Voy a usar el espacio que me brindan en este ignoto pasquín para reseñar Imaginario Popular, el último disco de Matilda, con otro objetivo, el de convencer a los pocos que faltan: les pido por favor que vayan a un show de Matilda, no sean salames. Yo fui hace poco a uno en el Galpón de la Música y estaba lleno, repleto. El recital fue impecable en todo sentido y el público parecía disfrutarlo, pero sólo leí una crónica que está muy bien escrita por Gonzalo Luján, en la página de Planeta Cabezón. Si hay alguna otra por ahí, me avisan (aconti1973@gmail.com). Había algunos periodistas pero se ve que se estaban guardando para escribir sobre un festival Manguera, Bandera, algo así.  

En fin, les cuento cómo es: bastante parecido a cualquier recital de una banda de esas que se presentan en el casino y promocionan con chivos poco sutiles en las radios y en los noticieros del 5 y el 3, en que bailás, cantás las canciones y te divertís como loco. La diferencia es que en lugar de cantar “su meneo me la deja al palo/Y le doy con mi hacha hasta que caiga”, te toca corear cosas como “nadie nos dicta, nadie nos obliga/No rijas tu vida por un manual/Persigue la risa, evitá las espinas/ Construye tu propia libertad”. O mejor esto: “En un mar de imperfección/Nadaremos con pasión/Vamos a hacer del error/Nuestro aliado sin rencor”.

Sí, no hay drama, llámenme snob, aburrido o gorila, pero yo prefiero agitarla con esto último que con lo primero. No sólo me identifico más, sino que cuando bailo y canto con Matilda estoy danzando con una ética y con una estética de 18 años de trayectoria y seis trabajos editados. Estoy haciendo el Checho dance (gugleen) con la autogestión y la construcción colectiva, con las decenas (cientos?) de discos producidos por Ignacio Molinos, la mitad silenciosa del mejor dúo de tecnopop constructivista de la historia, y con el repertorio completo e inabarcable de canciones escritas por Juan Manuel Godoy, la mitad elocuente y danzarina.    

Ojo, yo no estoy diciendo que no bailen y se diviertan con lo otro. No me gusta juzgar. Lo que pido es sencillo: yo se las remo siempre, te hago el pasito del robot en la pista y hasta te grito: “Ella se agita, toda la noche mueve la cinturita/Y pa colmo usa pollera cortita/Y el meneo la levanta todita”. Lo único que me gustaría es que me lo retribuyas una vez, que hagas la prueba. Matilda toca re seguido, a veces gratis, pero seguro que no pagás más de 300 pesos, exagerando. Es una fiesta, nuestra fiesta, y te estoy invitando, la vas a pasar bien posta y cada vez somos más.

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