“Fui a hacer un mandado a la ferretería que está frente a la escuela donde ensaya la orquesta, cuando escuché la música, me volví a mi casa corriendo y le dije a mi mamá que ahí quería estar”. La anécdota la contaba Carlos (13), hace unos años, para recordar cómo se había enganchado con la orquesta infantil y juvenil de su barrio, y que lo había llevado más tarde a aprender trombón y percusión.

La historia de Carlos podría repetirse en las miles de chicas y chicos de todo el país que se sumaron a estas orquestas, a disfrutar del aprendizaje de un instrumento y sobre todo a saber que el arte es para todas y todos. De esto se ocupó el Programa de Coros y Orquestas del Bicentenario, parte de las propuestas socioeducativas desarrolladas en el país hasta la llegada de Cambiemos al poder. Porque desde hace casi cuatro años, las políticas educativas del macrismo han arrasado con estas iniciativas de inclusión. No solo se dejó de invertir en estos programas, también se los dejó caer, disolver por falta de apoyo y presupuesto. El cierre de la paritaria nacional docente terminó de fragmentar la continuidad de las orquestas en las diferentes jurisdicciones. En Santa Fe – por la acción de Amsafé provincial- en septiembre pasado, se logró que la Provincia titularice a 27 profesoras y profesores (para 32 cargos) de estas orquestas.

En el informe “La enseñanza y el aprendizaje como eje de la propuesta socioeducativa” (Serie La Educación en Debate de los documentos de la Diniece Nº 20, que puede leerse en internet) difundido en agosto de 2015, se detallan metas y logros del Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles para el Bicentenario. El documento cita que para 2015 se contaba con 142 Orquestas y 151 coros en todo el país, reuniendo a unos 10 mil chicos y jóvenes. Y un incremento sostenido a año, en especial en las escuelas públicas ubicadas en las zonas más vulnerables.

“Suele señalarse que las orquestas y los coros realizan un aporte no menor: los adolescentes «pasan más tiempo en la escuela» y, por lo tanto, según se argumenta, disminuye el riesgo a los peligros que entraña la calle y las «juntas traviesas», al tiempo que les aporta una actividad relevante en términos de un «proyecto» de trabajo y de vida”, se lee en el informe sobre lo que los diferentes testimonios valoran de este programa. La coincidencia está en la meta de la mejora de los aprendizajes, la inclusión y saber que la música no es cosa de unos pocos.

El lunes 2 de mayo de 2016, la Ctera ofrecía una conferencia de prensa para solidarizarse y en apoyo a la continuidad del profesor Claudio Espector, coordinador de Orquestas y Coros del Bicentenario, que había sido despedido por el Ministerio de Educación de la Nación.

Lo que siguió después fue lo previsible en un gobierno neoliberal: el achique, el abandono del Estado nacional a estos programas, la falta de pago a las profesoras y profesores al frente de estos planes inclusivos dados a través de la música.

“El Programa de Orquestas y Coros del Bicentenario es una construcción pedagógica colectiva que quieren derrumbar Esteban Bullrich y el gobierno nacional”, se escuchó denunciar en esa conferencia Ctera entre otros argumentos. Y sí, todo lo que fuera colectivo estaba (y está) fuera de las políticas educativas de Cambiemos, que privilegian lo individual y el éxito meritocrático.

“La educación que proponemos – expresó el profesor Espector en esa conferencia de la Ctera- es de calidad para todos, no queremos educación de primera, de segunda y de tercera; no queremos educación pobre para los pobres, por eso nos atacan. Asumimos que la música, el arte y la educación sean para todos”.

Hay que saber que el reclamo por la continuidad de los coros y orquestas está presente en cada paritaria provincial, en cada protesta callejera, en cada huelga docente.

Neurociencias y recreos cerebrales

 

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