A través de su Centro, estudiantes del Normal 3 decidieron ponerle voz, escribir y abrir al debate lo que pasa en la escuela, en sus vidas y en la sociedad. Lo hacen a través de una revista que llaman Se dice en el Normal. Semanas atrás salió la primera edición impresa, de ocho páginas, semestral y que se vende por las aulas de la escuela de Entre Ríos al 2300. Es todo un éxito. En charla con El Eslabón, su editora, una fotógrafa y un redactor explican por qué es importante apropiarse de la palabra y ponerla a circular. Invitan a superar miradas prejuiciosas sobre su condición de adolescentes y a mostrar lo que son capaces de producir a través de la escritura.

Luisiana Balbuena tiene 15 años, es la presidenta del centro de estudiantes del Normal 3 y la directora de Se dice en el Normal. Con ella están Nuria Fernández (16), la vice del centro y Luca Aguerreberry (16), secretario de actas. Cursan el tercer año de la secundaria y son parte de esta revista. En la editorial de bienvenida de la publicación, nombran además como integrantes de este equipo de prensa a Ailén Jaime, Dana Guibe y Kiara Brest. Y presentan al nuevo espacio como “un medio de información, de debates y expresión sobre nuestros problemas”.

La revista se origina en un taller de periodismo de la Escuela Belgrano –comparte edificio con el Normal 3– que dicta el profesor Paulo Menotti (colaborador de este medio). Una de las primeras en anotarse fue Luisiana, quien luego se cambió al Normal y se llevó la idea de replicar la publicación, pero esta vez como órgano del centro de estudiantes.

“Yo empecé en el taller de periodismo cuando estaba en primer año, con el prejuicio de no saber si iba a ser muy capaz. Entré como para probar. Me terminó gustando y me aportó muchísimas herramientas. Al principio, el profe me ayudaba a redactar las notas, pero enseguida comencé a desenvolverme un poco más, en cuanto a buscar información y a hacer preguntas”, repasa Luisiana. Ya en el segundo año de la secundaria, se sumó al centro de estudiantes; en tercero armaron la lista “Activamente” con la que fue elegida presidenta.

Una de las primeras iniciativas fue poner en marcha una revista propia. El profesor Menotti las ayudó a usar programas de diseño y armado, con la consigna de que la agenda de temas, la información y la producción final corriera por cuenta de las y los estudiantes. Luisiana dice que buscaron darle a la revista su propia identidad, con “un toque más personal, para que pertenezca al Normal 3”. Así, Se dice en el Normal se diseña, escribe y arma en forma completa por un equipo de chicas y chicos del centro de estudiantes.

También Nuria se sumó apenas comenzó la escuela secundaria al centro de estudiantes. Primero en la secretaría de género y desde este año como vicepresidenta. Es la responsable de la fotografía de la publicación, una tarea que asume con total profesionalismo. “Me pidieron ayuda con la fotografía, porque yo hago cursos en La Vigil. Para mí la fotografía de la revista representa lo que sería el Normal: una idea de unión. Por eso en todas las fotos hay más de una persona, nos parece que eso representa mucho más que una selfie”.

Nuria se entusiasma hablando de su tarea de fotógrafa y, a manera de ejemplo, describe los criterios usados para la foto de tapa. “En la portada de la revista, hay una foto de la marcha de Ni una Menos, en la que ves a chicas pintadas con glitter, una manera de representar la marcha. Y en la nota te das cuenta lo que significa esa marcha para nosotras”, dice sobre la tarea de diseñar, pensar texto e imágenes en forma integral.

La nota a la que alude Nuria habla de “glitter, carteles y colores violetas”. La crónica cuenta que “en la trayectoria las mujeres cantaron eufóricas las canciones populares de las marchas feministas, y nuestras compañeras no se quedaron atrás, haciendo escuchar bien fuerte su voz”.

En Se dice en el Normal también se publican notas sobre la participación de estudiantes en competencias deportivas y en otras como el Modelo Naciones Unidas. También una sobre el planetario móvil que visitó el Normal. “Astronomía express” se llama el artículo que escribió Luca, quien reconoce que debió postergar varias veces su participación en la revista por estar dedicado de lleno al teatro. Es parte del elenco de la obra La Noche de los lápices. “Empecé a hacer un par de notas –confía– que las dejé para que termine Luisi, porque en el medio se me metió esta obra que requiere mucho tiempo de laburo”.

