Mientras los candidatos danzan y se reconfigura el mapa político al compás de las urnas, permanece el apagón en la economía real. La política económica del gobierno de Mauricio Macri arroja malos resultados y muestra un país en decadencia. Los números acreditan lo evidente a los ojos. Esta vez, mediciones del Indec revelaron una suba de la cifra del desempleo a nivel nacional, que volvió a traspasar la barrera de los dos dígitos, con el triste récord de ser la marca más elevada desde 2006. Casi tres millones de personas tienen problemas laborales en la Argentina, al tiempo que crecen la precarización, las changas y el cuentapropismo. Los sectores más golpeados son la industria, la construcción y el comercio. Gran Rosario, entre las regiones más afectadas del país.
Se trata de un resultado esperable tras el impulso de medidas de ajuste en la era amarilla, con alto impacto negativo en el tejido sociolaboral. Así, la tasa de desocupación –los que buscan trabajo y no lo consiguen– llegó al 10,1 por ciento en el primer trimestre del año. El universo de desocupados creció un punto porcentual respecto a igual período de 2018. La subocupación, en tanto, alcanzó el 11,8 por ciento, con un crecimiento interanual del 2 por ciento.
Entre las zonas más sacudidas por las políticas neoliberales y la desprotección estatal se encuentra el aglomerado Ushuaia-Río Grande, en Tierra del Fuego, con 13 por ciento de desocupación, debido a los problemas en la industria de electrodomésticos y también por el turismo, afectado por la caída del consumo y los recortes en el rubro esparcimiento. Le sigue Gran Buenos Aires, el aglomerado Rawson-Trelew y después, en cuarto lugar, el Gran Rosario, con 11,7 por ciento de desempleo, dos puntos y medio más que en igual período del año pasado.
El informe oficial sobre el comportamiento del mercado laboral argentino da cuenta que desde que gobierna Macri la cifra de desempleo casi se duplicó, al pasar de 5,9 por ciento en el tercer trimestre de 2015 al 10,1 por ciento actual. En el último año se sumaron casi 250 mil nuevos desocupados. El cierre de empresas y la paralización de actividades, tanto en pymes como en grandes compañías, reflejan la caída de los puestos de trabajo.
Desde la llegada de Cambiemos a la Casa Rosada, la industria perdió unos 135 mil puestos de trabajo. También cerraron miles de locales, producto de la sostenida contracción del consumo. “Son cosas que pasan”, dijo el polémico CEO de Fiat Cristiano Ratazzi, inspirado en el “pasaron cosas” del macrismo, al confirmar la suspensión de dos mil trabajadores por el parate de la empresa automotriz en medio del desplome en las ventas de cero kilómetros.
Por la misma vereda de la desocupación camina el deterioro en el poder adquisitivo que sufren las mayorías populares. La inflación se mantiene alta y supera a los ingresos y a los aumentos salariales pautados en las negociaciones paritarias. Y si aumenta la desocupación y los que están ocupados perciben una notable pérdida en el poder de compra de sus bolsillos, la reactivación económica con la que sueña el oficialismo como empujón electoral hacia octubre se torna dificilísima.
Pese a la dinámica recesiva, que dejará un derrumbe de la economía de alrededor del 2,5 por ciento por segundo año consecutivo, el gobierno nacional espera que la caída haya tocado fondo y que de ahora en más empiece una etapa de recuperación, o al menos de estabilidad, que lo ayude a llegar con mejores chances a las elecciones presidenciales, que están a la vuelta de la esquina.
Sin embargo, un estudio privado señaló que, lejos de revertir el derrumbe, el mercado laboral estará más complicado hacia fin de año, ya que el desempleo podría trepar al 12 por ciento como resultado directo de la crisis económica.
“A partir de comienzos de 2018, y sobre todo luego de la corrida cambiaria, el mercado laboral entró en una fase de fuerte destrucción de empleo registrado, mostrando el peor desempeño desde la crisis de 2001/2002”, alertaron desde la consultora Radar.
“No hay indicios de que la merma vaya a desacelerarse en los próximos meses, ya que las perspectivas económicas son negativas, dado que el rebote en V que pronosticaba el gobierno para estos meses no se está registrando”, agregaron desde Radar.
En el mismo sentido, un informe de la Universidad de San Martín indicó que tres de cuatro argentinos cree que tiene menos chances de conseguir trabajo con relación al año pasado. En igual dirección, un informe del Monitor Sociolaboral del Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo, que dirige el especialista en relaciones del trabajo y ex ministro Carlos Tomada, mostró que continúa el deterioro en la percepción social sobre el presente y el futuro de la situación laboral. “El 74 por ciento de las personas afirma contar con menos probabilidades de encontrar un trabajo en relación a un año atrás”, reveló el estudio referido.
Cambiemos defiende su modelo, que buscará profundizar si sale reelecto en las próximas elecciones. En carpeta está la postergada reforma laboral que reclama el FMI y el establishment empresarial. El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, aseguró durante una conferencia en Ginebra, Suiza, que “para generar empleo e inversión, la Argentina necesita modernizar su legislación laboral y terminar la reforma tributaria sumando un capítulo especial para los pequeños contribuyentes y los emprendedores”.
La preocupación en alza por llegar a fin de mes, a partir de un recorte en los ingresos y el creciente desempleo, llevó a más personas a vivir bajo el umbral de la pobreza. “Con la política de Macri, todo aumenta, menos los ingresos. Un salario mínimo apenas cubre la comida, las jubilaciones mínimas, pensiones y asignaciones ni siquiera eso”, criticó la economista y diputada opositora Fernanda Vallejos.
Inflación mayorista ya minorista
Con un dólar relativamente calmo y la postergación de los aumentos tarifarios hasta después de las elecciones, igual se disparó la inflación mayorista y la canasta básica volvió a aumentar en mayo. Consultoras calculan una inflación minorista de 2,8 por ciento para junio y un 40 por ciento para todo 2019. Según la consultora Ecolatina, el ritmo de aumentos en los precios al consumidor se mantendrá arriba del 2 por ciento en la segunda mitad del año.
La acelerada inflacionaria refleja la crisis que atraviesa el consumo interno, con nueve meses consecutivos de caída libre en supermercados, autoservicios y centros de compra. El consumo popular no muestra signos de reactivación. Una encuesta de consumo realizada por el Centro de Economía Política de la Argentina (Cepa) y Proyección Ciudadana, mostró que el rubro más afectado por la caída del consumo es la recreación, en segundo lugar aparece ropa y calzado y luego la carne. También se destacan bajas en consumos básicos, como lácteos, combustibles y medicamentos. Estos cambios forzados en los patrones de consumo traen aparejado un empeoramiento en las condiciones de vida de la población.
Con el prolongado apagón en la economía real, la única variable que, digamos, tranquiliza al gobierno de turno es la paz cambiaria bajo el nuevo esquema de intervención del Banco Central, que cuenta con el okey del FMI. Entre el veranito financiero y la primavera pichettista, el gobierno chapea con el respaldo del Fondo a sus políticas de ajuste de cara a la compulsa electoral, mientras se desploma el consumo, el nivel de actividad, se recortan salarios y sube el desempleo.
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Mercado de trabajo: la tasa de desocupación alcanzó el 10,1% en el primer trimestre de 2019 https://t.co/beUwmPAwWv pic.twitter.com/PTRNhgwp42— INDEC Argentina (@INDECArgentina) 19 de junio de 2019
