En el eslabón estamos de cumple. La puesta en marcha de las conmemoraciones por los 20 años del primer número de este periódico tiene a toda la cooperativa muy emocionada y sorprendida por tanto afecto recibido. En los últimos días pudimos celebrar con ustedes, queridos lectores y lectoras, que seguimos adelante, en papel, en las redes sociales y en la calle, haciendo lo que nos apasiona y moviliza: periodismo autogestivo con un enfoque nacional, popular, feminista y latinoamericano. Cumplir 20 años en este contexto de ajuste neoliberal, no es poca cosa. Los últimos cuatro años fueron de resistencia. Y estamos seguros y seguras que salimos del ojo de la tormenta más fortalecidos que nunca. Por eso, les adelantamos: vamos a seguir festejando e incomodando. 

El neoliberalismo, sin embargo, no es lo único que nos pasó en las 420 ediciones que llevamos escritas y discutidas. Pasaron decenas de cumpas que dejaron impresa su forma de ver el mundo y la ciudad que habitamos todos los días. En estas últimas semanas, los y las buscamos y les preguntamos cómo fue ser parte de este colectivo. 

Fue en ese contexto que una querida compañera y amiga de este semanario recibió un comentario misógino desde una de las redes sociales de Rosario|12, un medio local donde trabajan otros tantos queridos compañeros, compañeras, amigos y amigas de el eslabón

Que valga la redundancia: cumplir 20 años no es poca cosa. Y en todo este tiempo caminado en la calle aprendimos que hay cosas que no pueden ni deben suceder más. El abuso de poder es una de ellas. Es necesario, fundamental para reconstruir la Patria después de Macri, dejar atrás ironías que esconden desprecio por el otro, la otra, le otre, y entender que el respeto y la igualdad son las bases de la convivencia de una sociedad que empieza desde lo más pequeño, como, en este caso, en el lugar de trabajo. Las compañeras periodistas, como las trabajadoras de tantos otros gremios, han sido durante décadas menospreciadas y ninguneadas como para que toleremos que persistan estas formas discursivas que atrasan. 

Estamos aprendiendo todos los días a pensar, escribir y editar un semanario que decidió ser, además de nacional, popular y democrático, feminista, como dijera Cristina. Este editorial es fruto de esas discusiones y de una decisión colectiva de que nuestra posición y nuestra solidaridad con nuestra compañera agraviada se exprese en este lugar, como cada semana. Insistimos: todos los días nos hacemos preguntas en nuestra redacción porque leemos a estos debates públicos como parte de un proceso social muy profundo. No somos jueces ni juezas para condenar a otros. Pero tampoco podemos dejar pasar por alto violencias verbales gratuitas.

Veinte años no se cumplen todos los días, y no podemos cerrar este editorial sin avisar que las celebraciones eslabonianas seguirán. Enmarcado en nuestro aniversario, el sábado que viene salimos con el tercero de los cuentos de la colección Tarumba; el 23 de setiembre en el Complejo Cultural Atlas realizaremos un encuentro para pensar la Educación en tiempos macristas, y a mediados de noviembre se viene la gran fiesta interminable de nuestro querido pasquín. Y ahí sí, agarrensé fuerte, queridos lectores y lectoras, que la casa saldrá eyectada por la ventana.

El Eslabón festejó sus 20 años en el Atlas

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