«Señora María Eugenia Vidal, no soy maestro pero ejercí 25 años la docencia universitaria, seré voluntario no rentado para empezar las clases en fecha», escribió el usuario Mariano Bronenberg el 23 de febrero 2017 en su cuenta social de Twitter. Fue tras conocerse la decisión de los gremios docentes de la provincia de Buenos Aires de parar los primeros días de marzo ante la falta de un acuerdo salarial digno.

De ahí en más el tuit de Bronenberg se replicó con distintos mensajes que apoyaban esa idea de ser voluntarios, bajo el hashtag #VoluntarioDocenteNoAlParo

Enseguida la secretaria general de Ctera, Sonia Alesso, alertó que se trataba de una campaña de trolls orquestada desde el gobierno de Mauricio Macri  “y reveló que rastrearon el origen de la campaña y que ‘uno de los tuiteros trabaja para la ex SIDE’. El propio Bronenberg, quien dio comienzo a la campaña a partir de su tuit, señala en su currículum que es licenciado en Relaciones Públicas por la Universidad John F. Kennedy, que fue oficial de Inteligencia del Ejército y teniente coronel de esa fuerza (retirado). En la red social, Bronenberg se presenta como ‘Relacionista Público, consultor en estrategias de comunicación’, dice que ‘Twitter es intercambio profesional, debate y divertimento’ y cuenta: ‘Voté PRO pero lo critico con libertad’». (“Una campaña para desacreditar a los maestros”, Página 12 del 24 de febrero 2017).

No pasó mucho para que la gobernadora María Eugenia Vidal apelara a su imagen de Hada Buena del Bosque y presentara la propuesta “Mi parte por la educación” (26 de febrero en el sitio oficial abc.gob.ar). “La semana pasada, miles de personas se sumaron en las redes sociales a una propuesta para ser docentes voluntarios en las escuelas. Cuando lo vi, me conmovió el nivel de compromiso de nuestros ciudadanos con la educación pública. Fueron un montón de personas que no se quedaron en la disconformidad o en la protesta y pusieron algo de ellos mismos para ayudar a cambiar la realidad”, arranca el manifiesto de Vidal.

Y si bien, renglón seguido, asegura que “los docentes en el aula tienen un rol irreemplazable” y que “su formación y su experiencia los convierten en el elemento fundamental de la educación”, llamó a sumarse a todos quienes quisieran a reemplazarlos en su tarea de educar. “Quiero agradecerles de corazón a todos los que pusieron a disposición su tiempo para ayudar y les cuento que hoy estamos lanzando la propuesta Mi Parte por la Educación para que todos los que quieran aportar a la educación de nuestros chicos puedan sumarse a dar clases de apoyo en comedores escolares, en parroquias o en clubes de barrio”, invitó Vidal ofreciendo ingresar al sitio oficial de la provincia y anotarse. Claro que aquí no había que pasar por pruebas estandarizadas, aprenderse los planes de estudio de Finlandia y menos aprobar una carrera profesional de cuatro años, con solo poner los datos personales básicos y una dirección de correo electrónico, alcanzaba para ser “docente voluntario”.

Esta “patriada por la educación” Vidal la replicó en sus cuentas de redes sociales y la hizo pública también en el stand de Clarín en la Sociedad Rural, anunciando que convocaría a los más de 60 mil voluntarios en el lugar de los docentes. «Hubo 60 mil personas que se ofrecieron para ser voluntarios y se los quiero agradecer de corazón. Esta es la Argentina que soñamos. Los voy a convocar. La tarea de nuestros docentes en la Provincia tiene un valor que no puede ser reemplazado, pero sí hay muchas redes de educación no formal en la Provincia: comedores, municipios, asociaciones vecinales, clubes de barrio, lugares donde se da apoyo escolar, y ahí puede cumplir una tarea importante», señaló la gobernadora en aquel stand (agencia Télam del 28 de febrero de 2017).

Las expresiones de rechazo y repudio ante esta PRO iniciativa se multiplicaron. También se buscó ponerle un freno a semejante aberración política y educativa. En los primeros días de marzo de ese año, la senadora provincial Mónica Macha (FPV), presentó un recurso de amparo para que la Justicia impida el ingreso de docentes voluntarios a las escuelas bonaerenses. «Vidal no puede garantizar la educación pública y pone en riesgo a nuestros hijos e hijas convocando a extraños a estar con ellos en espacios no adecuados para dar clases. El amparo busca proteger los derechos y la integridad de los pibes», expresó la legisladora al diario Ambito Financiero y sumó: “De ningún modo un grupo de voluntarios desconocidos puede tener en sus manos la educación y contención de los chicos y chicas». Y por si hiciera falta recordarlo en ese amparo alertó que “la tarea docente es una actividad profesional que se realiza por personas no solo formadas y capacitadas para ello sino que lo hacen en el marco de las reglas y normas de las instituciones educativas. Vidal desmerece esta actividad al pretender resolver ‘el problema del paro’ con personas desconocidas, que ocupen el tiempo de nuestros niños sin ningún tipo de control, supervisión ni marco institucional”.

La campaña de los voluntarios no prosperó. Fue un papelón más para que Vidal anote en su pobre currículum de política. En todo caso sirvió para dejar en evidencia una vez más la real desconsideración que el gobierno de Cambiemos tiene hacia la docencia argentina y la educación pública.

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