El Polaco Andrés Abramowski, reconocido músico y periodista local, fue columnista durante muchos años de este periódico, al que aportó su toque de ironía y sarcasmo. Recuerdos y reflexiones en la primera entrega de una saga de notas por nuestro vigésimo aniversario.

Con la firma de Tomás del Picco o en las secciones de El Desubicado o Miradas Bobas, entre otras intervenciones, Andrés
El Polaco Abramowski, periodista y músico local, fue durante muchos años columnista de este periódico con delirantes textos que muchos lectores eslabonianos aún recuerdan. En el marco del inicio de las conmemoraciones por los primeros 20 años de este medio, y como inicio de una serie de notas al respecto, habló sobre su experiencia personal en este proyecto autogestivo que cumple dos décadas y que supo ganarse un lugar de reconocimiento entre los lectores rosarinos.

“Me acuerdo, y estamos hablando del siglo pasado, de un grupo de pibes que estaban empezando un periódico. Yo estaba en la casa de alguien, un amigo que estaba ayudándolos con el diseño, era algo muy nuevo, era una época de intentar sacar revistas todavía. Yo conocía a Peco (Jerónimo Principiano, uno de los fundadores y actual integrante de La Masa), y no me acuerdo cuándo fue que comencé a escribir, creo que lo primero que hice fue una columna a la que le puse Rock al margen y que la firmaba como Tomás del Picco, porque me habían ofrecido la posibilidad de usar un pseudónimo ya que El Eslabón era un medio muy crítico con el poder y con el diario La Capital, y yo ya trabajaba ahí”, recuerda el Polaco.

“Entonces, yo escribía todas unas diatribas que tenían que ver con el rock y el capitalismo, era como una crítica a la cultura y el pseudónimo me permitía escribir cualquier cosa; era realmente cualquier cosa. El Guille Grieco (otro integrante del staff e integrante de La Masa) era como mi nexo, mi contacto, mi editor. Fueron varios años, fue cuando empezaron a tener una pata cultural, porque hasta entonces era más político”, rememora.

“Después empecé a escribir sobre televisión y Juane (Basso, otro de los fundadores del periódico) pasó a ser mi nexo. Miradas bobas se llamaba la columna. Me desahogaba, canalizaba mi odio y me las tomaba bastante en serio. Hubo columnas que me llevaban días de elaboración, y cuando pasó de mensuario a semanario, fue mucho más laburo”, admite Abramowski.

“Por otro lado, hice El Desubicado desde 2015, que antes hice en La Capital, y que era muy desubicado realmente (se ríe). Ahora uno, desde adentro, entiende por qué estuvo cuatro años y por qué dejó de estar. Un día decidí que quería hacerlo en El Eslabón. Pero ahí fue distinto, fue como hacer la novela que nunca pude escribir, y lo hacía semanalmente. Fueron años de muchos cambios para mí, y cuando lo terminé me encontré con que había escrito muy sobre mí, más allá de personajes de aquella época que terminó con el triunfo de Macri. No te voy a decir que fue inconsciente, pero estaba contando lo que me estaba pasando a mí. Fue una experiencia alucinante poder haber hecho eso, tener un espacio. Me encantó poder hacerlo”, resalta el periodista y músico de la emblemática banda local El Regreso del Coelacanto.

“Con El Desubicado en La Capital conocí el terror de la hoja en blanco. Tuve jornadas en las que estuve diez horas haciendo y rehaciendo. Pero en El Eslabón estuvo tan bueno que no lo pude hacer más de un año, y se despidió con Macri yéndose después de ganar las elecciones. El chiste de la columna era que Mauricio no quería ser presidente, solo quería joderlo al padre (Franco Macri). Yo llegué a creerme que Macri era como el personaje de El Desubicado, que no quería ser presidente, sino cantante como Freddy Mercury”, sostiene el ex columnista.

“Confieso que yo me encariñaba con los personajes e incluso con mi Mauricio, que para mí era un pobre nene de papá que quería vengarse del padre y no deseaba hacer el daño. Después me sorprendió mucho más la realidad, y me decía: ¿Entonces Macri no era lo que vos escribías? ¡Macri era otra cosa! ¡Yo me había creído que mi Macri era de verdad! (se ríe) Igualmente, en el último capítulo que escribí, él se muestra como un traidor, traiciona a todos los de su cofradía. Al final, resultó ser malo”, dice.

“Pero no fue por eso (porque haya ganado Macri) que dejé de hacer El Desubicado, sino que quise poner mucho más en la música porque además, me llevaba mucho trabajo, mucha cabeza. Y me di cuenta que es muy difícil escribir boludeces, hay que recrear, inventar hasta que después las cosas se van disparando solas. Yo, como periodista, creo que la mejor nota es la que te encontrás, tuviste oficio para verlo y algo de suerte. Pero en El Eslabón me dedicaba a exprimir el cerebro. Siempre fue para mí una plataforma para generar teoría, para experimentar. Si no fuera por este periódico no hubiera escrito un montón de cosas que escribí”, analiza El Polaco. 

“Yo, como periodista serio de policiales, sé que hay cosas que puedo garantizar. En El Eslabón era empezar y no saber cómo iba terminar. Igual, el estilo es algo de lo que ahora reniego como aquel mordaz de Tomás del Picco. Era quizá un clima de época, el de los 90, del nihilismo, del ser irreverente, joven, irrespetuoso. No sé, no es un estilo que ahora me guste, pero bueno, no me parece mal. En ese momento tenía que ser así porque básicamente se basa en algo que no ha cambiado en mí, y es estar siempre en contra de la hipocresía”, definió.

Columnas publicada en 2015 y 2014

Por La Redacción (Entrevista: Juan Pablo de la Vega).

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