Rosario a finales de los 90 y principios de los 2000, gestaba varias movidas artísticas y políticas que no tenían eco en los grandes medios pero sí en este periódico, recuerda y valora Virginia Giacosa, ex integrante eslaboniana por aquellos tiempos en la sección Contrapunto.

Por la Redacción (*)

Virginia Giacosa es comunicadora e integrante del colectivo Ni Una Menos Rosario. Pasó para varias redacciones periodísticas, entre ellas las de El Ciudadano, Notiexpres y Rosario 3. Hoy, es una de las Juana en el Arco, el programa que se emite los viernes a las 20, por radio Universidad, además de ser coeditora de la Revista Rea (en la web) y colaboradora de La Capital. Pero en su trayectoria hay un lugar especial, en su corazón y su memoria: allá por finales de los 90 y principios de los 2000, participó del entonces incipiente proyecto periodístico autogestivo de El Eslabón. En el marco de las notas por los 20 años de su primer número, recuerda los inicios de la sección Contrapunto, que comenzó a ganar cada vez más espacio ya que le daba lugar a las movidas culturales que surgían a borbotones y que por entonces los grandes medios no valoraban. Por eso, la periodista y activista aprecia el “espíritu contracultural” que tuvo desde un principio este medio.

“Eran los años 90, el menemismo, la reforma educativa, y tiempos de cursar una carrera como Comunicación Social (en la UNR) donde gran parte quería triunfar en televisión, o ser locutores «más formados»”, recuerda con acidez Giacosa y a la vez agrega que si la búsqueda era distinta “no había donde encajar”.

“Por suerte aparecían espacios con compañeros y compañeras más ligados a la militancia con los que podías dar ciertos debates acerca de la política de los medios de comunicación y del rol social del comunicador”, rescata.

En este sentido, menciona el rol de la agrupación universitaria Santiago Pampillón por la que “orbitaban” muchos de los que luego serían parte de este periódico. También rememora un proyecto surgido al calor de la militancia estudiantil llamado La Conjura que no tuvo continuidad, pero que sirvió de inicio de reuniones y discusiones apasionadas.

Ya con El Eslabón en circulación, cuenta: “Con una compañera de la carrera con la que ya hacíamos producción documental, Luciana Margherit, notamos que en la publicación no había un espacio para cultura, espectáculos, ocio, o lo que había era un espacio bastante modesto, acotado. Entonces, fuimos a proponerles hacer la cartelera de espectáculos”.
“De arranque se llamó «Espectáculos al paso» y hacíamos la tediosa carga de opciones gratuitas, a la gorra, a bajo precio, pero sobre todo las del abanico alternativo y autogestivo que en los 90 eran un montón”, evoca, y subraya: “Y no usábamos internet ¡Levantábamos toda la data en bici!”.

“Con los meses fuimos ganando espacio para hacer un recomendado, una pequeña reseña, perdida entre la grilla. Y más tarde, eso se convirtió en un suplemento de cultura y algo más llamado «Contrapunto». Recuerdo que además de nosotras estaban en ese espacio Ivana Romero, Susana Pérez Tort, Leandro Arteaga, Federico Pierce, Diego Colomba, entre otros”, enumera Giacosa, quien nombra además a Florencia Coll, a la que considera “una hermana”, “y a grandes compañeras de trabajo” como Vanina Cánepa y Vanina Lanati.

La fuerza del under
“El suplemento creció y creció. Con Luciana hicimos varias notas a cuatro manos firmadas en conjunto, como una entrevista a Omar Serra, que estrenaba con la Compañía Sabina Beher una versión de Esa mujer de Copi. Serra por esos años no era un personaje con prensa, era de lo más marginal y hasta un artista maldito como casi todos los poetas que representaba. Recuerdo que le hicimos una entrevista a Patricio Henríquez (documentalista chileno exiliado en Canadá que trajo a Rosario su trabajo sobre la dictadura de Pinochet). También junto a Leandro Arteaga mapeamos la difícil tarea de filmar en Rosario cuando no existía una presencia federal del Incaa, todos los fondos se repartían en Capital Federal, y acá no existía un apoyo a la industria independiente”, refiere la ex integrante de El Eslabón.

Entre otras notas que Giacosa trae a la memoria está “una entrevista al Culebrón Timbal, un proyecto cultural y de comunicación que pasó por la ciudad con un colectivo con el que venían recorriendo gran parte de América Latina”. “También le dimos lugar al Congreso de las Lenguas que fue algo así como el contra congreso pluricultural y lingüístico en el año en que en Rosario se realizó, nada más y nada menos, que el Congreso de la Lengua, organizado por la Real Academia Española”, agrega .
Además de la coberturas culturales subraya las investigaciones periodísticas que se publicaban, “que es cierto, en esos años, ningún medio de comunicación grande tomaba porque muchos de esos temas terminaban comprometiendo el entramado mediático de la ciudad y a las propias empresas”.

Foto: Paula Peña

Guerrilla Girls
“Una sorpresa que me llevé hace poco cuando abría una caja en mi última mudanza fue encontrar entre los papeles una nota muy pequeña de 2004 sobre el paso por Rosario de las Guerrilla Girls (el colectivo de actrices y activistas norteamericanas que desde 1985 hacen intervenciones feministas). Estuve en la conferencia que dieron, les pregunté de feminismo, activismo y humor. El espacio de la nota es de dos columnas, suena a poco. Por suerte los tiempos cambiaron y las pibas ganaron terreno y hoy existe una mirada feminista en las coberturas y un espacio específico de producción como la de Femimasa, pero lo cierto es que no creo que muchos otros medios de la ciudad hayan estado ahí para hablar de las Guerrilla Girls”, dice Giacosa con una sonrisa.

“Es por eso, que pienso que El Eslabón además de todo se posicionó con un espíritu contracultural. Los carnavales de la zona sur impulsados por el centro cultural La Grieta, las producciones del colectivo Planeta X, El ex Tigre recién recuperado por los trabajadores y una impronta cultural, el Galpón Okupa, los realizadores independientes, los artistas plásticos emergentes, todos eran parte de nuestra agenda, que era más la periferia cultural que la centralidad”, destaca la periodista, sobre su paso por El Eslabón.

(*) (Entrevista: Juan Pablo de la Vega- Edición: Ernesto Ávila)

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