La Provincia reparte a diario más de 440 mil raciones de copa de leche y 173 mil de comida en los comedores escolares, pero no alcanzan. La pobreza es creciente. Docentes de diferentes zonas de Rosario se ponen al frente de la ayuda para conseguir comida. Cuentan qué significa repartirse entre las tareas de dar clases y asistir.

“Contá con nosotros”. Fue lo que escuchó el maestro Daniel Medina antes de cortar la comunicación con Raúl Lemos, otro educador, que le acercaba una valiosa ayuda para la comida que, junto a otros docentes, prepara cada sábado para sus alumnos. En las escuelas santafesinas, la Provincia sirve más de 440 mil raciones de copa de leche y 173 mil raciones de comedor escolar, en forma diaria, de lunes a viernes. Pero no alcanzan. El hambre creciente y la falta de todo no pasan inadvertidos para quienes a diario se reparten entre dar clases y asistir.

Una bolsa grande de papas, otra de cebollas, la promesa firme de una garrafa nueva y un mechero; una olla y una buena cantidad de paquetes de alimentos fue la respuesta inmediata a la mano que pidieron estos docentes. Ocurrió luego de que la historia de lo que hacen se difundiera por Redacción Rosario, el lunes pasado. La colaboración no se hizo esperar.

Daniel Medina es maestro de la Escuela Nocturna N°65 y Eduardo Matuc, profesor de historia de la Escuela Secundaria N°407, ambas quedan en Las Flores. Junto con un grupo de maestros decidieron ayudar cada sábado a sus alumnos y familias preparándoles comida. Es que con el comedor escolar no alcanza, a veces es el único alimento del día. Y los fines de semana se hacen infinitos. Eso les confían sus estudiantes. Imposible mirar para otro lado.

En esta ayuda que se gestó colectiva, una alumna prestó su casa para preparar las raciones que se reparten al mediodía; su esposo, un empleado gastronómico ahora desocupado, da una mano clave; las cocineras de las escuelas en las que enseñan los docentes, Mara, Graciela y Marta, orientan cómo preparar las raciones; alguien más les facilitó una olla bien grande, un mechero y una garrafa. Y “con lo puesto” arrancaron. El primer día entregaron 70 raciones. La tarea la llevan adelante en Las Flores sur, en una zona de extrema pobreza ubicada “detrás de calle España” (como la conocen), en el pasaje que arranca en 5 de Agosto, se extiende en forma paralela a la Escuela 407, y termina detrás del Hospital Regional Sur.

El lunes pasado cuando Raúl Lemos leyó la nota publicada en este medio –“La historia de los docentes que preparan comida para sus alumnos”– se puso de acuerdo con un grupo de compañeros, todos jubilados en la docencia, armaron una “vaquita” y compraron de todo un poco para el comedor. Lemos fue durante muchos años director de la Escuela Primaria N°2.003 de la Unidad Penitenciaria 3, donde hoy ocupa ese cargo Daniel Medina.

No fue la única ayuda. También llamó un productor y hasta las familias más humildes del barrio que separaron un paquete del alimento que llega a sus hogares para acercarles a los maestros. “Gente muy humilde que nos trajo fideos, arroz, una botella de aceite, verduras… eso fue muy emocionante, porque nos ofrecen algo que nos les sobra”, cuentan Eduardo y Daniel a el eslabón, satisfechos con la repercusión de la nota. Entre esas donaciones también están las de una pastoral, y diferentes organizaciones políticas y gremiales. Y desde ya de muchas maestras, que les anticiparon que en cada compra que hagan para sus hogares sumarán una ayuda para este incipiente comedor.

Además de Eduardo y Daniel, en este grupo también colabora Nahuel Retamozo, un joven maestro que recién comienza sus pasos en la docencia, con todo lo que ella implica.

El paso que sigue –admiten los docentes– es planificar cómo sostener este trabajo de compromiso voluntario y con proyección comunitaria. “Necesitamos otras manos, otras voluntades, administrar las ganas, para mantener esta presencia los sábados, sumar más días y actividades”, dicen quienes lejos de achicarse ante el desafío que tienen por delante, suman más proyectos. También tienen en sus planes levantar una biblioteca en el barrio, que sea un lugar de lecturas y también de encuentro.

Es que –explican– la tarea que emprendieron no está disociada de la enseñanza: “Lo pedagógico tiene que ver con la solidaridad, la cooperación y la capacidad de organizarse”.

