Los jubilados perdieron el 60% de su capacidad de compra, medido en dólares. Juan Carlos Díaz Roig, especialista en temas previsionales, analiza a fondo la gravedad de la situación.

La actual situación de los jubilados es por partes iguales, tan mentada como padecida. En los últimos cuatro años el poder adquisitivo, categoría harto pretenciosa para este grupo etáreo, viene en picada. Como es de gusto generalizado hablar en dólares, en un contexto cada vez más parecido a Costa Pobre, la famosa ironía de Alberto Olmedo sobre las dictaduras del tercer mundo, en el último año el haber jubilatorio perdió el 60 por ciento, medido en esa verde moneda. En 2015, la jubilación mínima era de 460 dólares. Hoy, no llega a 200. Como dice la barra de la esquina, ¡contala cómo quieras! El cálculo corrió por cuenta de Juan Carlos Díaz Roig, quien disertó en Rosario sobre Derechos Jubilatorios y Justicia Previsional, en el conversatorio organizado por el Frente Ciudadano Somos Patria, la comisión de Salud del Instituto Patria, el Instituto Federal de Historia Argentina e Iberoamericana Manuel Dorrego y la organización política y social 27 de Oktubre.

En la apertura, el ex director de Pami II y actual referente de salud del Dorrego, Conrado Rodríguez, fue categórico en la introducción: el futuro de los jubilados está en sus manos, nadie puede votar en contra de sus propios intereses. La disertación se realizó el lunes 29 de julio pasado, en el Complejo Atlas, con amplia convocatoria.

Justamente de futuro, y un día antes, el candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, pateó el hormiguero en el programa que El Destape transmite por su canal de youtube. “El 10 de diciembre voy a aumentar un 20 por ciento las jubilaciones”; dijo y explicó la fuente de financiación: los intereses de las Leliq, herramienta financiera con la que el

Banco Central trata de contener el dólar. Los dichos activaron una reacción en cadena, con liberación de energía de baja estofa, ríos de títulos y declaraciones en contra.

Para Díaz Roig, diputado nacional por Formosa hasta 2017, y especialista en temas previsionales, los dichos de Fernández son perfectamente posibles. “El problema jubilatorio está teñido de un enorme relato del liberalismo, uno de los más grande relatos del macrismo ha sido sobre los jubilados”, aseguró. Y fue por el contexto mediato.

“En primer lugar teníamos el mejor sistema previsional de América Latina, la jubilación mínima del 1º de diciembre de 2015, era de 460 dólares, en 1991, Norma Plá pedía que de 450, el haber jubilatorio medio era de 812 dólares, y el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de Capitalización Colectiva, de casi 70 mil millones de dólares”, dijo describiendo con trazo fino el escenario que encontró Cambiemos al asumir.

Además no pasó por alto que a la génesis del Fondo, convergieron los 20 mil millones de dólares devueltos por las Administraciones de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), de los 47 mil que cosecharon en 14 años. “Con una correcta inversión, se multiplicaron hasta llegar a los 70 mil millones de dólares en siete años”, explicó.

Al cuadro general de diciembre de 2015, sumó la cobertura del 97 por ciento de adultos mayores más el hecho de que se habían incorporado tres millones de nuevos jubilados a través de las leyes de moratoria y una cantidad similar por Asignación Universal por Hijo. Un cuadro de situación sensible a las necesidades y de ingeniosa retroalimentación. ¿Qué pasó?

“Era rentable y tenía superávit, así era el sistema previsional que había y que trató de demoler y destruir el gobierno de Macri, hoy la jubilación mínima no llega a 200 dólares mientras que la promedio por debajo de los 300 y del Fondo de Garantía de Sustentabilidad dilapidaron 30 mil millones de dólares aún no sabemos en qué, y cuando se investigue tal vez habrá sorpresas”, detalló.

¿Se puedes salir de semejante corsé? “Si y muy simple, es cuestión de volver a la economía del consumo para resolverlo rápidamente”, afirmó Díaz Roig. Y repasó la composición del sistema previsional a fin de hacer visibles las relaciones con las distintas poleas de la economía. El financiamiento del sistema es tripartito, aporte, contribución e impuestos, las dos primeras categorías representan el 50 por ciento del total, divididos por partes iguales en aportes del trabajador y patronal.

“Con respecto a la parte impositiva, si se toma la decisión política de priorizar mantener la inversión, para que cobren jubilados y la AUH, asumida esa decisión se destina el dinero y no habría problema”, sostuvo Díaz Roig. Y dijo que después queda “la negociación con los acreedores externos de esta deuda ilícita ilegal inventada por Macri, que todavía no sabemos en qué gastó los primeros 150 mil millones de dólares y estos últimos 60 mil, que le dio el

Fondo Monetario Internacional (FMI), pero este es un problema político de otro nivel”, dijo al esbozar la salida para que el sistema, y por ende los jubilados, no zozobren.

En su opinión, la opción es en términos claramente definidos “producción, trabajo y consumo o seguir con Macri, esperando la inversión que nunca se produjo y dándole garantías al mercado internacional para el saqueo a través de especulaciones financieras y bancarias, aumentando la pobreza sobre todo en los jubilados”, detalló.

Cuando Macri no supo la respuesta

¿Cuánto gana un jubilado? La pregunta se repite tupido pero la ocasión inolvidable fue cuando la realizó Mirtha Legrand, a poco de asumir como presidente Mauricio Macri, y lo invitó a su mesa. “Creo que nueve mil pesos”, respondió el flamante mandatario. Y hasta la conductora, que le dio apoyo público, lo corrigió después de que por cucaracha le aclaran que apenas arañaban los 6.300 pesos.

La confusión desocultó un dato importante: Macri desconocía la realidad pero había hecho campaña hablando de lo mal que estaban los jubilados, con un efecto harto eficaz, ya que logró que el sector lo votara en masa. “Es el relato que le contaron, lo mismo pasó con la Reparación Histórica, esa gigantesca estafa, porque el Gobierno autorizó al Anses, a pagar sólo los casos que tenían homologación judicial, no eran ni cien mil, pero dicen que pagaron un millón”, enfatizó.

Es justamente esa diferencia la que Díaz Roig cuestiona con dureza, “El Directorio de Anses no tiene facultades discrecionales, están regladas, sólo puede pagar lo que la ley le manda, pero le depositó como Reparación Histórica a una serie de jubilados sumas que no sabemos cómo las calculo ni por qué”, dijo. Y agregó que deberán dar cuenta de esas irregularidades,

porque no se puede disponer del patrimonio de los siete millones de jubilados para un grupo porque se le ocurrió y sin medias tintas lo calificó de delito, al igual que el vaciamiento del Fondo de Garantía y los modos de determinación del haber judicial.

Según el especialista “la fórmula de movilidad que se adopta al momento de la jubilación no se puede alterar a futuro ni siquiera por una ley porque forma parte del patrimonio del jubilado, sólo se puede modificar si lo beneficia”. En este marco se inscribe el cambio de fórmula de movilidad que el Gobierno realizó frente a una férrea oposición popular que no logró torcer el brazo, mejor sería decir la mano de los legisladores que la avalaron.

La fórmula que rige desde aquel aciago diciembre de 2017, tiene la siguiente composición: 70 y 30 por ciento de Índice de Precios al Consumidor del Indec y la variación de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), que no tienen cláusula gatillo. “Como los salarios van por debajo la inflación, con esto siempre va a perder los jubilados, a quienes les pido por favor que no voten a Macri, porque los funde a todos”, enfatizó.

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