La performance del Frente de Todos resultó excepcional, a la altura de las mejores elecciones del peronismo. Pasa que el macrismo también concretó una gran elección: absorbió todo el rechazo a lo que encarna –o se piensa que encarna- la fórmula Alberto Fernández – Cristina Kirchner.

Las PASO fueron empleadas para el voto de conciencia. Las realizadas ayer, como segunda vuelta. Allí se enfiló el sufragio práctico, “útil”. Todo ello, más el limado de algunos puntos que entrarán en análisis a partir de ahora según denuncia de Peñafort, derivó en el resultado conocido.

Un país partido, no encuentra puentes que atenúen el abismo que separa el espacio nacional popular del borroso liberalismo antipopular. Si bien no es extraño a nuestra historia, llama la atención, claro, el volumen que sigue aquilatando la zona que por ahora lidera Mauricio Macri.

Allí hay una importante cantidad de personas que priorizan creencias más o menos infundadas por sobre sus propios intereses. La educación, los medios y la identidad social de pertenencia que ambienta su derredor parecen ser algunos factores muy sólidos y difíciles de horadar.

Arranca un tramo corto hacia diciembre. Y a partir de allí, grandes desafíos para el mediano plazo. Atenti porque la densidad de los mismos puede invertirse: pensamos que el peronismo en el gobierno podrá resolver las dificultades económicas heredadas. Será difícil, pero hay una serie de elementos básicos que conoce y adoptará.

Podemos prever una baja en las tasas de interés, una mejoría paulatina del poder adquisitivo, la adecuación del tipo de cambio combinada con aranceles precisos para proteger producción local y así, una módica recuperación de la capacidad recaudatoria del Estado y una recomposición de las entidades crediticias del mismo.

En cambio, la dramática nebulosa en que vive una parte de la población, apuntalada por mitos instalados en su cotidianeidad y realimentados a diario desde las usinas “informativas” será más difícil de disipar que una deuda externa voluminosa. No estamos devaluando los desafíos productivos; estamos precisando el nivel de distorsión conceptual.

Hay herramientas para encarar esa tarea. Trabajadores de la educación, medios públicos, medios populares, movimiento obrero organizado, movimiento social. Hay herramientas. Sobre todo si se cuenta con la dirección estructural nacional de las áreas formativa y comunicacional.

Quién sabe si la conducción política del proceso lo percibe con nitidez, pero aunque no lo crea, lo padecerá. A la primera de cambio que consiga un logro en el rubro económico social, será acusado de populista y deshonesto. Varios de los mismos beneficiarios volverán a repetir consignas radiales y televisivas sin sentido.

Esas consignas, de fuerte calce, se visualizaron con nitidez durante los “debates” en Santa Fe y Buenos Aires, cuando los tres candidatos liberales lanzaron –con éxito a modo de embudo en beneficio del actual presidente- todos los lugares comunes antisociales. Esas frases, que una parte de nuestra gente evalúa entre agravio y tontería, alcanzaron extraña repercusión.

Esta victoria es importante. Se logró con movilización fuerte, masiva y persistente; con comprensión de la trascendencia de la unidad. No sin víctimas, pero con menos de las que podían imaginarse en un cuadro recesivo profundo y con autoridades proclives al uso de la represión.

El logro es parte del saber histórico de esa región del pueblo argentino que propuso una modificación en la cúspide del Estado. Cabe reconocerlo, saludarlo y por eso, enfilarlo hacia la resolución de los retos señalados. Los argentinos que anhelan poner de pie este país cargan con un lastre importante: sus propios vecinos.

Carece de sentido ignorar esa realidad. También, intentar calar el núcleo duro antinacional y antipopular. Pero es imprescindible pensar seriamente cómo limitar su capacidad de expansión y trabajar seriamente para disipar esa bruma que opaca el razonar de sus alrededores.

Por ahí, por ahí, andaba Garay.

*Artículo publicado en La Señal Medios. Gabriel Fernández es Director La Señal Medios / y el Área Periodística Radio Gráfica. 

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