Con fondos propios

La revista la sostienen con fondos del centro de estudiantes, en especial con lo recaudado en las ferias de plato que hicieron aprovechando los días de las elecciones, cuando muchas personas pasaron por la escuela. Además contaron con la ayuda ofrecida por la cooperadora del Normal. Imprimieron 100 ejemplares, que venden a 30 pesos cada uno; al segundo día de publicación llevaban vendidos más de la mitad. Pasan por las aulas, la ofrecen y la compran estudiantes, profesoras y profesores. Además evalúan las posibilidades de hacerla también en formato digital.

Actualmente están pensando el próximo número, para el que buscan organizarse de otra manera, en los tiempos, en las tareas: “Esta primera edición fue como una prueba para nosotros, para ver cómo sale. Nos costó bastante sacarla porque en el medio estábamos aprendiendo”. Y como en todo proceso periodístico, la discusión mayor se la lleva el armado de la agenda, “a qué temas darles prioridad”, “ver qué está pasando en la escuela”, y “dar una mano si algún compañero se traba”, dicen.

¿Y a qué temas les dan prioridad? “A los temas que involucran a las y los estudiantes. A los estudiantes les gustan las cosas que son novedosas, que pueden ver, que en algún momento les pasaron de cerca y dijeron ‘Ah yo esto lo vi, pero no sé del todo’. Vamos más que nada por ese lado”, hablan sobre cómo piensan el sumario de notas.

Cuestión de derechos

“Se dice en el Normal” es una propuesta que pone en práctica y hace visible lo que expresa la Convención sobre los Derechos del Niño -que este año celebra 30 años de su aprobación- sobre el derecho que tienen niñas, niños y adolescentes (todas las personas de hasta 18 años) a la libertad de expresión. “Ese derecho –dice el artículo 13- incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o por cualquier otro medio elegido por el niño”.

¿Por qué es importante hacer una revista propia? Luisiana dice que en lo particular le sirvió para conocer sus propias capacidades de hacer y entusiasmar a otras y otros: “Está muy bueno no tirarse para atrás e intentarlo. Tomar este espacio y hacerlo propio de los estudiantes; porque por ahí no se nos prioriza, no se llega a escuchar nuestro reclamo, no se tiene tan en cuenta nuestra opinión, sobre todo por eso de pensar que somos ‘incapaces’. Y eso no es cierto, porque lo pudimos sacar adelante solos, trabajando en equipo y contando con el apoyo de los compañeros. Es de suma importancia que los adolescentes empiecen a involucrarse con la escritura”.

La mirada de Luca también va por ese carril. Considera que “se habla mucho de que los adolescentes son el futuro”, para valorarlos pero también para correrlos de lugar a la hora de tomar en cuenta qué opinan. “Las y los adolescentes somos el ahora, el presente. Seremos algo más grandes en el futuro, quizás. Pero también existimos hoy, no es que no hacemos nada”, se planta Luca.

Nuria anima a otras y otros a participar. “Nos involucramos mucho –dice- para que los estudiantes se escuchen, puedan conseguir lo que se proponen y sepan que tienen derechos. Muchos no se involucran porque no se animan a escribir un texto, no se creen capaces. Muchas personas nos creen incapaces, que no entendemos nada de política o de gramática. Nos subestiman por la cara y por la edad”.

La charla transcurre en un corredor que está en el frente de la Escuela Normal, a la hora de la salida de clases. Un ejemplar de Se dice en el Normal se despliega sobre una de las mesitas allí apostadas. Luisiana retoma la conversación para valorar lo que les aporta la escritura “ya sea haciendo periodismo o escribiendo una novela”. “Hay muchas y muchos adolescentes que escriben en el cuaderno frases o cosas que sienten en el momento y eso es algo que queda en la nada, tienen miedo de mostrárselo al mundo. Nosotros alentamos precisamente a que lo muestren”, convoca a multiplicar los textos escritos.

 

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