altura hablar de quién es Omar Perotti y quiénes lo acompañan sería redundante, está en todas las notas periodísticas. Su postura durante el debate por la legalización de la Ley de Interrupción Legal del embarazo en el Senado de la Nación, presentando un proyecto alternativo en un momento en el que a las claras la ley no tenía posibilidades de aprobación, es conocida y no es el foco de este texto. Tampoco lo es el hecho de que su compañera de fórmula sea Alejandra Rodenas, diputada que votó afirmativamente, con una defensa magistral de su postura, caso análogo al de Lucila De Ponti, miembro de la lista que lo acompaña en estas elecciones. No sería ecuánime eludir el hecho de que en ese armado electoral también se encuentran presentes dirigentes y legisladores  que se opusieron a la ley, “antiderechos”, como Silvana Frana o Verónica Baró Graff, de la democracia cristiana (con todo lo que eso implica).

Este escrito intenta plantear algunos interrogantes y otras pocas conclusiones en relación con el lugar que ocupan los debates de género en el contexto político eleccionario actual, con un peronismo que parece haber entendido que la salida es la unidad y con formadoras de opinión identificadas con el feminismo que parecen tener una agenda propia.

Las dueñas de la consigna: “Ni una menos”

La primera marcha masiva bajo la consigna “Ni una menos” se realizó el 3 de junio de 2015 tras conocerse la noticia del femicidio de Chiara Paéz, una joven de 14 años, oriunda y habitante de la ciudad de Rufino (Santa Fe),  asesinada por su novio. Al momento de su muerte estaba embarazada.

Si bien esa movilización en simultáneo en 80 localidades de Argentina fue una explosión masiva de algo que se estaba gestando, esta es considerada la primera marcha bajo la consigna Ni una Menos. La frase fue adoptada por el movimiento de mujeres y se reiteró en cada manifestación subsiguiente.

A este eslogan se le sumaron, posteriormente y en vísperas a la discusión de la Ley de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), las consignas “aborteras”. El primer interrogante que surge, entonces, es si el “Ni una menos” es un pedido que refiere exclusivamente al movimiento de mujeres argentino entendido como un colectivo que, entre un número de reivindicaciones feministas, exige aborto seguro, legal y gratuito. Concretamente, ¿el “Ni una menos” pertenece exclusivamente a las feministas pañuelo verde o a todas las mujeres que se sienten interpeladas por el pedido del fin de la violencia machista?

¿El feminismo es sólo aborto sí/ aborto no?

Uno de los reclamos a Omar Perotti resultan de su postura el día de la votación en el Senado de la Nación. El actual legislador no hizo pública su votación hasta el día del debate y finalmente presentó un proyecto alternativo. Sería interesante, en otra instancia, el análisis de esa iniciativa.

De todas maneras, en este contexto de país sumido en una profunda crisis económica, en el que el sector más vulnerado por las políticas económicas del gobierno neoliberal de Mauricio Macri lo constituyen las mujeres y los niños, quizás sea preciso hablar de prioridades.

En septiembre de 2018, un mes después de la discusión del Proyecto de IVE, el Ejecutivo Nacional eliminó por decreto diez ministerios, entre ellos el Ministerio de Salud. Ésta no sería más que la expresión en papeles de la política de desfinanciamiento de la salud y de toda política social en general que este gobierno llevó adelante.

Volver sobre este dato no implica restarle importancia a la necesidad de legalizar una práctica que, por ser realizada en la clandestinidad, se cobra las vidas de miles de mujeres y cuerpos gestantes. Más bien, intenta exponer que la legalización en este contexto en el que la salud pública está atravesando uno de sus peores momentos históricos quizás no tendría el impacto deseado sobre aquellas en nombre de quienes muchos sectores del feminismo dicen hablar: las mujeres pobres.  Quizás sea prioritario, sin abandonar o bajar banderas, poner el foco en la recuperación del derecho a la salud, al trabajo y a la vida digna de todas las mujeres.

¿Militantes o formadoras de opinión?

El movimiento de mujeres trasciende lo partidario. De todas maneras, en un sistema de democracia representativa como el que adoptó Argentina quizás sea ingenuo pensar o sostener que los derechos se ganan sólo en la calle, con movilizaciones, o en las redes sociales, subiéndose a movidas virales.

Es necesario que las militantes sean también dirigentes, ocupen las bancas, trabajen sobre legislación, conduzcan el Poder Ejecutivo y realicen todo lo que esté a su alcance en pos de lograr el sostenimiento de políticas públicas orientadas a mejorar la vida de todas las mujeres.

Dicho esto, y ante una publicación como la que hizo Omar Perotti el 3 de junio, sólo resta preguntar por qué se viraliza y cobra fuerza una crítica descontextualizada y sesgada de formadoras de opinión de dudosa neutralidad (conocidas por participar de actividades organizadas por el FPCyS) en perjuicio de la construcción de unidad del peronismo santafesino que contiene, entre otros, a diversos espacios identificados con el feminismo y que es apoyada y expresa a la fuerza política que más votos afirmativos brindó en la votación por la ley de IVE.

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