La secundaria N° 574 de Pérez eligió rendir homenaje a Juan Carlos Gauseño, un educador popular del barrio. Amsafé Provincial descubrió una placa en su recuerdo. La historia de un establecimiento que tardó 10 años en terminarse, al que hoy le faltan cargos docentes y no tiene gas ni agua potable.

Muy cerca de la vía, en el barrio de Cabín 9 de Pérez, se levanta la Escuela Secundaria N°574 Juan Carlos Gauseño. Se llama así porque sus estudiantes, docentes y asistentes escolares lo decidieron democráticamente: tiene que ver con la identidad del barrio, con la historia de la escuela y con Memoria, Verdad y Justicia. Para que esté siempre presente ese principio y recordar al educador popular Juan Carlos Gauseño, la semana pasada Amsafé provincial colocó una placa en el ingreso al establecimiento. Fue un acto sencillo que también habilitó para preguntar por el presente, hablar del secundario que tardó más de 10 años en terminarse, que fue prometido como un “polo educativo” modelo para la zona, pero hoy no tiene gas, ni agua potable y faltan cargos.   

El acto oficial de imposición del nombre de la secundaria de El Ombú 306 se hizo a principios de junio pasado. Por “razones de protocolo” el descubrimiento de la placa de Amsafé debió postergarse. “La Memoria, la Verdad y la Justicia es una política que venimos desarrollando sistemáticamente desde el paso de la dictadura”, dijo el secretario de Derechos Humanos de Amsafé Provincial, Juan Pablo Bustamante. Y recordó que en el magisterio son más de 600 las víctimas del Terrorismo de Estado (37 en la provincia de Santa Fe).

“Nos parece muy importante que la comunidad haya elegido el nombre de Juan Carlos Gauseño para la escuela”, sumó para repasar que este joven y su hermano Miguel Ángel  “en un ranchito de lata verde, que era la casa de ellos, junto al compañero docente Raúl García hacían alfabetización popular”. El trabajo de estos educadores y militantes comenzó en 1969, en una pequeña casilla ubicada en el barrio El Terraplén, que más tarde se convertiría en la Primaria N°1.209 Provincia de Chaco.

La alfabetización que realizaban en el barrio –continuó– estaba unida a toda una labor social, para despertar conciencia, organización popular. Todas las “razones” por las que la dictadura se llevó a los hermanos Gauseño: Miguel Ángel está desaparecido, a Juan Carlos y al maestro García los asesinan.

Recuperar la historia

“No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos”, se lee en la remera que lleva puesta Verónica Gauseño, hija de Miguel Ángel y sobrina de Juan Carlos. Apenas tomó la palabra Verónica, milita en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario y en el Espacio Memoria, Verdad y Justicia de Pérez, empezó a tejer anécdotas, recuerdos. Contó cómo “la escuela de la casillita verde” se convirtió en todas las escuelas que hoy funcionan en el edificio nuevo, y hasta hace tres años en la primaria 1.209: la secundaria, la nocturna primaria, la Eempa (que lleva el nombre de Raúl García) y un Cecla. Reivindicó el trabajo que se dieron las docentes de la Primaria 1.209 de investigar la historia de la escuela. En el acta de fundación oficial –recordó–  figuraba que “un grupo de jóvenes” había impulsado la creación de la escuela. “Pero ese grupo de jóvenes tenían nombre y apellido”, dijo. “Los vecinos empezaron a nombrar a estos jóvenes, a los hermanos, a ‘los rubiecitos’… Así también yo recuperé parte de mi historia, porque me encontré con toda esta obra de mi papá y mi tío, pero también con la de todos los militantes que eran –como ellos– de la Juventud Peronista de Pérez”. 

Verónica siguió sumando recuerdos, entre ellos el encuentro con una portera de la secundaria 574 que quería compartir a modo de agradecimiento su historia: por lo que empezaron estos jóvenes ella había podido estudiar en la primaria, comer allí cuando en su casa faltaba el pan, terminar la secundaria y hoy tener un trabajo. “Ahí vi reflejado todo, en una sola persona sintetizado todo eso y sentí que había valido la pena tanto dolor y sacrificio”, se emocionó Verónica.