“Queremos que los vecinos (son alumnas y alumnos de sus escuelas) puedan trabajar comunitariamente, que se organicen también para arreglar las zanjas, tirar un poco de escombros en las calles, aprender a conseguir todo eso también. Para nosotros esto tiene que ver con una educación popular, unida a la comunidad, donde en el día a día aprendemos sobre la realidad. Se trata de aprender a aprender”, aseguran Daniel y Eduardo.

Dicen que la ausencia del Estado está a la vista. Una porque varias veces hicieron el pedido al Ministerio de Educación para que les otorguen comida caliente a los estudiantes del turno de la noche de la Secundaria N° 407, y nunca fue respondido. Igual como pasa con el pedido de larga data para que se abra una Eempa (Escuela de Educación Media para Adultos), que no hay (la más cerca está en Oroño y Sánchez de Bustamante). Otra, porque solo hay que meterse unos metros en el barrio donde hacen esta tarea solidaria para entender de qué se trata: zanjas, barro, basura y viviendas más que precarias. También una zona donde la violencia está presente.

Comedores

Desde que Mauricio Macri asumió la presidencia de la Nación, la política de hambre encarada no tardó en golpear de lleno en las escuelas del país. Santa Fe no es la excepción. Como en los ‘90, las chicas y los chicos volvieron a sentarse en los comedores escolares, y la pregunta “¿Cuánto falta para la leche?”, otra vez a hacerse frecuente. Lo cuenta cada maestra, cada maestro que trabaja en zonas marginales y no también. Alcanza con recordar que –según datos de Unicef y del Observatorio Social de la UCA– más de la mitad de la niñez y la adolescencia en la Argentina es pobre. También que los niveles de desocupación alcanzan números que confirman que la pobreza crece sin remedio en el país. Y con eso el hambre.

Según datos aportados por el Ministerio de Educación de Santa Fe (al 31 de julio pasado), “el gobierno provincial sirve 444.306 raciones de copa de leche y 173.391 raciones de comedor escolar”.

Foto: Andres Macera

En los últimos años, dicen desde el Ministerio, se incrementaron los pedidos de creación de nuevos servicios, principalmente de copa de leche: “En 2017 se crearon 41 nuevos servicios de copa de leche, lo que representó un total de 6.177 raciones nuevas; mientras que en 2018 se crearon 60 servicios, con un total de 10.128 nuevas raciones; y en lo que va de 2019, se brindan 787 copas de leche más en 5 servicios creados”.

Para muchas chicas y chicos la comida que reciben en la escuela es la única del día. Y para la mayoría, la copa de leche es su desayuno o merienda.

En zona Norte

Laura Castro es maestra de la Escuela Primaria N° 1.226 “Gesta de Mayo” de la zona Norte de Rosario. Junto con otras docentes, Erica Romero, Cintia Pérez y Mirna Barragán, colaboran desde hace un par de años con dos merenderos ubicados en Nuevo Alberdi: el Granito de Arena (Bouchard 3640) y Corazón Solidario (Luzurriaga 2440). Lo hacen de diferentes maneras, la principal en los merenderos asistiendo tres veces a la semana a servir la leche, también reuniendo de todo un poco, desde alimentos hasta ropa. Además de planificar otras actividades, como festejar el Día del Niño y la Niña en el barrio.

“Hay hambre y miseria. Para nosotras es muy doloroso ver esta situación”, cuenta Laura y asegura que la mayoría de las docentes se solidariza, de diferentes maneras para conseguir calzados, útiles, ropa. Las chicas y los chicos del barrio comen en la escuela. Pero como pasa en Las Flores, no alcanza.

Los merenderos funcionan a la tarde (sábados por la mañana), se sirve la leche con galletitas, casi siempre. Laura describe como difícil la situación del momento, porque para quienes siempre han colaborado también se ha vuelto dura la realidad económica, y cuesta reunir ayuda. Igual, la constancia y preocupación es que no falte esa taza con algo caliente y algo que acompañe para comer. Más cuando hasta desde el Estado se pone en retirada: la Provincia dejó de mandarles la leche al merendero Granito de Arena.

“No sé qué vamos a hacer. Porque además con el gobierno nacional actual, se multiplicó el número de chicos que asisten a 450, de los 50 que eran hace cuatro años”, dice Laura. La maestra diferencia los inicios del merendero, donde era una ayuda, y ahora es vital para hacerle frente al “hambre y la desidia” que se ven en el barrio.

