El auriazul igualó 1 a 1 ante la Academia de Avellaneda, y acumuló así el sexto empate al hilo. Lo ganaba con un golazo de Gamba y lo empató Licha López, con gran fortuna. Después no ligó: metió tres tiros en los postes. Además, no le dieron un claro penal.
En la continuidad de la 8ª fecha de la Superliga, Rosario Central fue claramente superior a Racing, de principio a fin. Le quitó la pelota y generó las mejores chances, pero la suerte estuvo del lado racinguista: tres palos en el arco de Gabriel Arias y un gol que era centro en el de Jeremías Ledesma explican el resultado.
Central sorprendió a Racing desde el comienzo mismo del partido. Es que la verticalidad y la intensidad fueron características del equipo de Diego Cocca y no de Eduardo Coudet, como suele suceder. Las insinuaciones llegaron con envíos aéreos desde ambas bandas, que no pudieron encontrar la cabeza de los atacantes.
Pero cuando el dueño de casa abrió el marcador, a través de Lucas Gamba a los 13’, cambió la fórmula: el lateral Nahuel Molina, en vez de buscar la cabeza de los delanteros, metió un centro raso, que encontró la derecha del ex Unión, que de primera la puso fuerte contra un palo.
Y la Academia de Avellaneda no necesitó llegar con peligro para empatar. Es que a los 20’, Lisandro López intentó meter un centro al área, tan defectuoso que sorprendió a Jeremías Ledesma cuando se le metió por arriba en el segundo palo.
Los de Arroyito no disminuyeron su dinámica, y contaron de varias chances para volver a ubicarse arriba en el marcador. Los del Chacho empezaron a dar grandes ventajas en el fondo, tal como en el duelo ante River (que terminó con una goleada en contra) pero los auriazules no tuvieron la misma eficacia que sus pares del Millonario aquella vez.
En esas circunstancias, Riaño enfrentó a Gabriel Arias fuera del área, y el arquero ganó el duelo. Después de una presión alta del Canaya que le hizo perder la pelota al rival en la salida, Ciro Rius tuvo su posibilidad con un remate desde el borde del área, que se fue apenas desviado.
El segundo tiempo arrancó con polémica, porque al minuto de juego, el árbitro Jorge Baliño ignoró un claro penal del chileno Arias, que al momento de capturar un balón en las alturas le puso la rodilla en la cara de Gamba. De ser bien interpretada la jugada, el arquero también debió ver la roja.
El complemento fue una continuación del primero, con fuerte predominio de Central. El local sacó rápido un tiro libre y encontró la cabeza de Diego Novaretti, quien exigió a Arias con una buena volada. Un par de minutos después, con la misma fórmula del primer gol, Molina y centro a Gamba, que ahora de cabeza la estrelló contra la unión del palo y el travesaño.
El último campeón del fútbol argentino también apeló al mismo método de su gol: centro de Matías Rojas en un tiro libre, y el travesaño esta vez zafó a Ledesma. Era tal la superioridad de los de Cocca que la fortuna pasó a ser la única herramienta para marcar para los de Coudet.
Y Central no le daba tregua, manteniendo la intensidad mientras pasaban los minutos. Matías Caruzzo metió un frentazo al travesaño, y en una jugada casi pegada, Leonardo Sigali despejó en la línea lo que era gol auriazul. Y a poco del final, Diego Zabala (que ingresó por Joaquín Pereyra) le cambió el sentido a la pelota, pero otra vez el palo estuvo del lado racinguista. En la última bocha de la noche, fue el turno de la chance de Leonardo Gil, que disparó fuerte abajo, pero nuevamente las manos del arquero de la selección chilena le ahogó el grito.
La buena: Central mejoró muchísimo respecto a las anteriores presentaciones, mantuvo el invicto ante un rival de fuste –que es el último campeón y acumulaba tres victorias al hilo–, y salió de la zona de descenso gracias a la derrota de Aldosivi.
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