Un rato antes del descubrimiento de la placa, unas maestras de la Escuela 1.209 recordaron que en 2003 la familia de los hermanos Gauseño donó a la escuela el dinero de la indemnización recibida por parte del Estado por el asesinato en manos del Estado Terrorista de Juan Carlos Gauseño. Con esa plata se levantó un laboratorio con el que hasta hoy cientos de chicos siguen aprendiendo ciencias. 

En el acto también estaban presentes delegadas de Amsafé, también Manuel Fernández (cuya hermana Gloria fue salvada por Juan Carlos Gauseño de que no se la llevaran las fuerzas represivas) la concejala Norma López, el candidato diputado nacional Germán Martínez, entre otros.

La voz que rompe el silencio

“Cuando llegamos a esta escuela nos llamó la atención que aún no tenía un nombre”, arrancó contando la directora de la Secundaria N° 574, Analía Catramado, quien asumió en noviembre del año pasado junto al vicedirector Claudio Castañeda. Enseguida se puso en marcha la tarea de bautizarla, sumando a la comunidad educativa. La directora aseguró que la imposición del nombre de Juan Carlos Gauseño significó “ponerle voz a ese silencio que quisieron imponer y no pudieron”.

A esta secundaria asisten 580 estudiantes en dos turnos, y hay una buena lista de espera de jóvenes por ingresar a 1°, 2° y 3°. Faltan cargos docentes, administrativos y de preceptores.  

 

“El edificio es muy grande se pueden traer más carreras”, aspira la directora Catramado. Es que allí se dicta la carrera terciaria de Higiene y Seguridad. Es un anexo del Instituto Superior N°24 de Villa Gobernador Gálvez. “La idea es que se puedan sumar, por ejemplo, los profesorados que ya funcionan en el Instituto 24”, completa. 

En charla con el eslabón, describe que la realidad del barrio no escapa a las generales de las zonas menos favorecidas: “Son familias trabajadoras, algunas con trabajo efectivo, otras de changarines. Gente humilde, pero que en el día a día reconocemos con muchos valores”.

El edificio de los diez años

La construcción de la secundaria 574 se anunció en 2005, a través del Programa Nacional 700 Escuelas (luego Más Escuelas). Comenzó en 2006 y se paralizó en 2008, cuando la firma constructora (F&G Construcciones SRL) abandonó la obra edificada en un 80 por ciento. De allí en más comenzó un peregrinar de la comunidad de Cabín para que se termine el edificio, cuyo dinero aportaba la Nación pero la Provincia era la responsable de licitar y velar para que se concrete.

Marchas, cartas, abrazos solidarios, movilizaciones hasta el Ministerio provincial, de todo se hizo para conseguir el edificio escolar. Mientras eso duró más de 2 mil chicos, jóvenes y adultos convivieron en la Primaria 1.209 de Hudson y Perito Moreno, con todo lo que se eso implica en los aprendizajes y el trabajo docente.

La inauguración de la secundaria tan esperada llegó en agosto de 2016. Allí estuvieron el gobernador Miguel Lifschitz que la presentó como “la escuela más grande de la provincia, amplia y moderna” y la ministra de Educación, Claudia Balagué, quien aseguró que esta escuela se transformaría “en el polo educativo más importante para toda esta zona”.

Sin embargo, en la actualidad, el edificio escolar no escapa a las generales del estado de las escuelas y realidades educativas de la provincia. No tiene gas, ni agua potable (la ciudad de Pérez no dispone de esta red elemental), por tanto no hay bebederos. De los espacios anunciados como los de laboratorio, no hay noticias. Hay servicio de copa de leche, pero solamente de alimentos sólidos. La cooperadora da una mano todos los días y con dos pavas eléctricas se las arreglan para calentar agua y llevar a los cursos. 

Hoy la realidad es que se trata, sin dudas, de un edificio hermoso, merecido, bien cuidado por todo el personal, y donde aún hay mucho por reivindicar.

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