“Donde hay un merendero, hay un docente”, afirma como un principio solidario que caracteriza a la docencia. “Siempre estamos en contacto, quizás no todas estamos en el lugar, pero sí hay una red de docentes que está ayudando todo el tiempo; con juguetes, con ropa, con alimentos, con lo que se puede hacer llegar a los niños. Eso es continuo”, dice sobre ese tejido que se da sin planificar. También esa red se extiende a un trabajo codo a codo con otros merenderos de la zona, como el “Ranchito”, ubicado en Chiclana y la Vía.

Derecho a “la napolitana con papas fritas”

Laura Castro milita en Amsafé provincial, desde donde coordina actividades con las docentes y delegadas de unas 40 escuelas de la zona Norte de Rosario. Eso le permite tener un panorama de lo que pasa en las escuelas, cómo se vive la realidad. “En la mayoría –dice– la están pasando mal. Incluso en donde no hay pobreza extrema, sino otro nivel económico, que antes colaboraban más con los merenderos, y ahora no pueden por la realidad de cada familia”.

Además de hacerle frente al día a día, también en esta tarea las maestras no abandonan otros sueños. “No solo se trata de un plato de comida, nuestros chicos tienen derecho al viaje de fin de año a Carlos Paz”, pone como ejemplo a la vez que recuerda que otros de los derechos que se llevó el gobierno nacional es el de turismo escolar, a Chapadmalal, por el que muchos chicos del país pudieron conocer por primera vez el mar.

En ese plan de asegurar derechos, proyectan para el mes de la Infancia, para el 31 de agosto que viene, hacer una comida diferente. “Una comida donde los chicos se puedan sentar y comer algo que nunca comen, diferente al guiso. Pensamos en una suprema a la napolitana con papas fritas. Y un cierre con chocolatada!”, contagia Laura con ese sueño que busca igualar en oportunidades. Y de solo escucharla dan ganas de llorar.

Y una vez más vuelve, insiste, con la imagen de retroceso que se refleja hoy en las aulas, “de pasar de ver mucho tiempo a los chicos bien, que iban con sus zapatillas, que comían en sus casas, y ahora preguntar a qué hora toman la leche o lo que es peor verlos revolver la basura”.

Laura lleva 18 años unida a la enseñanza, 15 en la Primaria 1.226. Es profesora para la enseñanza primaria y para la enseñanza especial. ¿Cómo se conjugan las tareas de dar clases y asistir? “Es difícil y fácil a la vez. Es un acto de amor hacia el alumno, hacia la sociedad, hacia uno mismo. El docente lleva consigo una vocación que hace que estemos capacitados para educar y asistir”, responde la maestra sobre esta dimensión del oficio docente, que se expone más claramente en tiempos de neoliberalismo.

Dónde colaborar. Para colaborar con el comedor de Las Flores, hay que dirigirse a la sede de Amsafé Provincial, en San Juan 1833, el martes 6 de agosto, desde las 15 hasta las 19. O bien cualquier día (de lunes a viernes) a la Escuela Nocturna Primaria N° 65, que funciona en el mismo edificio que la Primaria Serrano N° 756, de Caña de Ambar 1635, siempre a partir de las 16. También se puede escribir a los correos: te.parece@hotmail.com y ematuc@hotmail.com

Y para ayudar con los merenderos de la zona Norte, hay que contactarse a través de la página de Facebook: Merendero Granito de Arena.

  • Sadop Rosario pidió un 35% de aumento salarial

    El secretario general del gremio de la docencia particular, Martín Lucero, aseguró que “si
  • Los siete Locos

    El Marcelo Bielsa de Newell’s, Vélez, Athletic Bilbao, Leeds United, y las selecciones de
  • Solidaridad de clase

    Beatriz Introcaso, titular de Coad, habló de la “desazón” en las universidades por las pol
Más notas relacionadas
  • La lucha por la igualdad

    La pelea docente para que se restituyan el Fonid y la paritaria nacional va más allá del s
  • Un festival en defensa de la ciencia

    El evento federal invita a “no quedarse con los brazos cruzados frente a la destrucción de
  • El oficio que perdura

    El film Abandono de cargo rescata la historia del profesor Luis Lacoste, desaparecido por
Más por Marcela Isaías
Más en Ciudad

Dejá un comentario

Sugerencia

Sadop Rosario pidió un 35% de aumento salarial

El secretario general del gremio de la docencia particular, Martín Lucero, aseguró que “si