Uno terminaba de escuchar a Dolina y tenía que decidirse si seguir escuchando la radio o mirar la televisión. Mirar la televisión, por ahí llevaba un cierto peligro, sobre todo en el volumen, porque por ahí aparecía una película de tiros y me pegaba el sobresalto más que nada porque yo estaba cuidando a mi vieja. Entonces me decidí a seguir escuchando la radio capaz porque quizás era más parejito el volumen.
Y no me equivoqué porque apareció ‘Noche tras noche’. Al principio me parecía mucho para mí; hablaban de poesía, pelaban autores grosos y todos los que intervenían eran eruditos en el tema pero me gustaba. Y apareció la voz de un tipo leyendo poesía y al toque me sentí identificado. Citaban a Borges, a la Pizarnik, a Julio Cortázar, a Vallejos, al portugués Pessoa.
Y vuelvo a esa voz tan contundente, esa voz que interpretaba y me arriesgué. En un momento tiraron una consigna y llamé por teléfono y me mandé una poesía y como a mí me gustaba ser medio chistoso, la destruí al toque. La destruí en los últimos cinco segundos y eso aparentemente cayó bien. A mí me divertía pero no sé si a los demás les pasaba lo mismo. Yo lo hacía por respeto ¿no? Porque no iba a tomar un cuento de Borges o una poesía de Cortázar o de Galeano y la iba a destruir. No soy tan caradura, pensé.
Y así pasaron varios días, varias semanas, varios meses y a las 5 menos cuarto pasaban mi llamado y todos se reían y festejaban mi ocurrencia y la interpretaba el conductor del programa. Yo estaba inflado de orgullo pero además agradecido por ese programa y por otros tantos que vinieron después porque me hacían leer escuchando. Ese fue usted Tom; con su `Noche tras noche`. Me volvía loco, era casi adictivo. Pasaba todas las noches escuchando, aprendiendo y haciendo esas pequeñas intervenciones estrafalarias.
Hoy cuando lo extraño busco en youtube y lo escucho de nuevo y parece que estuviera al lado mío, parece que estuviera saliendo de la radio y vuelve toda esa literatura tan rica, tan oportuna. Todos esos libros que uno no ha leído y quizás no lea jamás; pero ¿sabe qué Tom? lo promociono. Lo menos que puedo hacer es promocionarlo. Sé que hoy usted cumpleaños, por lo menos está así en internet, y por eso en este mes de octubre de convulsiones sociales, internas y personales le quiero agradecer por todo, por tanto y porque al final el volumen era parejito. Lo que no era parejito y saltaba para arriba fueron esas poesías que usted leyó noche tras noche. Un abrazo Tom, un abrazo.
Tom Lupo condujo Noche tras noche (Radio Nacional), El loco de la Colina (Radio Uno) y Taxi (Radio Provincia). Oriundo de Charata, Chaco, se instaló en Buenos Aires y fue el primer movilero de rock, a través del ciclo radial Submarino Amarillo, en el que tenía la columna Tom Lupo Show. Desde allí difundió los primeros pasos de grupos que hicieron historia: Sumo, Soda Stéreo, Redondos, Ratones Paranoicos, Fabulosos Cadillacs, entre otros. Siempre se destacó por su amor a la cultura y a la identidad nacional y se sigue definiendo como un obrero, un “hijo putativo del lenguaje”.
Desde La Masa lo abrazamos en este momento difícil que atraviesa.
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Yo_Ni_Dominguez
23/04/2020 en 23:47
Hola, Hilo Negro! Qué placer leerte. Hoy en el día del libro estuve recordando a Tom y preguntándome cómo andará, no sé nada de él. Fue muy grato encontrar en tus palabras un sentimiento hermano. Un abrazo y viva la radio y la poesía.