Un grupo de congresistas de la oposición demócrata visitó el pasado lunes 1º de julio, dos centros de detención de mujeres inmigrantes en Texas, cerca de la frontera con México. Pudieron comprobar lo que las denuncias señalaban: condiciones infrahumanas. Falta de agua (no hay canillas, y las mujeres beben de los inodoros), falta de camas (solo hay bolsas de dormir sobre duros pisos de cemento), son comunes las enfermedades y los abusos de todo tipo, así como la prepotencia de parte de los guardias, entre otras calamidades que dan cuenta de las políticas racistas, xenófobas y anti-migraciones del gobierno de Donald Trump, que ha hecho de estas crueldades un símbolo de su gobierno. Y una manera de ganar votos y de hacer campaña.

Hasta las legisladoras padecieron la brutalidad de los guardias de la Patrulla de Fronteras a cargo de los centro de detención: fueron hostigados, amenazados, burlados y apretados, durante la visita y después. 

Según la diputada por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, y la de Texas Veronica Escobar, los guardias presentes se reían, les hacían burlas y les sacaban fotos. Las diputadas notaron que en una supuesta instalación de seguridad donde les hicieron dejar los celulares al entrar, los guardias usaban los suyos abiertamente para sacarles fotos.

Para qué querían las fotos se supo pocas horas después, cuando el sitio de periodismo investigativo ProPublica reveló que muchos guardias de frontera compartían una cuenta de Facebook dedicada a burlarse de los inmigrantes y de quienes los apoyan. A la foto de los cadáveres de un migrante y su hijita ahogados le agregaron el epígrafe “Si se muere, se muere”. Había fotos de Escobar y Ocasio-Cortez en los centros de detención, adaptadas a GIF sarcásticos y racistas. Uno de ellos proponía “meterles el burrito” a las diputadas hispanas.

Ocasio-Cortez respondió a estos comentarios por Twitter, denunciando la actitud autoritaria de los guardias. Explicó que los centros visitados, en El Paso y en Clint, “eran un asco pese a que habían limpiado mucho porque sabían que irían congresistas”, y narró el caso de detenidas que estuvieron quince días sin poder bañarse porque no las dejaban y habían llegado a una ducha recién el fin de semana pasada. 

Las legisladoras ni siquiera pudieron hacer una conferencia de prensa fuera del predio. Allí se encontraron con el acoso y los insultos de los partidarios de Trump. “Más deportaciones” “Construyan el muro más alto”  “Trump 2020” decían los carteles que exhibió una violenta turba. 

La visita fue organizada por el bloque hispano del Congreso de EEUU después que se denunciara en los medios el maltrato de chicos en el centro de detenciones de Clint. Lo que vieron los visitantes fue peor de lo esperado: situaciones realmente sucias y hacinadas donde tenían a cubanas, hondureñas y guatemaltecas, incluyendo abuelas y una embarazada. Muchas mujeres lloraban de miedo al contarles a las diputadas lo que estaban pasando.

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