En una cumbre celebrada en Moscú, Vladímir Putin y Xi Jinping reafirmaron su alianza estratégica y devolvieron golpe por golpe los ataques de EEUU. Apoyaron el diálogo en Venezuela y firmaron tratados en materia tecnológica, energética y de comercio exterior.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su par chino, Xi Jinping, volvieron a rechazar este miércoles una posible intervención militar en Venezuela, e insistieron con la necesidad de seguir adelante con la vía del diálogo.

“Seguimos atentamente el desarrollo de los acontecimientos en Venezuela y llamamos a todas las partes a cumplir con la Carta de la ONU, así como las normas del derecho internacional y las relaciones entre los Estados”, señalaron los mandatarios en una declaración conjunta tras la cumbre. En el documento se llama a todas las partes a apoyar una solución pacífica, y se repudia, una vez más, una posible intervención militar.

Pero Venezuela no fue el único tema de la cumbre que tuvo lugar en Moscú: también lanzaron una contraofensiva contra la agresiva política del presidente de EEUU, Donald Trump, que tiene a China como uno de sus principales enemigos.

Los mandatarios señalaron que van a hacer frente a las nuevas restricciones de EEUU con relación a la entrada de productos chinos, en particular las altas tecnologías. En el centro de esta cuestión está la guerra de EEUU contra la empresa china de tecnología Huawei.

Sobre este punto, firmaron un acuerdo para la instalación de las redes chinas de 5G en Rusia. La empresa Huawei, que está vetada en territorio estadounidense por las decisiones de la administración de Donald Trump, comenzará a hacer pruebas piloto en distintas regiones de Rusia con la empresa Mobile TeleSystems PJSC.

China, bajo ataque de EEUU en la guerra comercial, tecnológica y de espionaje, reafirmó su alianza con Rusia.

El presidente rotativo de Huawei, Guo Ping, aseguró que estaba muy contento con el acuerdo “en un área de importancia estratégica como 5G”, teniendo en cuenta el declive en el que cayó su compañía durante los últimos meses como consecuencia de las sanciones impuestas por EEUU.

Además, los mandatarios acordaron en estrechar los lazos de comercio bilateral como el gas natural licuado. El primer gasoducto entre ambas naciones se inaugurará a finales del 2019, mientras China también invierte en el proyecto de gas natural ruso.

También se firmó un acuerdo bilateral en el marco de la agricultura, que contempla que Rusia cultive soja en su territorio que pertenecerá a China. Esta medida disminuirá la compra de China a otros países, en el que se incluye a la Argentina. China, el mayor comprador de soja a nivel global, suspendió la compra de esa leguminosa a EEUU.

Asimismo, los mandatarios firmaron un acuerdo para mantener las monedas nacionales, es decir el yuan y el rublo ruso respectivamente, a la hora de intercambiar materia prima. Esto es: dejar de lado al dólar en el comercio bilateral. “Rusia y China pretenden desarrollar la práctica de los asentamientos en monedas nacionales”, señaló Putin durante la conferencia de prensa posterior a las conversaciones.  

Los mandatarios señalaron que las relaciones bilaterales hayan alcanzado unos niveles “sin precedentes” en su historia y pusieron como ejemplo que los intercambios comerciales superan ya la barrera de los cien mil millones de dólares anuales, con un aumento del 25 por ciento en 2018. “No hay límites para la profundización de nuestras relaciones. Serán sólo mejores y mejores”, señaló el mandatario chino.

Como respuesta a las agresivas políticas de EEUU en América Latina, que tiene entre sus objetivos poner límite a la presencia de otras potencias en la región, Putin y Xi expresaron su intención de seguir manteniendo consultas sobre América Latina y reforzar los contactos y la interacción para profundizar las relaciones con los países de la región.

“Estoy seguro de que su visita dará un nuevo y potente impulso al desarrollo de nuestros lazos bilaterales”, señaló Putin.

Xi viajó el jueves a San Petersburgo, como invitado de honor del Foro Económico, que reúne a dirigentes y representantes de unas 1.800 empresas rusas y extranjeras de unos 75 países.

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