La discusión sobre el rumbo económico se despabiló en el tramo final de la campaña de cara a las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (Paso) del domingo 11 de agosto. Entre medidas del plan Primavera Electoral con el que el macrismo intentó maquillar el estrepitoso retroceso del poder adquisitivo de los votantes y debates mediáticos por los números (en rojo) que deja Cambiemos comparados con la anterior gestión y sus consecuencias futuras, sobre todo entre el candidato a presidente por el Frente de Todos Alberto Fernández y algunos periodistas, se puso en controversia con más fuerza los dos modelos de país en pugna ante la proximidad de los comicios. A diferencia de 2015, las observaciones de lo que podía llegar a pasar con un gobierno neoliberal al servicio del Fondo Monetario Internacional fueron superadas por la realidad, más dura que el pavimento.

El gobierno de Mauricio Macri hace lo imposible por mostrar datos “positivos” de la economía con el fin de llegar mejor posicionado a las urnas. Lo peor ya pasó, repiten. No obstante, el panorama no se vislumbra tan venturoso como predica el oficialismo. La macrisis trajo caída del poder de compra de los asalariados, ingresos carcomidos por la inflación, aumento del desempleo y un constante cierre de empresas. Lejos de “pobreza cero”, empeoraron los indicadores sociales y el rayo ajustador sacudió a buena parte de los argentinos. 

El Indec informó que en mayo la economía subió 2,6 por ciento: el primer dato positivo después de un año consecutivo en baja. Esto generó cierto optimismo en el gobierno, que se apresuró a afirmar que la recesión había tocado piso para ver si así mejora sus chances electorales. Lo cierto es que la levantada en el PBI se explicó casi en su totalidad por el crecimiento del sector agropecuario, cosecha gruesa de por medio, que rebotó casi 50 por ciento anual. 

“Esta comparación está sobredimensionada por un efecto de baja base de comparación ya que las comparaciones se realizan con los meses de la sequía de 2018 y, por ende, los peores meses del año para el sector (en mayo de 2018 el agro registró la mayor contracción, -33% anual)”, se indicó en un informe del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala. 

“La contracción de la economía comenzó junto con la sequía hacia el segundo trimestre de 2018, pero se agudizó cuando el resto de los sectores fueron golpeados por la crisis cambiaria. El rebote que mostró la actividad agropecuaria en mayo no implica que la economía ya se encuentre en la senda del crecimiento, pues el resto de los sectores continúa registrando caídas interanuales significativas”, se señaló en el reporte.

“Al descontar el efecto del agro –continuó el informe del ITE–, la economía cayó en mayo 3,4 por ciento anual, confirmando que aún continúa la recesión. Lo que agrava aún más la situación es que los sectores de peor desempeño siguen siendo los de mayor peso en la actividad y los que más empleo generan, como la industria y el comercio. La actividad industrial cayó 6,5 por ciento, acumulando 14 meses consecutivos en baja, mientras que el comercio se redujo -11,4 por ciento”.

En este sentido, el propio Ministerio de Producción y Trabajo comunicó que mayo fue el noveno mes consecutivo de pérdida de puestos registrados. Durante ese mes se destruyeron 8.100 empleos formales. Desde que Macri llegó a la Casa Rosada se perdieron más de 200 mil empleos. 

El relato falsete de la economía macrista busca apoderarse de la campaña y disimular el impacto nocivo de las medidas implementadas desde 2015, con una fenomenal transferencia regresiva de los ingresos. La situación muestra que “las leves subas mensuales aisladas no son suficientes para confirmar la salida de la recesión; más aún cuando la mayoría de los sectores de la economía continúa en franca caída y no se avizora crecimiento”, se consideró en el informe del ITE. 

Al trazar un análisis de coyuntura frente a la proximidad de la contienda electoral, en otro documento estadístico del ITE se señaló que “el congelamiento electoral de tarifas y otros factores, derivaron en una desaceleración transitoria de la inflación. Esta desinflación generó un alivio en la caída del poder adquisitivo de ciertos segmentos de la población. Sin embargo, la concentración de la desinflación en una gama limitada de productos, junto con el fuerte aumento que todavía afecta a los alimentos, deja por fuera de esta recuperación a los sectores más vulnerables de la población. De este modo, los datos muestran que la contracción de la demanda agregada sigue siendo la regla más que la excepción”.

Mas de 200 mil despidos hubo durante el gobierno de Cambiemos.

En los últimos días hubo agite en el mercado: subió el dólar, aumentó el riesgo país y la tasa de interés sigue por las nubes. “Debe destacarse que, a pesar de las apariencias, el poder de fuego real del gobierno es muy limitado. Buena parte de las reservas internacionales están comprometidas en el servicio de las obligaciones que el tándem gobierno-FMI generó para luego de las elecciones. Esto quiere decir que Cambiemos no está en condiciones de defender la moneda nacional de una corrida cambiaria de magnitud sin afectar de modo definitivo sus compromisos externos”, según el documento de la Fundación Germán Abdala.

En la misma senda del ajuste, el consumo continúa planchado. Los resultados de los principales indicadores de consumo en Santa Fe al mes de junio dan cuenta del débil impacto en esta provincia del plan Primavera Electoral que propulsa Cambiemos, según se analizó en el último informe de la regional Santa Fe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso). 

Otros indicadores de consumo masivo relevados por el Ceso en la provincia también continúan frenados por el gran deterioro en la masa salarial y el sobreendeudamiento de las familias. “La inflación interanual del mes de junio ha alcanzado el 55,8 por ciento según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos mientras que los salarios continúan creciendo por debajo de la inflación. Las altas tasas de interés dificultan el apalancamiento de actividades productivas y fomentan la especulación financiera”, se señaló.

Por eso, “las ventas en supermercados continúan en baja, el consumo de cemento presentó una nueva caída interanual en junio, se profundiza la caída en el consumo de energía eléctrica, mientras la utilización de la tarjeta de crédito, principal financiamiento utilizado para el consumo, continúa cayendo a pesar de los intentos del gobierno por reimpulsarla”.

Así las cosas, Cambiemos llega al final de su mandato con recesión económica, ajuste y crisis en expansión. Rumbo a las Paso, Cambiemos se rebautizó con el nombre Juntos por el Cambio aunque propone seguir por la misma vía del ajuste, pero más rápido. Entonces falsea una levantada, intenta convencer que si en el pasado vivían mejor era sólo un espejismo e invita a los votantes a “no volver” a ese pasado supuestamente irreal. 

Cuando cumpla los cuatro años de gestión, el macrismo tendrá para mostrar tres años de caída económica, declive propiciado exclusivamente por su política económica. En la otra vereda, el frente opositor con mayor intención de voto, encabezado por la dupla Fernández-Fernández, propone enfrentar la crisis con un proyecto de país que focalice en la producción, el trabajo, la recuperación salarial y el fortalecimiento del mercado interno. Habrá que ver que tan sadomasocrista es la sociedad argentina.  

 

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